La semana que viene, el PIT-CNT presentará un texto alternativo al proyecto de ley que el Poder Ejecutivo envió para introducir cambios en la forma de gravar el Impuesto a la Renta de las Personas Físicas (IRPF). La modificación que propone el gobierno no convence a la central de trabajadores, en la medida en que el proyecto no supone dejar de gravar los aguinaldos ni los salarios vacacionales, sino que éstos se contabilizarán aparte, sin acumularse con el salario original. Además, el PIT-CNT busca que el gobierno suba el mínimo no imponible de este tributo.

“El proyecto es un avance, pero queremos ir hacia una estructura tributaria vinculada a la equidad; por eso vamos a armar una propuesta [que enviarán al Parlamento]”, expresó el coordinador del PIT-CNT, Marcelo Abdala. Según dijo, la propuesta de la central consiste en que “el aguinaldo y el salario vacacional no se tomarán en cuenta para el IRPF, exceptuando los salarios vinculados a gerencias” y a ese tipo de áreas. La alternativa de los trabajadores será “rigurosa y fundamentada”, aseguró.

Ayer, el dirigente de la central sindical Alejandro Acosta acudió a la Comisión de Hacienda de la Cámara de Senadores y dijo que el proyecto “no beneficia de forma suficiente a quienes tienen ingresos medios”. Aseguró que la modificación “casi no va a verse reflejada en el bolsillo de esos trabajadores”. Según especificó, el beneficio va a ser “casi inexistente” para quienes perciben entre 30.000 y 40.000 pesos de salario.

El Ejecutivo había enviado en un mismo proyecto los cambios al IRPF y los cambios al Impuesto de Primaria, pero los senadores resolvieron separarlos para discutir con prioridad la parte que implica cambios al IRPF. Pero ayer la Comisión de Hacienda también discutió el proyecto para reimplantar el Impuesto de Primaria a los predios rurales de más de 300 hectáreas con índice Coneat 100. El presidente de la Asociación Rural del Uruguay, Ricardo Reilly, criticó la propuesta por considerar que se trata de un “impuesto ciego a la tierra”, y aseguró que “los períodos de mayor estancamiento del sector agropecuario estuvieron ligados a la acumulación de este tipo de impuestos a la tierra”, que, sostuvo, “son el principal desestímulo para la inversión”. Según argumentó, el negocio agropecuario es de “alto riesgo”. Puso como ejemplos la actual cosecha de soja, la sequía que vive el país y la baja del precio de los commodities en los mercados internacionales. “Estos impuestos son los que el productor tiene que pagar aunque genere ganancias o pérdidas. Los mejores impuestos son aquellos en los que el Estado es nuestro socio, que son los impuestos a la renta de las distintas actividades empresariales”, sostuvo.

En tanto, el presidente de la Federación Rural, Carlos María Uriarte, pidió que lo que se recaude con el tributo sea efectivamente utilizado para la “primaria rural”. Dijo que se trata de “uno de los impuestos que uno paga con más agrado”. El gremialista aseguró que “el sector ha demostrado el compromiso que tiene con la educación primaria” y reivindicó el “instituto familia”. Uriarte advirtió que en la medida en que no se baje el Impuesto a la Enajenación de Bienes Agropecuarios, lo que se recaude para primaria mediante ese tributo va a seguir recaudándose, por lo que esta modificación significará un aumento de la carga impositiva para el sector.

Por su parte, Mario Buzzalino, presidente de la Comisión Nacional de Fomento Rural, dijo que su gremial es “consciente de que es un tema sensible, en medio de un momento no muy bueno para el agro”, pero aseguró que está “filosóficamente de acuerdo” con la reinstauración del Impuesto de Primaria para el sector rural. No obstante, explicó que el límite para establecer qué extensiones deben estar exoneradas del tributo debería ser otro, y proponen que sea el mismo que se utiliza para definir a un productor familiar: 500 hectáreas índice Coneat 100.