Como en las ediciones anteriores, la iniciativa se organiza mediante el Grupo Tractor (GT), que este año está conformado por el Ministerio de Educación y Cultura, la Dirección Nacional de Industrias, Cotidiano Mujer, Instituto CLAEH, DATA, Instituto Nacional de la Juventud, Proderechos, Universidad de la República, Universidad Ort, Universidad Católica y la diaria. Si bien el GT está trabajando desde hace meses, se realizó una actividad más amplia que convocó a diversos colectivos e instituciones que ya han participado en el DDF durante este tiempo. Alrededor de 40 personas participaron en la jornada en la que, ya sea a título personal o representando a sus organizaciones, se animaron a pensar una agenda común, a partir de la diversidad de miradas, de cara a esta nueva edición que se llevará adelante en setiembre.

En esta oportunidad el DDF estará cumpliendo su quinto año. Desde 2011 a 2014, la iniciativa pasó de contar con la participación de 46 a 85 organizaciones. La propuesta también se expandió a nivel nacional, ya que de tres departamentos en la primera edición, en 2014 se llegó a diez. No obstante, otra de las consignas de la jornada fue pensar en extender aún más la convocatoria para que el DDF se transforme en un evento masivo. Una de las ideas fue que en todos los liceos del país se realice un Día del Futuro en algún momento del año.

A diferencia de años anteriores, esta vez se piensa en un foro de dos días como actividad central. Se busca construirlo a partir de diversas miradas para que “no sean los mismos quienes hablan de los mismos temas”, dijo Lucía Pardo, una de las organizadoras de la propuesta. El docente Gustavo García Lutz, integrante del GT, expresó que se evitará “el formato típico de congreso en el que los ponentes hablan 15 minutos”, para que se produzca un intercambio con el público.

Con estas ideas como base y listos para generar el intercambio, comenzó la dinámica de “espacio abierto”. Primero hubo un rato de pienso individual para proponer temas en las hojas ubicadas al centro de la ronda, y luego se expusieron las ideas y se formaron espacios de discusión. De esa instancia surgieron diversas temáticas: ciudadanía digital y gobierno abierto; sistema político y financiación de los partidos; democracia desde la subalternidad, formación de ciudadanía y diferentes lenguajes; participación de los jóvenes; y la dimensión territorial de la democracia. Una vez conformados los grupos, comenzó el debate.

Mañana es hoy

Pensar en la democracia del futuro es pensar en ciudadanía digital, según varios de los participantes, que observaron que hay una nueva forma de ciudadanía mediada por la tecnología. En torno a esta temática, se cuestionó la representatividad y la forma actual de ejercer la ciudadanía. “¿Para qué están los representantes si se puede votar vía SMS?”, fue uno de los cuestionamientos que surgieron al plantear el tema. Pero como contrapartida, también surgió la pregunta sobre si las redes sociales permiten una participación real y efectiva del ciudadano y hasta dónde se puede generar poder a través de este medio de comunicación.

“Uno de los caminos posibles para responder a esas preguntas es el gobierno abierto, que tiene que ver con la participación ciudadana, la cocreación y la transparencia”, aseguró Daniel Carranza, integrante de DATA, quien agregó que este concepto se apoya en la tecnología para potenciarla. En este sentido, la actividad central del DDF debería llegar a todos sin importar las distancias, por medio de las nuevas tecnologías, expresaron.

Por otro lado, a Walter Ferreira, del Centro Cultural Urbano, se le ocurrió pensar en “la voz del subalterno desde diversos lenguajes”, es decir, cómo lograr mecanismos para que quienes se encuentran en situación de subalternidad puedan tener voz dentro de la democracia. En este sentido, según Ferreira, hay que lograr que “cada una de estas poblaciones, personas en situación de calle, enfermos psiquiátricos, niños, mujeres, trans”, puedan plantear sus diversos lenguajes. Se cuestionó al lenguaje oficial, que impone una “nomenclatura” y resulta más bien eufemístico, ya que no apunta a una transformación. Este mismo lenguaje es “una barrera”, ya que es una de las formas para segmentar el público. Por eso, la discusión de la democracia del futuro debería pasar por el lenguaje, comentaron. Así, Ferreira tituló su concepto “derechos económicos, derechos a la imaginación”. Sumado a esto, también se planteó el tema de la educación y de la formación como creadoras de ciudadanía, así como el hecho de que existan oportunidades educativas en todo el país, la superación de estereotipos y la promoción del emprendedurismo.

Otra línea de discusión se centró en los “territorios democráticos”, es decir, se problematizó en torno a la planificación central y la aparición de una mirada territorial, ya que se observó una dificultad para incluir a las pequeñas comunidades en la planificación política. En este sentido, se debatió también acerca de los espacios públicos como un lugar de convivencia y se planteó la necesidad de pensar en políticas públicas desde los territorios.

El cuestionamiento del sistema político, haciendo hincapié en la financiación de los partidos, también tuvo lugar en el debate. Para el escritor Fernando Moyano, del colectivo Alfaguara, hay límites en la democracia uruguaya. Se trata de límites “estructurales, institucionales y culturales”, y de esta forma, en vez de una democracia, existe para él una “partidocracia”, ya que hay una “democracia de partidos”. Desde este grupo, también se criticó la escasa participación de los políticos en los debates que importan a los ciudadanos y el carácter gerontocrático de la composición del gobierno, característica que se expande a la sociedad en general.

“La democracia sub 25” fue otra de las temáticas que abrió el diálogo. A Carolina Curbelo, docente de diseño y comunicación en la Universidad Ort, le da curiosidad conocer cuál es la idea de democracia de los jóvenes. “La imagen que tengo es de una democracia setentera, reivindicativa, pero ellos ya nacieron en democracia”, expresó.

En este sentido, se planteó que a los jóvenes ya no les interesa participar en los espacios convencionales que aportan los partidos políticos, y uno de los ejemplos fue la campaña del No a la Baja, en la que se hizo política, pero también se logró una activa participación ciudadana. En ese movimiento, los jóvenes lograron marcar la agenda política del país. También se observó que los jóvenes sólo pueden hablar de determinados temas, pero no de otros, ya que hay una falta de legitimación.

Para el sociólogo Sebastián Aguiar, de la organización Proderechos, Uruguay ha innovado en cuanto a participación, pero ha tenido muy pocos resultados, ya que no se han podido jerarquizar los espacios. “La participación habla de ser parte de lo social, y hasta ahora los jóvenes no son parte de lo social, reaccionan y logran cosas maravillosas, pero no tienen un espacio”, señaló, y agregó que hay que generar nuevos espacios de participación y que los partidos políticos deberían apuntar a esto.