Invitado por la Cámara de Comercio e Industria Uruguaya-Alemana y el directorio del World Trade Center (WTC) Montevideo, Astori marcó como “un hito” la Ley de Promoción de Inversiones aprobada en 1998 con apoyo del Partido Colorado, el Partido Nacional y el Frente Amplio, y como “puntos altos” mencionó los dos decretos que modificaron sus exigencias en 2007 y 2012.

“Un país para vivir” decía la diapositiva en la que Astori se detuvo para explicar que al día de hoy la política de atracción de inversiones “ya no busca sólo la radicación de la inversión propiamente dicha, sino también la del inversor”, justificando esta inmigración como “fundamental para que los resultados obtengan su máxima expresión”.

Teniendo en cuenta los “años complicados” por delante, el ministro priorizó como desafío “seguir transformando la estructura productiva”, siendo que “lo peor que le puede pasar a un país ‘chico’ es no tener opciones, no tener más de un camino para elegir”. En este sentido, también consideró que, como economía pequeña, más que a la cantidad habría que apostar a la calidad, por lo que las políticas de los próximos años apuntarán a la excelencia, innovación, eficiencia, productividad y competitividad: “Ésa es la cadena que hay que apoyar y promover” y “tratar no sólo de que no haya esfuerzos separados al respecto, sino un tratamiento transversal”, afirmó.

En otro orden, reconoció las “grandes deficiencias” en el potencial físico nacional, que el gobierno se propone incrementar y mejorar a lo largo de esta administración. Para Astori, la recuperación del ferrocarril “es una meta que debe concretarse en este período”. En cuanto al eventual puerto de aguas profundas fue más moderado: afirmó que “tendrá que seguir estando en la consideración del país”. Pero por sobre todo imploró por una utilización -“ojalá intensa”- del régimen de participación público-privada para llevar a cabo estos proyectos, ante lo que se comprometió, en caso de ser necesario, a revisar el estatuto jurídico de la herramienta (la Ley 18.786 de 2011) “y mejorarlo para que tenga la utilidad que nosotros estamos seguros que puede tener”.

No se olvidó del “gran desafío” que implica la educación, al que se aproximó con un enfoque distinto a otros discursos, proponiendo “aprender a vivir la vida de otra manera, a convivir reconociendo nuestras diferencias y la diversidad, aceptarla, desarrollar nuestra autoestima colectiva, tener confianza en el futuro del país”, algo que, consideró, “tiene mucho que ver con la educación y el desarrollo del conocimiento”.

Pasan los años

“Un empresario no puede esperar 20 años a que se firme un acuerdo, los tiempos de la economía real son otros”, reclamó en sus palabras de bienvenida el presidente de la Cámara de Comercio e Industria Uruguaya-Alemana, Paul Riezler, quien apuntó duro contra el Mercosur y la demora que éste ha tenido para la concreción del acuerdo de libre comercio con la Unión Europea.

Astori señaló que el bloque atraviesa “su peor momento” desde su creación, en 1991, pero descartó la exclusión del país: “Uruguay no puede ignorar a la región de la que forma parte de manera natural y seguirá formando parte durante toda su existencia”, y remarcó que “creer que podemos tener una política exterior que no contemple a la región” es “un profundo error”. Sin embargo, relativizó su participación, considerando que el Mercosur “nunca podrá ser la estación terminal de la integración del país, sino su plataforma de lanzamiento”.

Respecto del tratado, señaló que “a pesar de los 20 años de lucha” es el proyecto del bloque que “está relativamente más cerca” de su concreción, por lo que la aspiración es a que ésta se dé “lo antes posible”. “Lo que el Mercosur está necesitando es un gran acuerdo fuera” que le permita “a este proyecto de integración, con tantos problemas, empezar a encararlos con resultados positivos”, concluyó.