El convento fue construido en 1856 e inicialmente ocupado por las religiosas salesas. A mediados del siglo XX pasó a ser residencia de los frailes franciscanos y, hacia el fin de la dictadura, un reducto en el que confluían organizaciones sociales y estudiantiles que pensaban formas de resistir al terrorismo de Estado. Hoy a las 17.30 quedará inaugurada la 29ª marca de la memoria en el frente de la sede de los Padres Conventuales Franciscanos (Canelones 1164, entre Héctor Gutiérrez Ruiz y Zelmar Michelini), definido por quienes han deambulado por sus pasillos como un espacio de libertad, de producción de conocimiento, de refugio.

“Una alternativa pacífica al régimen imperante [...], un espacio cultural que daba cabida a catedráticos y profesores marginados por el sistema [...], centro de solidaridad y lugar de encuentro de opositores a la dictadura cívico-militar”, expresa la convocatoria de la Asociación Memorias de la Resistencia. 27 de junio 1973-1º de marzo 1985, que lleva adelante el proyecto de las “marcas” en la capital.

Conventuales puede ser recordado por varias postales. Una de las imágenes públicas más emblemáticas es la de los rehenes tupamaros, con Eleuterio Fernández Huidobro a la cabeza, brindando una conferencia de prensa el 15 de marzo de 1985, al día siguiente de ser liberados de la prisión política. Pero también están las impresiones más cotidianas, como la que recuerda Antonio Carámbula, ex subsecretario de Turismo y Deporte, actual director ejecutivo de Uruguay XXI, que en 1983 comenzaba su militancia y como estudiante de veterinaria y tuvo la primera reunión allí de la entonces Asociación Social y Cultural de Estudiantes de la Enseñanza Pública (hoy ASCEEP-FEUU), gremio del que fue dirigente años después y donde conoció a su hoy entrañable amigo, prosecretario de la intendencia montevideana, Jorge Chileno Rodríguez.

Por esos días “estábamos inquietos y preocupados”, contó Carámbula a la diaria. “En Conventuales llevamos adelante ese año la Semana del Estudiante”, añade quien participará hoy en un coloquio posterior a la inauguración de la marca, que tendrá lugar en el Auditorio del convento, donde también estarán presente Fray Ángel Galeano y otras personalidades anónimas que circularon por esta sede que albergó a organizaciones de derechos humanos, feministas y ambientalistas, que fue refugio para niños en situación de calle y mujeres golpeadas.

La marca “recuerda a un montón de gente no tan conocida que se jugó mucho por este país”, agregó Carámbula, que antes de trabajar en Conventuales como secretario ejecutivo del Centro de Investigación y Promoción Franciscano y Ecológico (CIPFE) iba a esa parroquia y asistía como vecino del barrio a las actividades organizadas por los franciscanos. “Es bueno recordar estos espacios de libertad que nos daba la Iglesia”, dijo el jerarca, que enumeró la acogida que se brindó a presos políticos y exiliados y las diversas “respuestas a situaciones de marginalidad”.

Por su parte, la trabajadora social Blanca Acosta, que estuvo al frente de la Multiversidad Franciscana durante más de 20 años, valoró la instalación de la marca de la memoria como una “excelente iniciativa”. Si bien “hoy estamos viviendo con nostalgia y algo de tristeza el cierre de la Multiversidad, me alegra muchísimo que se marque este espacio, pues todos los que hemos estado en él lo reconocemos como un refugio para crear espacios de investigación, de producción y de conocimiento”, opinó.

Acosta recordó los encuentros con José Luis Rebellato, iniciador de la propuesta local para profesionalizar la formación en educación popular que “marcó un camino de pensamiento y reflexión”. Conventuales es un lugar que “alberga ideas, pensamientos, solidaridad”, y “todo lo que hemos vivido allí quedará en nuestra memoria y en nuestros corazones”.