Cientos de bicicletas se movieron ayer desde la Plaza Independencia al Parque Batlle. Formaban un pelotón de más de dos cuadras, integrado por personas de todas las edades y bicicletas de todo tipo. Eso motivó a las personas que siguieron el acontecimiento desde las veredas y balcones a tomar fotos, y que algunos más osados se animaran a aplaudir. El sábado hubo una caravana similar desde el Obelisco hasta la Plaza Liber Seregni; allí el sábado y ayer en Parque Batlle se realizó el Primer Festival Internacional de Música en Bici (FIM Bici), en el que toda la música sonó gracias al pedaleo. Fue organizado por la Intendencia de Montevideo (IM) y la organización FIM Bici. Uno de sus gestores, Alejandro Seijas, explicó a la diaria que “la idea fue hacer un festival de música con energía a pedal en su amplificación, entendiendo que para la cultura de la bicicleta hacen falta un montón de cosas, entre ellas generar el espacio de intercambio y vernos en conjunto siendo ciclistas o ciudadanos, todos reunidos”. Seijas expresó que el uso de la bicicleta ha crecido en la ciudad y que eso exige compartir el espacio; mencionó que los errores cometidos en el tránsito por ciclistas, automovilistas y peatones provocan cierta distancia, puntualizando que estos encuentros permiten derribar esos estigmas.

El último tramo de la bicicleteada fue encabezado por un escenario móvil: dos bicicletas con dos chatas en las que iban los músicos del Cuarteto del Amor. Una de las bicicletas tenía el sistema de amplificación: “El movimiento de la rueda es transmitido a un alternador que produce una corriente trifásica que entra en un cargador diseñado en la Facultad de Ingeniería, y ese cargador alimenta la batería que usan los amplificadores”, detalló Ernesto Musetti, colaborador técnico del festival. El escenario fijo también funcionaba pedaleando a través de los equipos de Efecto Pedal (que hacen Efecto Cine), un sistema compuesto por 20 bicicletas que generan la energía eléctrica para la amplificación de música.

La secretarías de Discapacidad y de Deporte de la IM pusieron a disposición el sábado sillas de ruedas para jugar a las bochas y al básquetbol. Ayer se dispuso de bicicletas adaptadas para que pedaleen personas con discapacidades (triciclos, dobles y otras que se propulsan con las manos). Estaban también los colectivos como Liberá Tu Bici, que le entrega una bicicleta a quienes no tienen plata y con el dinero que se ahorran por no pagar ómnibus pueden comprarse una bicicleta y devolver la que le prestaron. Así han entregado más de 100. Otro colectivo, Te Cuido la Chiva, desplega estructuras para estacionar las bicicletas en espectáculos y recitales.

Bicicleta y Universidad

Ése es el nombre de la segunda jornada de intercambio académico que organiza Unibici, un programa de la Universidad de la República para incentivar el uso de la bicicleta. Se desarrollará desde hoy hasta el miércoles en el edificio polifuncional José Luis Massera. Se presentarán trabajos de investigación de estudiantes sobre bicicletas y arquitectura, discapacidad y salud.

Referentes internacionales expondrán sus experiencias, como la de la provincia de San Luis, que entrega una bicicleta a cada liceal y universitario para su desplazamiento, o la promoción del uso de la bicicleta en Colombia y Sevilla. Hay referentes del colectivo Macleta, Mujeres Arriba de la Cleta, de Santiago de Chile, que se formó para minimizar las diferencias de género, que hacían que en 2006 la enorme mayoría de los ciclistas fueran varones. También estaba ayer y participará en las jornadas Muyami Yambi, un ugandés promotor de una organización sin fines de lucro, Bicycles Against Poverty, que hace campaña en Estados Unidos, donde reside, para juntar dinero y ayudar a ugandeses a tener su bicicleta. De niño, Yambi vivía en una aldea y pudo curarse de la malaria gracias a un vecino que lo llevaba en bicicleta al hospital. La mayoría de los ugandeses no pueden comprar una bicicleta, que les permitiría el acceso a la salud, la educación y a vender sus propias producciones agrícolas a un mejor precio, contó Yambi a la diaria.