El avance de la medicina y las mejoras en salud no siempre van de la mano. En la actualidad hay mayores posibilidades de diagnosticar y tratar enfermedades, pero también se ha incrementado, como nunca antes, el riesgo de caer en situaciones de sobrediagnóstico y sobretratamiento. Es un tema de preocupación mundial, y para abordarlo el Ministerio de Salud Pública (MSP) y el Fondo Nacional de Recursos (FNR) invitaron a María Noble, una especialista argentina, que ayer dio la conferencia “¿Debemos medicalizar la vida?”, en la que expuso sobre los riesgos físicos y psicológicos de estudios y tratamientos que no reducen la mortalidad y dañan más de lo que benefician. De fondo asoma la influencia de la industria farmacéutica, el interés del médico que cobra extra por acto, la relación médico- paciente y el dilema ético.

María Noble es médica y secretaria de Educación Médica Continua en la Sociedad Argentina de Medicina Interna General. La especialista señaló que cada vez se corren más los límites de la anormalidad: valores de glucemia, colesterol, hipertensión arterial, que antes no eran problemáticos, ahora lo son, y, según Noble, eso “genera una epidemia de enfermedades asintomáticas que implica una etiqueta para alguien”, lo que provoca daños psicológicos y económicos para la persona y el sistema de salud. Lleva a perder horas en medio de consultorios, pero también a exponerse a radiaciones y estudios invasivos innecesarios.

También criticó la medicación que se recomienda ante un factor de riesgo, que no es igual a una enfermedad, aclaró. Puso el ejemplo del uso de estatina, fármaco usado en el tratamiento del colesterol, y contrastó las publicidades de industrias farmacéuticas, que señalan la medicalización como algo vital, con la evidencia de estudios que no demuestran una incidencia en la disminución de la mortalidad y, en cambio, hablan de los riesgos a los que se expone por los efectos secundarios. Dijo que es necesario consultar al paciente presentándole los riesgos y beneficios de recibir la medicación. Subrayó que los estudios que promueven el uso de estos medicamentos no son independientes y que todos son financiados, total o parcialmente, por la industria farmacéutica, que además de recomendar su uso, desdibuja los efectos adversos. Señaló, además, la incidencia de los laboratorios en la formación de los médicos, al invitarlos a congresos, y en los medios de comunicación, que sobrestiman la preponderancia de las patologías, y advirtió: “Mientras estemos en manos de la industria farmacéutica, la posibilidad de salir de esta trampa es muy difícil”.

Denunció el sobrediagnóstico de casos de cáncer. Mencionó la frecuencia del cáncer de próstata en personas mayores de 80 años: es una enfermedad con muy baja mortalidad y lento crecimiento, pero los médicos se empeñan en que los pacientes se hagan rutinariamente el análisis del PSA y la biopsia prostática, con todos los riesgos que conlleva, por una enfermedad que no los matará.

Luego de su conferencia, el ex presidente del FNR Homero Bagnulo coordinó un intercambio con los médicos Eduardo Curbelo, Daniel Maquiavelo, Clara Alaniz y Rosana Gambogi, en el que dieron cuenta de la sobremedicación, el sobretratamiento y el sobrediagnóstico que viven diariamente. Se habló de la “indicación ligera” de antibióticos, antiinflamatorios y también de psicofármacos, sin intentos posteriores de desprescribirlos. Mencionaron el escaso tiempo de consulta médica y que el especialista, en vez de revisar al paciente, le receta estudios. “La academia se debe un debate”, se dijo cuando abrieron los micrófonos a los participantes, y un médico puso el ejemplo de la sobreindicación de cirugías de vesícula, “que además se pagan bien”.

Refiriéndose a las guías de procedimiento del MSP, Bagnulo expresó que “han fracasado” y que está demostrado que el médico no las cumple aunque las conozca; por eso, recomendó diseñar estrategias “por el no hacer”. Dijo que un médico conocido le dijo que había aumentado 78 veces el pedido de ecografía de tiroides y que “las direcciones de las instituciones de salud tienen que poder llegar a detectar estas situaciones”, en lugar de pedir cada vez más recursos. Señaló que 30% de los recursos en medicina “son malgastados”.

Consultado por la diaria, el titular del MSP, Jorge Basso, expresó: “Hay una cultura médica hegemónica planetaria, de la cual no escapa nuestro país, que incluye la sobreutilización de tecnología y de medicación. Eso implica revisar lo que hacemos con criterio de evidencia científica, y con ello revisar los costos necesarios para trabajar en calidad. No dar por bueno todo lo que hacemos, y no establecer la calidad como resultado directamente proporcional a la utilización de tecnología. Y con ello, utilizar mejor los recursos”. El ministro señaló es que clave la importancia del médico tratante “a efectos de la sobreutilización de especialistas”, fenómeno que también ocurre. Y acotó: “Cierto, lleva menos tiempo dar una receta que tomarse el tiempo para informar y tener en cuenta la opinión del paciente”. En cuanto al conflicto de interés, ha habido avances, porque tanto el FNR como el MSP comenzaron a pedir que sus propios integrantes firmen una declaración al respecto.