“La prioridad para los países del Mercosur es lograr un Tratado de Libre Comercio [TLC] con la Unión Europea”. La declaración que hizo ayer la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, en el marco de la visita a su país del presidente uruguayo, Tabaré Vázquez, no fue meramente protocolar. Brasil, al igual que Uruguay y Paraguay, tiene claras sus ofertas en las negociaciones con el bloque europeo. Pero el obstáculo para avanzar en dirección al TLC es, desde hace varios meses, la postura de Argentina. Primero demoró las listas y finalmente presentó una oferta que propone un grado de liberalización menor que el resto de los países. En ese marco, la idea defendida por Uruguay de negociar “a dos velocidades” cobra fuerza en Brasil.
El ministro de Industria brasileño, Armando Monteiro, dijo a principios de mayo en el Parlamento de su país que el gobierno de Rousseff está dispuesto a revisar las normas del Mercosur que obstaculizan la negociación con otros países o bloques en forma bilateral. “No hay nada en el mundo que cristalice a tal punto que impida hacer ajustes y dar a los países, como Brasil, un mayor grado de libertad para ir en dirección de nuevos acuerdos”, dijo el ministro.
Ayer Vázquez y Rousseff, en conferencia de prensa tras reunirse en el Palacio de Planalto, hicieron referencia a la situación del Mercosur. “Nuestros países no viven en soledad y forman parte de un bloque regional con un enorme potencial, pero que hoy no está a la altura de su razón de ser”, manifestó el presidente uruguayo. Opinó que se debe trabajar en la “reconfiguración de los compromisos existentes” y crear “la necesaria flexibilidad” en el bloque. La presidenta brasileña, en tanto, consideró que el Mercosur debe “adaptarse a las nuevas circunstancias” y “diversificar” sus asociaciones comerciales.
Vázquez explicó los alcances de la “flexibilización”: “Que aquellos países que estemos prontos para ir a ese acuerdo lo hagamos, y los países que pertenecen al Mercosur y precisan un tiempo más para avanzar se queden en esa situación y, cuando estén en condiciones de avanzar, lo hagan de la misma manera que lo podemos hacer Brasil y Uruguay”. Agregó que eso no significa “dejar a Argentina por fuera”. “Queremos que participe, y para lograr este proceso de flexibilización Argentina es un factor fundamental”, indicó.
En el ámbito bilateral, Vázquez señaló que Brasil “se comprometió a intentar alguna solución para el problema de Uruguay en lo que respecta a autopartes”, en referencia, sobre todo, al cierre de la empresa china Chery, instalada en Uruguay y que exportaba a Brasil. Vázquez mencionó la posibilidad de implementar en el segundo semestre del año un programa piloto de seguridad aduanera de cadenas de suministro para ambos países. Informó que los mandatarios coincidieron en la necesidad de encontrar “elementos de equilibrio en relación con los free shops” en la frontera y exploraron la posibilidad de establecer nuevas frecuencias en servicios de conexión aérea entre San Pablo y Punta del Este, entre otros temas. Rousseff aseguró que ambos países continuarán siendo “socios inseparables”.