20 adolescentes infractores que permanecían en el Centro de Privación de Libertad (Ceprili) fueron trasladados a última hora del lunes al Centro de Ingreso, Estudio, Diagnóstico y Derivación (CIEDD) por decisión del directorio del Sistema de Responsabilidad Penal Adolescente (Sirpa), según informó ayer El Observador. El traslado se produjo diez días antes del cambio de autoridades en esa institución y una semana después de conocerse la evaluación que la Organización Mundial contra la Tortura (OMCT) hizo sobre las condiciones de encierro en estos centros.

En diálogo con la diaria, el presidente del Sirpa, Ruben Villaverde, explicó que el traslado de los jóvenes y el cierre del Ceprili estaban planificados “desde hacía bastante tiempo”, pero debieron esperar a que “uno de los lugares nuevos del CIEDD quedara pronto para hacer el movimiento” y que la cantidad de internos “fuera menor a la que tuvimos en otro momento”.

Cuando supieron que iban a ser trasladados, dos de los 20 jóvenes intentaron fugarse del centro. La representante de la OMCT, Carolina Barbara, dialogó hace dos semanas con algunos de los adolescentes privados de libertad en el CIEDD y contó a la diaria que ellos habían declarado “que las prácticas violentas son constantes” y que “preferían” estar en el Ceprili antes que en el CIEDD. “¿Conocés el Ceprili? -interpelaba la abogada- Es horrible. Que una persona prefiera estar allí significa que la situación del lugar donde está es terrible”.

El Mecanismo Nacional de Prevención de la Tortura (MNP), que depende de la Institución Nacional de Derechos Humanos (INDDHH), ha publicado informes sobre inspecciones efectuadas en ambos centros. El primero del Ceprili detalla que tenía diez celdas, con dos sectores de cinco celdas cada uno. Si bien cada una estaba construida para alojar a dos internos, con una cama cucheta de material, sanitario, lavamanos y una mesada, varios de estos espacios alojaban a entre tres y seis internos que “casi siempre salen de la celda una vez al día, por unos 30 o 45 minutos”.

“Cada celda tiene una ventana enrejada que permite el paso de la luz y cierta ventilación, pero se comprueba que dentro de las mismas el calor es intenso. [...] La puerta es de madera dura, a la derecha hay una abertura tipo pasa platos y un orificio por donde pasa una cuerda o similar que permite la descarga de agua del sanitario -continúa la descripción de la inspección fechada el 18 de diciembre de 2013-. Las canillas no funcionan en todas las celdas, en una de ellas estaban utilizando agua del inodoro para lavar la ropa”. “Se comprobó la existencia de cucarachas en las celdas”, detallaba la inspección, y agregaba que los adolescentes debían “tapar los sanitarios con botellas debido a la existencia de ratas en la red cloacal”.

En diciembre de 2013, 38 adolescentes permanecían encerrados en el Ceprili. Villaverde indicó que en los últimos meses “habíamos logrado llegar a una cifra más acorde al lugar (20), pero era un centro que, por más reformas que se planteara hacer, no tenía las condiciones de brindar un buen servicio. Por lo tanto, en cuanto pudiéramos lo íbamos a desafectar” para trasladarlos al CIEDD, inaugurado el 22 de abril del año pasado.

La OMCT evaluó que el CIEDD está “destruido”, algo que Villaverde juzgó “exagerado”: “El CIEDD es un centro nuevo. Circunstancialmente puede estar [rota] una reja, se rompe una cámara [de vigilancia], pero no hay problemas edilicios estructurales. Las paredes son de cemento. Se rompieron cosas, sí, pero se repararon. De ahí a que estén destruidos hay una distancia”.

El funcionario sostuvo que debieron “seguir utilizando los lugares que todo el mundo identificaba como ‘no apropiados’ porque hubo un crecimiento explosivo [de jóvenes procesados] el año anterior. Apenas empezamos a tener operativos los lugares nuevos y disminuyó la cantidad de internos, se pudieron ir desafectando los lugares no apropiados”.

Los adolescentes que estaban en el Ceprili se encuentran en el Centro de Permanencia, un lugar nuevo dentro del CIEDD. “En principio, los muchachos que se trasladaron estaban muy conformes con el lugar”, aseguró Villaverde. Desde el MNP, Mirtha Guianze detalló que “no hubo incidentes” en el traslado y que este cambio era una decisión que se esperaba desde hacía tiempo, porque el edificio del Ceprili estaba “en muy malas condiciones”, aunque destacó que allí “malos tratos no había”.

A pesar de ser uno de los centros más nuevos, el CIEDD ya cuenta con prontuario: en octubre pasado, Villaverde presentó una denuncia penal contra 12 funcionarios por cometer “una serie de irregularidades”, acusados de actos violentos hacia los internos. En setiembre la construcción presentaba “defectos”, como filtraciones, no se habían instalado los elementos de seguridad previstos y había basurales en los patios de los sectores. En noviembre, un cartel volvería emblemático este espacio: “TENEMO AMBRE JULIO”, decía la cartulina naranja escrita por los adolescentes, colocada frente a una de las cámaras de monitoreo. Este año cambió la dirección del Centro de Ingreso y Derivación que, para la titular de la INDDHH, “tiene más voluntad que la anterior, pero siguen faltando muchos insumos”.