Las reivindicaciones laborales siguen creciendo en raíces. En el último año, con la Ley de Responsabilidad Penal del Empleador como primer antecedente, se puso sobre la mesa el debate de la salud y la seguridad laboral, una rama de las demandas de los trabajadores que todavía no estaba lo suficientemente madura para dar frutos. Ayer, el Secretariado Ejecutivo del PIT-CNT abrió, mediante una mesa de debate, el camino hacia un proyecto de ley que regule el trabajo en régimen de turnos, advirtiendo que este tipo de organización laboral -sea integral o rotativa- “genera numerosos efectos negativos sobre la salud” de la fuerza laboral.
El trabajo en turnos integrales implica cubrir íntegramente las 24 horas, los siete días de la semana a lo largo del año, con equipos de trabajadores que se rotan para realizar la misma tarea. En este caso, los horarios y días de trabajo varían respecto de un ciclo predeterminado -por ejemplo, mañana, tarde, noche-, pero cuando éstos son rotativos, los trabajadores deben brindar sus servicios en horarios diferentes cada determinado período de días o de semanas, pudiendo variar también los días de descanso.
Desde el PIT-CNT advierten que la regulación en Uruguay sobre este tema es “bastante precaria”: “No existe reglamentación respecto del sistema de turnos”, tan sólo una “compensación jubilatoria”, pero esto “no soluciona el problema, porque incluso adelantando la edad de retiro, a esas alturas el daño ya está hecho”.
Los efectos de trabajar en turnos repercuten a nivel social, psicológico y físico, explicó el decano de la Facultad de Medicina y especialista en el tema, Fernando Tomasina. “El insomnio, la fatiga, ansiedad, disfunciones gastrointestinales, irritabilidad, se manifiestan desde el comienzo del régimen”, generando “la interrupción del ciclo circadiano o biológico” y produciendo “un elevado nivel de estrés”. Su colega Freddy Spontón sostuvo además que “la intolerancia a los turnos se va haciendo cada vez más tortuosa para el trabajador”, que a los 50 años se encuentra “casi imposibilitado” de mantener el régimen laboral.
A seguir
En Uruguay, entre 70.000 y 100.000 trabajadores realizan algún tipo de trabajo en turnos, mientras que alrededor de 15.000 realizan turnos integrales -principalmente, en el sector de los servicios y en la industria-. Estas estimaciones son “primarias” y se hicieron en base a datos del Banco de Previsión Social, pero esperan como “indispensable” un análisis “profundo y detallado” de la cantidad de trabajadores involucrados y sus condiciones de trabajo.
Impulsada por trabajadores de la Federación ANCAP, la Comisión Turnantes de la gremial presentó una guía para el proyecto de ley que establece que la jornada “no podrá superar las 36 horas semanales”. Un “ejemplo exitoso” es el de Brasil, que “expresa que la duración máxima semanal será de 33,6 horas” y “deja abierto a la situación particular de cada empresa y sindicato la forma en que se implemente”. La carga máxima semanal ocurre en España, con 40 horas semanales.
Otro artículo del prototipo advierte que “las horas extra deberán realizarse sólo por imprevistos o situaciones especiales”, a lo que Spontón sumó la necesidad de dar “libertad a los trabajadores para que entre compañeros se faciliten el cambio de turnos”. Además, propone la creación de policlínicas para la atención de los trabajadores y la “alimentación acorde durante las 24 horas en el lugar de trabajo”, así como “un plan de alimentación y ejercitación específico”.
El diputado comunista Óscar Andrade se refirió a la “dificultad de instaurar estos temas en el diálogo” cuando a veces, en el corto plazo, los propios trabajadores “piensan más en el sueldo que en la vida”, al menos hasta que una se pierde.
Por su parte, el director de ANCAP Juan Gómez reconoció que “en la industria a veces no hay posibilidad de organizar el trabajo de otra manera”, por lo que comprometió a la estatal a “trabajar en el tema” de forma de “realizar un diagnóstico para poder seguir con el diálogo”.