Detrás del telón, en secreto, sin que los ciudadanos conozcan su contenido ni puedan opinar o decidir sobre él: ése es el marco en el cual la Unión Europea, Estados Unidos y 19 países más, entre los que se encuentra Uruguay, están negociando un Acuerdo de Liberalización del Comercio de Servicios (TISA, po su sigla en inglés). A pesar de su importancia y los intereses colosales que hay en juego, muy poco se ha dicho de las implicancias de este tratado al que Uruguay ingresó en diciembre de 2014: apenas se ha discutido públicamente sobre el “secretismo” con el que se ha manejado. El TISA, sin embargo, es una de las negociaciones comerciales más decisivas de los últimos años tras el fracaso de la Ronda de Doha. Los países hasta ahora incluidos representan un mercado de servicios de 1,6 billones de personas y un Producto Bruto Interno (PIB) acumulado de más de 50 trillones de dólares cerca de dos tercios de la economía mundial), con exportaciones en servicios de unos 3,6 trillones. Se trata, en resumen, de constituir un gigantesco mercado mundial -al que recientemente solicitó ingreso China, lo cual multiplicaría sus proporciones- regido por normas comunes. A diferencia de otros tratados, el TISA incluye la posibilidad de que los países incorporen “listas negras”, o sea, que nieguen la posibilidad de liberalizar algunas áreas.

A eso el ministro de Economía y Finanzas, Danilo Astori, hacía referencia ayer, cuando sostuvo: “El TISA es un tipo de encuentro muy especial, en el que los países tienen intereses ofensivos pero también defensivos”. Así lo explicó a la diaria el jefe del Departamento Comercial de la Cámara de Comercio y Servicios, Javier Peña: “Si usted tiene un sector estratégico que quiera preservar, nada va a impedir que lo haga”. Entre las áreas que Uruguay buscará custodiar se encuentran aquellas donde el Estado mantiene monopolios. En principio, tanto Astori como el vicecanciller José Luis Cancela salieron a aclarar que la posición del gobierno uruguayo es negociar. “No podemos dejar pasar esta gran oportunidad de avanzar por este camino”, sentenció el ministro. Luego, durante una disertación sobre la estrategia de inserción internacional de Uruguay, el número dos de Relaciones Exteriores dijo ayer que “no entrar al TISA es un lujo que no nos podemos dar”. Cancela recordó que los servicios alcanzaron 25% del valor de las exportaciones uruguayas y 11,6% del PIB, según datos del Banco Central. Sin embargo, Peña aclaró que el peso del sector servicios en la economía uruguaya alcanza 60%. En realidad, nadie sabe bien por qué, al decir de Peña, “la mayoría del comercio de servicios no pasa por las aduanas” sino que transita por zonas francas e incluso por el Far West digital, por medio de internet.

Por estos días, las tratativas se desarrollan en Ginebra, aunque “la negociación no se desarrolla en el marco de la OMC [Organización Mundial de Comercio]”, explicó a la diaria Francisco Pírez, el embajador uruguayo ante la organización. Desde el año pasado, tanto el PIT-CNT (que incluso se entrevistó con Pírez) como el empresariado vinculado a los servicios -“Estuvimos en conocimiento y es más: lo hemos impulsado, nos interesa que Uruguay sea parte porque no hay de qué preocuparse, no vamos a entregar la soberanía”, aseguró Peña- están al tanto del ingreso de Uruguay al TISA. Así lo aclaró el ex vicecanciller Luis Porto el 6 de abril ante la mesa política del Frente Amplio (FA), que también dijo desconocer la negociación que llevaba adelante la cancillería. Sin embargo, en su edición del 17 de julio de 2014 la diaria había publicado un artículo en el que el entonces ministro Luis Almagro explicaba la solicitud de ingreso de Uruguay, los senadores Enrique Rubio y Alberto Couriel se excusaban de opinar y Eduardo Lorier aseguraba confiar en Almagro.

Frente a la sorpresa generalizada de estos días, la mesa política del FA decidió adjuntar al acta de la reunión con Porto el artículo antes mencionado. Aunque, además de dejar en evidencia a quienes acusaron “secretismo”, la pregunta es más bien qué está dispuesto a tolerar Uruguay en la anunciada liberalización. Nunca es tarde para averiguarlo.

Tendencia

Astori realizó las declaraciones sobre el TISA durante la presentación del portal SmartTalent. uy, creado por Uruguay XXI con el fin de brindar oportunidades laborales a jóvenes que busquen exportar los servicios que se conocen como globales. Éstos incluyen las tecnologías de información y conocimiento (TIC) y los procesos de negocios -como logística, finanzas, gestiones de compras- y de investigación y conocimiento. Se trata, para Astori, del sector “más dinámico de la economía”, que “en los últimos años ha crecido mucho más que el de bienes”, dijo.

Este sector a su vez se caracteriza por dos cuestiones en cuanto al empleo que genera: es “de calidad” y no alcanza a cubrirse, es decir, no sólo cuenta con lo que se conoce como “pleno empleo” sino que además tiene un déficit de oferta.

La agenda pendiente para seguir desarrollando los servicios globales de exportación marca al menos tres prioridades. En primer lugar, adecuar los marcos institucionales mediante el gobierno electrónico y la apertura de datos, la regulación de la propiedad intelectual para defender los derechos patrimoniales de los proveedores de estos servicios, la simplificación de los sistemas tributarios y el ajuste de la legislación laboral actual al régimen de “proyectos”, en lo que Astori afirmó que está puesta la mirada del gobierno. En segundo lugar, en cuanto a la disponibilidad de recursos urge el desarrollo de un mercado de valores. En tercer lugar, en materia de infraestructura, se pretende impulsar los parques temáticos, como el de las Ciencias, para que las empresas que quieran instalarse aprovechen sus economías de escala.