Aunque el Partido de la Concertación no logró ganar en las elecciones departamentales de mayo, el candidato nacionalista Álvaro Garcé no reconoce errores ni fallas en el desempeño político de su partido. Dice que “no ganar no implica estar derrotado” y que la gente pide “más” Concertación. Garcé, que para ser candidato renunció a su cargo como comisionado parlamentario sobre el sistema carcelario, es abogado y docente de la Universidad de la República y de la Escuela Nacional de Policía, y está convencido de que mientras no cambien el sistema penitenciario y el penal, la situación en las cárceles seguirá igual. Advierte que el éxito de la reforma del Código del Proceso Penal (CPP) dependerá de los recursos asignados en el presupuesto.

-¿Qué balance hace de las elecciones departamentales?

-Arrojaron un resultado muy positivo, que superó la expectativa que teníamos, que era el [gobierno del Municipio] Ch.

-Pero no llegaron al gobierno departamental. ¿Qué falló?

-No creo que haya habido una falla. Creo que a cualquier experiencia política hay que darle tiempo, es un proceso que a veces lleva más tiempo del que querríamos. De esto tenemos ejemplos muy claros: el Frente Amplio obtuvo 18,5% en las primeras elecciones a las que se presentó, en 1971. No es todo o nada en la primera oportunidad; no ganar no implica estar derrotado. La Concertación ha dejado un buen recuerdo en la gente. Lo veo en la calle: han pasado dos meses desde las elecciones y la gente dice que hay que seguir, que esto da para más.

-¿Seguirá en la actividad política?

-Sin duda. Pero eso no implica desempeñar cargos ni adelantar ningún proceso de definición de candidatura. Habrá que esperar y estudiarlo en su momento.

-El Partido Nacional (PN) tampoco logró llegar a la presidencia. ¿En ese caso considera que hubo errores?

-Me parece que el resultado de las elecciones nacionales es importante. Hubo una renovación fuerte. En el caso de Montevideo, el PN debe seguir trabajando de manera sostenida durante los próximos cinco años dentro de la Concertación. En el país hay una excelente generación de dirigentes; muchos ya son concejales, otros son alcaldes. Si se continúa con la tarea, las posibilidades en las próximas elecciones van a ser mucho mejores.

Desde afuera

-Fue comisionado parlamentario desde julio de 2005 hasta su renuncia, en octubre de 2014. ¿Cómo definiría la situación actual del sistema penitenciario?

-El incremento de la infraestructura ha permitido disminuir el hacinamiento, las condiciones materiales en general han mejorado, pero lo más importante es el consumo de drogas dentro de los establecimientos y la falta de tratamiento por adicciones. La educación y el trabajo son muy importantes en el proceso de resociabilización, pero no son los únicos. No puede ser que la reclusión sea una combinación del ocio compulsivo y el consumo de drogas; es la peor combinación. En lo que refiere al ocio compulsivo se ha ido bajando conforme se han dado más alternativas de trabajo, pero falta la parte de tratamiento. El segundo punto no tiene que ver con el sistema carcelario, sino con el sistema penal: la política criminal sigue priorizando la prisión preventiva, cuando su finalidad debería ser estrictamente cautelar. Es necesario actualizar el Código del Proceso Penal, objetivo señalado para febrero de 2017, pero la viabilidad y el éxito de esa reforma se sabrán ahora, con la Ley de Presupuesto. Otro de los grandes problemas es la falta de habilitación de los locales penitenciarios; más de 80% no cuenta con habilitación de Bomberos. El propio Ministerio del Interior [MI] está en infracción. Es un absurdo. Cuando se construye algo en este país se piensa que se resuelve el problema por diez años, pero, en realidad, en el corto plazo se repetirán los escenarios de hacinamiento, por ejemplo, si no cambia la política criminal.

-¿El Instituto Nacional de Rehabilitación (INR) debe estar fuera o dentro de la órbita del MI?

-Debería ser un servicio descentralizado que se relacione con el Poder Ejecutivo por intermedio del Ministerio de Desarrollo Social. En todo caso, el INR sería un paso previo. Actualmente no imagino que el sistema carcelario pueda prescindir del aporte del Ministerio de Defensa Nacional, por lo menos en lo que refiere a la custodia de los perímetros. Se actuó con mucha visión en 1997, cuando se aprobó; fue una medida realista.