El naufragio de una embarcación que transportaba a varios centenares de personas de origen africano que pretendían ingresar a Europa por medio de las costas italianas, encendió todas las alarmas en Bruselas. “Tenemos que actuar de inmediato y tomar esta tragedia como un llamado de atención, para que este tipo de cosas no vuelva a ocurrir durante los próximos dos meses, o hasta que Estado Islámico realice alguna ejecución sanguinaria que acapare los titulares de los medios”, aseguró el presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz.
Pero entre las autoridades de la Unión Europea existe “escepticismo” acerca de una posible solución al incremento permanente de personas que se embarcan en condiciones extremadamente precarias y ponen en riesgo sus vidas para llegar a Europa. “Por más que patrullemos el Mediterráneo las 24 horas, la cantidad de gente que se embarca en dirección a Europa va a seguir creciendo, ya que los problemas de fondo se mantienen. La situación en los cementerios del norte de África es terrible. Las instalaciones están en muy mal estado, los restos de las personas está todos desordenados, y para los familiares es prácticamente imposible encontrar la tumba de sus seres queridos para poner un ramo de flores. En estas condiciones, no es raro que la gente esté dispuesta a cruzar el Mediterráneo para lograr ser enterrada en condiciones dignas en algún cementerio europeo”, aseguró un eurodiputado.
Algunos dirigentes de la derecha europea consideran que es “contraproducente” seguir aceptando cadáveres recuperados en el Mediterráneo, ya que eso “estimula a las personas a seguir intentando morirse en aguas europeas”. “La única solución verdaderamente humanitaria para este problema es convencer a los africanos de que ni siquiera muriéndose van a conseguir que se respeten sus derechos humanos más básicos”, aseguró un diputado del italiano Pollo della Libertá.