El líder de Vamos Uruguay, del Partido Colorado, el senador Pedro Bordaberry, explicó cómo se llegó al déficit en la Intendencia de Salto (IS), al no pago de los salarios de mayo y al paro de los trabajadores municipales. Lo que ocurrió fue que se invirtió mucho, un mal “menos malo”, y se gastó demasiado en retribuciones, “la madre del borrego”, opinó. El origen de la crisis, a su entender, fue la herencia que el ex intendente frenteamplista Ramón Fonticiella (2005-2010) le dejó a su candidato a vicepresidente, el senador electo Germán Coutinho: aumentó 38,8% la cantidad de funcionarios; presupuestó a 485 personas y ascendió a 573 en el período de transición. Ahí está el déficit, que “son malos, sean de quien sean”. Según Bordaberry es llamativo que Coutinho haya aparecido en la “tapa de todos los diarios” y no los gobernantes de las otras intendencias con un déficit similar (Artigas y Rocha) o mayor (Maldonado, Canelones y Montevideo). El porqué “obvio” es que no haya podido pagar los salarios en fecha, pero también hay un motivo implícito: “Alcanza con ver de qué partido son los intendentes que gobernaron en los otros departamentos”, afirma Bordaberry. “Llama la atención la virulencia con que se ha atacado un déficit de 22 millones de dólares en Salto, cuando el de Montevideo es de 416 millones, el del Fonasa [Fondo Nacional de Salud] es de 400 millones, y ANCAP en tan sólo dos años perdió 500 millones”. “La diferencia parece ser el signo político de quienes originan los déficits”, añadió.

El senador colorado tampoco escatimó artillería contra la bancada frenteamplista salteña, a cuyos integrantes acusó de no haber colaborado para evitar llegar a la “situación insostenible” cuando, por la falta de pago, los funcionarios municipales hicieron paro. Además, aseguró que el triunfo de Andrés Lima fue “en gran parte, por el apoyo que recibió de ADEOM” Salto, cuestión que, asegura, “lo condicionará severamente durante toda su gestión”.

Bodaberry escribió sus descargos y los subió a Facebook. Al inicio del documento aseguró que no dio a conocer su opinión antes a pedido de Coutinho. “Con dolor (e impaciencia), vi cómo una y otra vez lo denostaban sus rivales políticos, mientras él, callado, privilegiaba la solución del problema a la pelea”.