Óscar Andrade, Jorge Batlle, Diego Lugano y Enrique Pintado. Al diputado comunista, el futbolista, el ex mandatario colorado y el diputado y ex ministro de Transporte los reunió el sector empresarial en un almuerzo en el que representantes de las cámaras reclamaron sobre sus “necesidades” y presentaron “propuestas” al gobierno para una mejor gestión ante un escenario económico internacional “menos favorable”. Para la hora del plato principal ya había comenzado a disertar el presidente de la Cámara de Industrias del Uruguay, Washington Corallo, quien ubicó a la industria como “uno de los cuatro pilares del desarrollo” y sostuvo que “si nos va mal a nosotros, nos hundimos todos”. Se detuvo en la baja del empleo, preocupación que compartieron sus colegas. Según dijo, “en los últimos años se perdieron entre 8.000 y 10.000” puestos de trabajo en el sector, problema que atribuyó a un “cambio de ciclo” y que podría “agravarse” en el futuro cercano.

Una situación similar se presenta en la construcción, sector en el que los empleos perdidos desde 2013 suman 8.000, siendo Maldonado el departamento más afectado. El presidente de la cámara que representa a los empresarios de este sector, Ignacio Otegui, afirmó en primer lugar que “no está transmitiendo un escenario de crisis”, pero resaltó que “la construcción es el único sector de la economía que está en fase de contracción”. Según los datos oficiales del gobierno, en los primeros tres meses del año acumuló cinco trimestres de caídas del producto y de acuerdo con un indicador de la cámara -el Índice Líder de la Industria de la Construcción- la actividad “continuaría cayendo en 2015”.

Para Otegui, el decreto del gobierno de fijar topes a los precios de las viviendas de interés social “perjudicó al sector”, sobre todo en el interior del país. Ante esto, solicitó “eliminar los topes” asegurando que “no existe una ‘burbuja inmobiliaria’”, lo que justificó, entre otros motivos, porque “las deudas de los hogares por créditos hipotecarios no alcanzan el 13% del PIB [Producto Interno Bruto], mientras que en los países en que sí hubo una burbuja -como Estados Unidos-, las deudas alcanzaban en ese entonces el 80% del PIB”. También criticó el decreto municipal que obliga a que 100% de las viviendas construidas tengan accesibilidad total. Dijo que esto aumenta los costos de construcción entre 6% y 8% y que no es necesario que todas sean accesibles, ya que “no ocurre que 100% de la población tenga problemas de accesibilidad”. Otegui pidió al gobierno “no dejar de lado la inversión pública” y “fortalecer los cuadros técnicos del Estado” para que asesoren a las empresas internacionales que pretenden construir en el país.

Ante la ronda

En poco tiempo comienzan las rondas de negociación colectiva y los empresarios la ven difícil. Varios han descartado aumentos a la par de la inflación, y algunos se mostraron preocupados por no poder mantener los actuales compromisos laborales.

Ante esta situación “inevitable”, solicitaron al gobierno diversas ayudas. “Reducción de tarifas públicas”, pidió primero el representante industrial. “O en todo caso, un aumento de tasas de devolución de impuestos o una reducción de aportes patronales”, agregó. Sobre este último punto se detuvo con mayor precisión el presidente de la Asociación Rural del Uruguay, Ricardo Reilly, quien auguró que “una caída en el precio de los commodities implicaría 1.000 millones menos de facturación para el agronegocio”, motivo por el cual habría que “mantener la productividad” y “adecuar el costo país”, proponiendo “en los próximos dos, tres, cuatro años que parte de la suba de los salarios provenga de una baja en los impuestos” al sector.

Reilly sostuvo que “no alcanza con creatividad e innovación” para aumentar la productividad, área en la que Uruguay “viene rezagado”. “El tipo de cambio, los costos de la energía y los combustibles, la precariedad en la infraestructura y la logística, así como la inseguridad rural [el abigeato]” también son parte de la ecuación, y “en algún momento van a pesar”.

Frente externo

Si bien se mostraron de acuerdo con las señales del gobierno en materia de política exterior, los empresarios también propusieron cambios, aunque no profundizaron demasiado en las alternativas.

Reilly afirmó que no es necesario abandonar el Mercosur, pero pidió relacionarse con sus socios “de manera eficiente”. Desde la Cámara Mercantil de Productos del País, su presidente, Pedro Otegui, sostuvo que en el Mercosur “no hemos hecho otra cosa que perder unos cuantos años”. Pidió “acceso a todos los mercados, en igualdad de condiciones que otros países productores y competidores”, ya que si bien hay más demanda de alimentos, bienes y servicios, “hay muchísima más competencia”.

El representante de los mercantiles también solicitó “cuidar la marca Uruguay Natural”, pidiendo un “refuerzo” en las políticas de aguas y suelos del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, para una “mayor seguridad en los próximos años”.

En el almuerzo estaban presentes los ministros de Industria, Energía y Minería, Carolina Cosse, de Ganadería, Agricultura y Pesca, Tabaré Aguerre, y de Trabajo y Seguridad Social, Ernesto Murro. También asistieron el director de Trabajo, Juan Castillo, y el director de Uruguay XXI, Antonio Carámbula.