Peltophorum dubium es el nombre científico del ibirapitá, un árbol originario de Paraguay. Con ese nombre, la dirección de protocolo del Ministerio de Relaciones Exteriores identificó la mesa adornada con rosas blancas en la que ayer almorzaron los presidentes Horacio Cartes y Tabaré Vázquez. Fue una de las tantas señales de amistad que el gobierno prodigó ayer al mandatario paraguayo. Durante la conferencia de prensa que ambos presidentes ofrecieron en el Palacio Estévez hubo mutuos elogios. Vázquez dio a Cartes “la mejor y mayor de las bienvenidas”, además de agradecer el hecho de que Artigas haya pasado “sus últimos 30 años sin una queja” exiliado en Paraguay, y de reflexionar sobre el contexto internacional. “A veces no sabemos si el mundo avanza o retrocede. A veces el mundo se parece más a un manicomio dirigido por sus propios enfermos”, lanzó Vázquez, para resaltar el hecho de que “dos países hermanos como Paraguay y Uruguay acordemos y tengamos una sintonía total”. Cartes tampoco ahorró alabanzas. Dijo sentirse como en casa, y apenas hizo un comentario sobre la nueva etapa que se abre en el vínculo entre ambos países: “No queremos mirar para atrás, pero no podemos dejar de mirar para adelante”, señaló.

La visita respondió a una invitación del gobierno uruguayo, cursada el día del estreno de la segunda presidencia de Vázquez. El motivo: avanzar en la consolidación de la relación entre ambos países, que en su momento se vio resentida por la suspensión de Paraguay del Mercosur a raíz de la destitución del entonces presidente Fernando Lugo. Aquella decisión, que José Mujica adoptó junto con las presidentas de Argentina, Cristina Fernández, y de Brasil, Dilma Rousseff, le valió la crítica furibunda de la oposición, que reprochó al gobierno por anteponer “lo político” a “lo jurídico”. El día de su asunción, el canciller Rodolfo Nin Novoa tomó distancia de aquel juego de palabras. “Un país como Uruguay en su acción internacional no debe caer en la tentación de privilegiar la política sobre el derecho”, dijo en esa oportunidad. Ayer, como si se tratara de terminar de dar vuelta una página de desencuentros, Cartes y Vázquez hablaron de “coincidencia total”. Y sellaron varios acuerdos bilaterales. Entre ellos, un memorándum de entendimiento entre los ministerios de Economía y un acuerdo entre la petrolera estatal uruguaya ANCAP y la paraguaya Petropar, para implementar en el país vecino el Sistema de Control Vehicular que se aplica en Uruguay para controlar mediante tecnología el gasto del Estado en combustible.

Lo más importante, sin embargo, estuvo en el comunicado conjunto, un texto de seis carillas y media y 32 puntos, en el que los presidentes acordaron una posición común de cara a la próxima reunión del Mercosur, que tendrá lugar en julio en Brasilia. Concretamente, Cartes y Vázquez sellaron la elaboración de un plan de acción para perfeccionar la zona de libre comercio de los cuatro países sudamericanos, una hoja de ruta que correrá por cuenta de la próxima presidencia pro témpore del Mercosur, que estará a cargo de Paraguay. Pero no sólo eso: ambos presidentes reafirmaron su “compromiso de culminar exitosamente las negociaciones tendientes a un acuerdo de asociación con la Unión Europea”. Si bien el intercambio de ofertas está previsto recién para noviembre, la inclusión de este punto refleja el enorme interés de ambos países en alcanzar, como sea, un acuerdo con Europa.