El Centro de Estudiantes de Relaciones Internacionales de la Facultad de Derecho de la Universidad de la República logró ponerle un rostro a las negociaciones del Acuerdo de Liberalización del Comercio de Servicios (TISA, por su sigla en inglés). Brígida Scaffo, directora de Organismos Internacionales Económicos de la cancillería y cabeza de la delegación uruguaya en las negociaciones de ese acuerdo, compartió la misma mesa ayer en el Paraninfo de la Universidad con el docente agregado especializado en Economía Institucional Antonio Elías; con Javier Pena, representante de la Cámara Nacional de Comercio y Servicios; y con el sindicalista Marcelo Abdala.

Scaffo aclaró que asistía en nombre del canciller Rodolfo Nin Novoa y dijo que la transparencia “es muy buena para todos”. Aclaró que el acuerdo, si se llega a firmar, deberá pasar por el Parlamento. Dijo que Uruguay ingresó a las negociaciones del TISA ante el estancamiento de la ronda de Doha de la Organización Mundial de Comercio (OMC). Mencionó que la Comisión Interministerial para Asuntos de Comercio Exterior (Ciacex), que actualmente no está funcionando, en 2013 “analizó el tema y entendió que era importante” para el país formar parte de las negociaciones, teniendo en cuenta que el comercio de servicios representa 77% del Producto Interno Bruto de Uruguay y 79% del empleo. “Luego fue analizado a nivel político por los ministros que integraban la Ciacex. Después de aprobados en esos dos ámbitos, pasó al Consejo de Ministros, [el ex presidente José] Mujica pidió un tiempo para analizarlo, y en setiembre de 2013 solicitamos el ingreso”, indicó.

Explicó que recién en diciembre de 2014 se aprobó el ingreso al acuerdo, porque hasta ese momento Estados Unidos se oponía, ya que la solicitud de Uruguay fue casi simultánea a la de China, país que hasta hoy no fue aceptado en la ronda. “[China] solicitó ingresar y no le interesaba a los demás actores, porque el mercado de China es muy grande. Estados Unidos tiene problemas con China. [...] Uruguay pidió el ingreso junto con China, por eso Estados Unidos demoró tanto”, explicó.

Scaffo señaló que desde febrero de 2015, cuando se concretó el ingreso de Uruguay al TISA, hasta la semana pasada, cuando se participó en la segunda ronda de negociaciones, la cancillería analizó semanalmente, junto con los ministerios involucrados, las posibles ofertas y sectores sensibles.

Respecto de los textos de las negociaciones, Scaffo dijo que 80% de los contenidos no están consensuados. “Por ahora, las únicas partes de los acuerdos del TISA que están consensuadas son las que reflejan exactamente los acuerdos del GATT [Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio, por su sigla en inglés]”. Scaffo aseguró que los temas de salud, educación, seguridad y medioambiente no forman parte del acuerdo. Sin embargo, hay países, como Turquía, que han presentado propuestas en el área de la salud.

El gobierno espera presentar su lista de excepciones (que incluirá a los sectores que busca excluir de la negociación) en la próxima ronda del TISA, en julio. La directora afirmó que Estados Unidos y la Unión Europea hicieron una declaración en marzo, en la que dejaron fuera del acuerdo a todos los sectores monopólicos de su economía. “Todo lo que es monopolio no va a entrar en el TISA, y no se va a impedir al gobierno generar un monopolio si dejó a ese sector fuera [de la liberalización]”, aseguró. “Un acuerdo nunca nos puede atar para futuros cambios, porque los mercados cambian y nos pueden interesar unas u otras cosas. El compromiso del negociador es que el gobierno tenga las manos libres para legislar”, agregó. Informó que al gobierno le interesa “generar oportunidades en áreas nuevas como logística, turismo y tecnología digital”, y enfatizó que “el país no va a comprometer nada hasta que no haya la voluntad política de comprometerse”.

A su turno, Elías destacó que la sociedad se enteró por la prensa y por páginas en internet de gobiernos extranjeros sobre el ingreso de Uruguay al TISA. Hizo notar que Bolivia, Ecuador, Venezuela, Argentina y Brasil, “aliados” de Uruguay, no están en el acuerdo, y que el país con esta decisión toma “un camino político distinto” a ellos. Puntualizó que si bien los servicios son centrales en la economía uruguaya, sólo 6% de las exportaciones son servicios globales, y 2% (la informática) tiene un interés estratégico para el país. Se preguntó cuál es la necesidad de adoptar compromisos importantes para el país con miras a promover “una mínima parte de nuestras exportaciones”. Señaló que el sector de las telecomunicaciones, por ejemplo, no es monopólico. “Si vamos a defender los monopolios defendemos casi nada”, advirtió. Remarcó la “contradicción permanente” que existe “entre la desregulación y la autonomía de los gobiernos para fijar sus políticas”. “El TISA no encuadra en los objetivos del programa del partido de gobierno, que niega terminantemente firmar estos acuerdos, y lo fundamenta”, porque “pone en riesgo las empresas públicas” e “impide proteger sectores relevantes”, sostuvo el docente.