20 años no es nada, versaba un viejo tango. Pero puede que no sea tan así. A Hablan Por La Espalda -próximo a cumplir sus primeros 20 años de vida- le han alcanzado para variar e incidir en géneros tan distantes como el hardcore, el stoner rock, el post hardcore a lo Fugazzi, el candombe canción o el rock psicodélico, siempre desde un lugar muy propio: así sea en letras de protesta como las de sus primeros años -allá por mediados de los 90- como en el paso a la mística y a la imaginería tradicional asociada al Umbanda de su Macumba, o la simple pero efectiva invitación al movimiento tan asociada con el candombe.

Muchas veces se critica a algunas bandas o artistas por mantenerse a lo largo de toda su carrera dentro de un estilo, sin animarse a buscar nuevos caminos, a abrir la burbuja hacia lugares que no sean su zona de confort. Esto no es algo necesario, ya que aferrarse a un estilo y perfeccionarlo hasta el límite es un camino igual de válido. Tal vez no tan arriesgado, pero aceptable. Lo meritorio de abrirse y buscar nuevos caminos viene más desde lo colectivo que desde lo individual: es abrir un camino que, con sus aciertos y errores, permita circular y profundizar a generaciones futuras. Arriesgarse a abrir la cancha, aunque a veces el pase no caiga en el pecho del puntero, es algo siempre destacable. Con respecto a esto, es difícil reconocer en la actualidad algo de aquel Hablan Por La Espalda adolescente. La curiosidad artística de la banda ha recorrido tantos caminos que poco queda de esos púberes violentos con ganas de hacer ruido. Quizás se deba a la impronta escénica que con los años han ido cultivando y madurando, o a la rabia inicial, ésa que hizo que durante años estuvieran vetados en varios escenarios de la escena. Pero no. Los años pasan y las emociones y el contexto se transforman y desdoblan: la moneda giró y Hablan Por La Espalda se ha convertido en una de las bandas más importantes del under uruguayo. Ahora los escenarios los esperan con los brazos abiertos y se pelean por tenerlos sobre sus tablas. Y si bien es difícil ver algo que se mantenga dentro de su tradición, eso podría ser la sangre. La sangre se mantiene vieja e impoluta, incluso cuando late con un nuevo ritmo.

Macumba había marcado un camino para la banda, un giro total de sonido en busca de nuevos senderos fuera de su zona de confort, con ritmos ya no tan cuadrados y en clave de candombe. Era un disco extraño de encarar para una banda acostumbrada a otros estilos. Y así fue su grabación, extraña e inexperiente, visceral y virginal. Si bien ya traía varios discos en su espalda, nunca se había embarcado en un proyecto tan ambicioso. Así, Macumba recolectó muchos elogios -justamente por el intento y la búsqueda- pero quedó a medio camino de lo que podía lograr. Era un disco sobrecargado que por momentos caía en lo repetitivo y no terminaba de culminar. Las inseguridades se cubrían con muchas capas percusivas, que por momentos le jugaban en contra a las canciones. Es entonces que llega Sangre, el nuevo disco de Hablan Por La Espalda, en el que se muestran más maduros y confiados dentro del género e incluso se animan a ir un poco más allá. No sólo logran meter el pase en profundidad sino que le dejan la pelota en el pie al puntero para que defina.

Donde en su disco anterior había sobrecarga instrumental, en Sangre hay arreglos más cuidados, las percusiones son más discretas y por momentos casi imperceptibles. Esa delicadeza y esa apropiación estilística les dan -dentro de lo visceral- la ventaja de poder crear climas muy variados a lo largo del disco. Desde la excitación inicial, pasando por lo pegadizo, lo lisérgico, lo enérgico de los hits e incluso hasta a arriesgarse a ese territorio tan complejo como son las baladas. Ése es el margen de acción de Sangre, amplio, nuevo y suelto.

Tal vez haber entendido que no es necesario llenarse de arreglos percusivos y haber mantenido -por momentos- baterías más stoner o psicodélicas, sean uno de los puntos más altos del disco. Eso es parte de la confianza y apropiación de un estilo: entender que la reafirmación continua no es necesaria y a veces cansa. Si hay algo que caracteriza al conocimiento musical es saber manejar los silencios y la toma de decisiones. Ése es otro punto destacable de Sangre. Saber cuando las cosas deben callar. Los arreglos musicales por momentos nos llevan a la academia de The Doors, o a la elegancia de Tótem, solamente estallando cuando la canción lo pide. Incluso, por momentos, hay arpegios de guitarras con una gran influencia del sonido de los 80 de Peter Buck, guitarrista de R.E.M.

El disco, volviendo a las raíces de la banda, fue editado de manera independiente en coedición con sellos independientes de la región, y se puede escuchar en su totalidad en el bandcamp de la banda: hablanporlaespalda.bandcamp.com. 20 años después la sangre es la misma, pero la experiencia pesa y musicalmente estamos frente al disco mejor trabajado en la carrera de la banda. Sangre puede ser el responsable de que tras varias idas y vueltas Hablan Por La Espalda logre emerger del under. Habrá que esperar.