“La zorra de mi hija se va en busca de machos”, dice la madre de Valeria. La mezcla de preocupación y desprecio en su núcleo familiar complejiza el abordaje del equipo técnico sobre esta adolescente de 13 años y sus adultos referentes.

“Esta mujer deposita en su hija las vejaciones que sufrió de niña y le insiste: ‘Todo esto es por tu culpa’. El padre ocupa un lugar ausente -nunca reconoció su paternidad-, mientras que su padrastro ha reforzado el estigma sobre ella: ‘Sos una puta como tus hermanas’”, analizó ayer Mariana Echeverri, coordinadora de la Asociación Civil El Paso, que organizó, junto con Fundación Visionair, el Comité Nacional para la Erradicación de la Explotación Sexual Comercial y No Comercial de la Niñez y la Adolescencia (Conapees) y la Unión Europea, el Seminario internacional sobre explotación sexual comercial de niños, niñas y adolescentes (ESCNNA) que se extiende hasta hoy en la Intendencia de Montevideo.

Echeverri integró la mesa “Explotación sexual y problemáticas asociadas”, en la que organizaciones de la sociedad civil, dependencias del Estado y académicas debatieron sobre distintas “dimensiones que generan un contexto de vulnerabilidad, convergen y facilitan la emergencia de la explotación sexual: abuso sexual intrafamiliar; población en situación de calle; discriminación por identidad sexual y de género y por discapacidades”, sintetizó el moderador Andrés Jiménez.

“¿Cómo se teje esta dinámica abusiva en la que Valeria manifiesta: ‘Hago cosas que no me gustan, pero las hago igual’?”, cuestionó la integrante de El Paso. Parte de la respuesta está situada en la “cultura machista, patriarcal, adultocéntrica y heteronormativa” de la que somos parte, en la que el varón ocupa “el centro del poder”. “Hombres de todas las clases sociales -nuestros padres, profesores grado 5, choferes de ómnibus- pagan con dinero, con un paquete de fideos o una recarga de celular y reproducen un modelo de masculinidad hegemónica”.

¿Cuáles son los soportes del abuso? “Primero están los abusos cercanos de progenitores, tíos, abuelos. Luego se sostiene por la comunidad: vecinos, operadores sociales, nosotros, bajo un sistema de ideas que legitima esta tolerancia social y académica”. A esto se suma que, cuando niños, niñas y adolescentes denuncian, “no creemos en su palabra, lo que repercute en una inmensa desconfianza hacia los adultos”. “Es momento de que asumamos que tenemos el poder para cambiar y construir respuestas adecuadas para este problema”, concluyó Echeverri.

“Hay situaciones que interpelan muchísimo en la práctica cotidiana y reglas que no son tan claras respecto del abordaje en territorio, cuando una chica -cuyo caso están siguiendo los técnicos de una ONG- te presenta a un adulto que la dobla en edad y dice que es su novio, con quien vive y al que vas a tener que sumar en tu trabajo. ¿Cómo abordar al proxeneta?”, se preguntó Gastón Cortés, coordinador del Instituto de Educación Popular El Abrojo, quien subrayó que está pendiente desarrollar el Sistema Nacional de Protección a la Infancia y el intercambio de información entre los equipos territoriales, readecuar la normativa existente y aumentar la formación e intercambio de agentes judiciales, de la salud y educación, entre otros, para “sensibilizar y generar redes de cuidado y protección”.

Las experiencias de vida de niños y adolescentes en situación de calle nos hablan de “vínculos familiares debilitados” (88% han transitado situaciones de violencia intrafamiliar), indican que han estado vinculados a situaciones de ESCNNA (40%), tuvieron consumo problemático de drogas (31%), pasaron por clínicas psiquiátricas (14%) o estuvieron privados de su libertad (5%). 77% de los jóvenes vinculados al proyecto Revuelos, de Gurises Unidos, coordinado por el educador social Pablo Bassi, no tiene primaria completa. Estos porcentajes se desprenden de un estudio que realizó dicha ONG en octubre de 2014 con 43 de los niños, niñas y adolescentes con quienes abordan su “proceso de callejización” buscando una “paulatina salida de la calle”.

Bassi señaló que hubo “leves cambios en el paisaje urbano” como un factor de cambio en la visibilidad de niños, niñas y adolescentes en situación de calle, registrados por Gurises Unidos desde su creación en 1990. Destacó “avances significativos” en el desarrollo de políticas sociales en los barrios y la descentralización de los servicios, que permitió a las familias “no tener que ir hacia el centro para acceder a derechos básicos”, pero puntualizó el “corrimiento policial hacia un enfoque represivo”, enmarcado en leyes como la de Procedimiento Policial (Nº 18.315) y la de Faltas (Nº 19.120).

Consultado por la diaria, Bassi detalló que “muchos adolescentes son llevados [por la Policía] a partir de su uso del espacio público. Después se confirma que son menores y son devueltos [a la calle]”.

Gurises Unidos “ha ejercido en estos casos su rol de vigilancia y garante de derechos, presentando denuncias ante el Mecanismo de Prevención de la Tortura de la Institución Nacional de Derechos Humanos por situaciones de maltrato policial en comisarías”, añadió.

También hizo énfasis en la “necesidad de articular” con espacios de salud, educación y convivencia “para pensar, a partir de situaciones particulares, cómo podemos integrar paulatinamente a estos sujetos a servicios más universales que los de la política focalizada”.

Por fuera del debate, Luis Purtscher, titular de Conapees, adelantó a la diaria que el organismo está diseñando un nuevo plan quinquenal que tendrá entre sus aspectos centrales el “trabajo con hombres”, por ser quienes encarnan a la mayoría de los abusadores: proxenetas, intermediarios y perpetradores de ESCNNA. “Es una materia pendiente y muy compleja, porque implica deconstruir un imaginario que está enraizado en nuestra forma de pensamiento. El machismo no es solamente un concepto que se construye desde las políticas de género o desde el feminismo: es reproductor y productor del problema. Queremos abordarlo como lo que es, desde todas sus dimensiones y peligrosidades, y cómo afecta nuestra forma de sentir, pensar y hacer”, expresó.