-¿Quiénes van a ser los beneficiarios de las tablets?
-Jubilados que ganen menos de 24.416 pesos uruguayos, sin importar a qué caja pertenezcan. Estimamos que se trata de entre 350.000 y 400.000 personas.
-¿Por qué una tablet a cada jubilado?
-Vivimos en una sociedad que por medio del Plan Ceibal y de otras herramientas se hizo extremadamente digital. En 2013, en los hogares uruguayos, 75% de las personas tenía acceso a tecnología. Si observamos los percentiles más altos y más bajos, en el 20% más bajo ese número está en el entorno de 75% y en el 20% más alto está en el entorno de 85%. Obviamente en los hogares de menos ingresos muchas personas recibieron la tecnología por el Plan Ceibal, pero uno puede decir que casi no hay brecha digital. Hoy en casi todos los hogares uruguayos hay una computadora. Pero cuando uno hace este mismo análisis en la tercera edad, la relación es de más de tres a uno. En el percentil más alto hay tres veces y medio más acceso a la tecnología que en el más bajo. La brecha digital es brutal. Estamos hablando de personas de 65 años para arriba. El segundo dato de la realidad es que estamos yendo a un mundo digital y el presidente se comprometió a que todos los trámites se van a poder realizar mediante internet. Hay muchísimas cosas que hoy se pueden hacer por esa vía. Entonces estamos resolviendo las cosas para los más jóvenes, pero para los más viejos no. Hay poblaciones importantes que tienen que tener el mismo acceso que las demás, y en la que más esfuerzo hay que hacer es en la de los adultos mayores, que son los que trabajaron, los que generaron este país y su riqueza. ¿Por qué hay que ir a hacer un trámite para un adulto mayor si le podemos facilitar un mecanismo digital? Y a todos aquellos que dicen que los adultos mayores no lo van a saber usar, me animo a decirles que sí van a poder. Mi madre tiene 89 años y usa tres cosas de la computadora: Skype para hablar con su hijo que vive en el exterior y con sus nietos y bisnietos, el correo electrónico y Netflix, y le cambió la vida poder mirar películas de tarde, cuando no puede salir. Tenemos que focalizarnos en tablets que sean fáciles de usar y que estén integradas a una cantidad de actividades que tiene el adulto mayor. Hay más de 100.000 adultos mayores que viven solos. ¿Por qué no podemos darles una herramienta que les permita integrarse, sentirse mejores, mejorar su autoestima? Obviamente, va a haber algún rechazo, pero les garantizo que con el correr del tiempo la cantidad de gente que va a disfrutar su tablet va a ser mucho mayor que la que no la va a usar.
-¿Está decidido cuál va a ser el modelo, los detalles técnicos, el software?
-Estamos terminando el pliego de la licitación. En lo formal también estamos esperando el decreto presidencial que nos habilite. Ya tenemos los pliegos de condiciones para el hardware y el software juntos. Nos entusiasma la idea de una tablet de 8 pulgadas como mínimo, un poco más grande que las que se entregaron a los niños. Seguramente tenga otros atributos técnicos. Estamos haciendo una licitación para un software, de tal manera que la tablet arranque con un programa específico para jubilados y que después, si el adulto mayor quiere, use una tablet común y corriente. No queremos que la primera interfaz de la tablet sean 14.000 opciones. Ese software existe y ya tenemos un prototipo.
-¿De qué plazos estamos hablando?
-Este año esperamos entregar una cantidad importante, entre 30.000 y 40.000. Pero lo más importante de este año es aprender, porque estamos haciendo una cosa que no existe en el mundo. Tenemos que coordinar con el Banco de Previsión Social [BPS] el tema de la capacitación. La idea original es que este año, mediante las asociaciones de jubilados, se brinde una capacitación de dos horas, y al final el jubilado se lleve la tablet. Eso va a requerir hacer focus groups para seleccionar qué cosas de las disponibles son las más importantes para ellos, porque van a ser los usuarios finales y tenemos que aprender cómo van a usar internet. Aún estamos discutiendo el concepto de lo que se llamo “botón de pánico” y que nosotros llamamos “botón de respuesta inmediata”. Eso implica distintas acciones para distintas situaciones. No es lo mismo si una persona necesita algo de salud que si necesita hablar por teléfono con alguien, y hay que contemplar todos los casos. Por ejemplo, capaz que el botón de respuesta de la tablet de un jubilado lleva a que le suene el celular a su hijo, o puede ser que lo atienda alguien en un call center y le pregunte qué necesita. La idea no es que va a llamar al 911 y enseguida viene el patrullero. El concepto es que si la persona necesita algo haya alguien que la atienda. Pero son todos temas que va a haber que aprender y corregir. Aunque nos apuremos, antes de setiembre no vamos a tener las tablets, y es mucho más importante entregar bien que apurarnos a entregar y después correr a atender a 40.000 personas.
-¿Cómo se va a resolver el problema de la conectividad para esa población? ¿Cuál es el costo de los equipos?
-El jubilado en su hogar va a acceder al servicio Universal Hogares de Antel, que tiene una capacidad de conectividad gratuita por mes. Los hogares que no cuentan con ese servicio lo tramitarán. Estamos analizando muchas otras opciones tecnológicas, pero lo básico es que van a tener internet, una parte gratuita por mes, y el resto se va a poder cargar en una red de cobranza. Sería erróneo decir un precio cuando estamos llamando a licitación. Hoy pagamos entre 61 y 65 dólares por una tablet de 7 pulgadas. Las de los jubilados van a ser un poco más caras. Estamos terminando el presupuesto para pasárselo al Ministerio de Economía y Finanzas, pero no tiene mucho misterio: una parte del costo es la tablet, otra el soporte y otra la entrega. Hay una cantidad de jubilados que reciben a fin de año una canasta. Si el costo fuera de 120 dólares por jubilado, sería 3.000 pesos; si los dividimos en cuatro años, que es lo que va a llevar la entrega, son 1.000 pesos por año. Hay que desmitificar el tema del costo.
-¿En qué consiste ese software especial que portará la tablet?
-Se llama launcher. Cuando arrancás el equipo lo que ves en la pantalla es una interfaz armada para la población que está recibiendo el producto. Por ejemplo, va a haber un botón de “entretenimiento”: diarios de Uruguay, sudoku o solitario. Pero si mañana las mutualistas tienen un software que funcione en las tablets para pedir número para el médico, se va a poder usar para eso, o para que el Banco de Previsión Social te avise de las fechas de pago. Estamos en un mundo que sigue cambiando con la penetración de internet; lo que no se puede hacer es excluir. Hemos visto cómo una cantidad de poblaciones que se creía que no se iban a adaptar tan rápido lo hicieron. No sólo los niños, también los padres, los maestros. La gente va a aprender. Lo que hay que tener claro es que el público objetivo es distinto de otros, y por eso hay que facilitar la forma de aprender. Ése es el desafío. Este plan va a tener un efecto positivo muy grande en la inclusión, en facilitar las comunicaciones, en las relaciones familiares y en la interacción con los hijos y los nietos.