“TISA, los riesgos de los falsos atajos: miradas desde el sur” fue el título que escogieron la Federación Friedrich Ebert en Uruguay y la Internacional de Sindicatos Públicos (ISP) para organizar un seminario sobre el acuerdo, que contó con el apoyo del PIT-CNT y Redes-Amigos de la Tierra.

En su exposición, Kreimerman (Partido Socialista) comenzó clasificando los países según su nivel de avance tecnológico: en el escalón más bajo ubicó a los países de África, con muy bajo nivel tecnológico; un poco más arriba a los de América Latina, con un nivel bajo; luego a los denominados “tigres asiáticos”, con tecnología de soporte pero no de punta; y finalmente a los países desarrollados de Europa, con un nivel de tecnología muy alto. Sostuvo que con el TISA, la matriz productiva, “al contrario de diversificarse, como dicen algunos, se inhibe totalmente” al “poner en pie de igualdad sectores no desarrollados en nuestros países con sectores altamente desarrollados en otros países, lo que crea una suerte de tercerización y una desaparición de cualquier posibilidad futura de desarrollo”. “El desarrollo de las capacidades nacionales se ve frustrado cuando en este tipo de acuerdos se permite que sectores que no están maduros, o que sí existen y andan bien en los países subdesarrollados, terminen desapareciendo”, agregó.

A juicio de Kreimerman, acuerdos como el del TISA “siguen reflejando que a nivel de las grandes corporaciones, situadas en los países desarrollados casi todas, y a nivel de esos países, sigue primando la idea de patear la escalera, de que a medida que uno asciende en el desarrollo social y tecnológico, es conveniente patear la escalera para que otros no suban”.

El ex ministro de Industria opinó que el TISA “refleja cabalmente la mirada de muchas transnacionales, pero refleja más cabalmente la mirada total del modelo de acumulación”. “Como al capitalismo le es insuficiente generar sus ganancias a través de los sectores tradicionales, pretende incorporar sectores que todos pensamos que no son comercializables, como la educación o la salud”, advirtió.

Resaltó que el acuerdo del TISA abre la competencia a extranjeros en los servicios públicos no monopólicos, privando al Estado de la posibilidad de establecer condiciones más ventajosas para el sector público. “Es la pérdida de sectores que fueron trabajosamente mantenidos por el pueblo uruguayo, en los que el rol de las empresas públicas desaparecería completamente, al pretender, por ejemplo, que las ventajas que tienen las empresas públicas sean ofrecidas a las empresas privadas”, sostuvo. Concluyó que el TISA tiene subyacente una estrategia que “va contra el desarrollo de los países y las clases trabajadoras de todos los países”, y que Uruguay tiene “para perder mucho y para ganar muy poco para el futuro desarrollo” del país. “Entrar es entrar no en un riesgo, sino en una certeza total”, sentenció.

El protagonismo de Estados Unidos

Un reporte de la Unión Europea y un informe de la Misión Permanente de Uruguay ante la Organización Mundial del Comercio (OMC), a los que accedió la diaria, ambos fechados en febrero de 2015, informan sobre el transcurso de las negociaciones del TISA. En los documentos consta el rol protagónico de Estados Unidos en las rondas; la mayoría de las iniciativas son propuestas por ese país. “El fuerte compromiso de Estados Unidos en este proceso y la prioridad que le asigna se manifiesta a través de continuas iniciativas y propuestas y un importante equipo negociador”, señala el informe de la misión uruguaya. “A juicio de esta delegación existe una fuerte tendencia de EEUU en especial, de proponer en los anexos disciplinas que están más bien en el ámbito de la reglamentación doméstica y que en muchos casos responden a situaciones concretas”, agrega. En el documento se valora que en las negociaciones, la Unión Europea (UE) está teniendo un rol “un tanto secundario” y “parece estar más reaccionando a las iniciativas de Estados Unidos, al menos en esta ronda [la de febrero]”. “Se destaca que Australia secunda y apoya fuertemente las iniciativas de Estados Unidos así como Canadá, aunque con menor intensidad”, añade.

Por el informe de la UE se conoce que Chile propuso liberalizar el transporte pero no tuvo éxito hasta el momento, y que México apoyó la propuesta de Turquía de liberalizar los servicios de salud. Nueva Zelanda hizo una presentación sobre la importancia de la educación privada y la necesidad de liberalizarla. Colombia y Costa Rica apoyaron la propuesta e incluso presentaron sus ofertas en esa área. “De los países latinoamericanos Chile es el más activo, aunque Colombia y Perú han tenido iniciativas al menos en los grupos en que esta delegación participó. También es el caso de Panamá y en menor grado México”, evalúa el informe de la misión uruguaya.

Más adelante, en el mismo texto, se recomienda la posición negociadora que debería adoptar en general Uruguay: “Hay un corte evidente entre aquellos miembros que desean que los textos del TISA se acerquen lo más posible al texto del GATS (acuerdo de servicios de la OMC) como forma de facilitar la multilateralización del TISA en el futuro. La UE y Suiza son los principales defensores de esta tesis y por otro lado está la visión de Estados Unidos, que desea el resultado más ambicioso posible. A juicio de esta misión es conveniente que Uruguay se adhiera a esta postura (la de la UE y Suiza) como una visión estratégica de la multilateralización del TISA”.

Además, la misión uruguaya recomienda que Uruguay se oponga a la cláusula de Nación Más Favorecida forward, por la cual “las ventajas del TISA se extenderían automáticamente a todo tercero con quien se negocie un acuerdo”.