“No podemos poner todos los huevos en la misma canasta. Tampoco debemos esperar a que los problemas nos estallen en la cara para buscar soluciones. Hay que ser previsores”, aseguró el titular del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), Tabaré Aguerre, quien ayer se reunió con el presidente Tabaré Vázquez y otras autoridades del Poder Ejecutivo para analizar el efecto de la sequía en la actividad agropecuaria. “Si bien esperamos que vengan las lluvias, decidimos empezar a aplicar un plan B que consiste en consolidar un sistema de cadenas productivas que involucran valor agregado, para de esta manera reducir la dependencia de la economía uruguaya de las materias primas, porque la falta de lluvia ya se está haciendo sentir en la economía del campo. La idea es hacerlo durante las próximas tres semanas”, explicó el jerarca. Pero en el gobierno no todos opinan lo mismo. Un técnico del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) afirmó que tanto él como la mayoría de sus colegas creen que adoptar esta estrategia en este momento es “apresurado”, ya que “podemos tirar una semanita más, apostando al agro como impulsor del desarrollo del país sin ningún problema”. “Cambiar el rumbo de la economía no es una decisión que pueda tomarse a la ligera, sobre todo cuando nos va tan bien”. De todas maneras, el plan para impulsar la innovación y el desarrollo tecnológico “ya empezó a calentar los motores”. “El lunes que viene, martes a más tardar, empezaremos a estimular la curiosidad de los niños en edad escolar para que desarrollen el deseo de aprender y construir cosas nuevas”. Desde el ámbito privado, dirigentes de la Asociación Rural del Uruguay criticaron fuertemente esta iniciativa gubernamental. “Sería invertir en un modelo que cuando pase la sequía y volvamos a cultivar soja y criar ganado quedaría ocioso. Por ahora creemos que los préstamos millonarios del Banco República siguen siendo la mejor opción”, aseguró un directivo de la gremial.