Así como este año se cumplen 30 años de la restauración democrática, también está de aniversario el Instituto Manuel Oribe, fundado por el ex presidente Luis Alberto Lacalle el 1º de marzo de 1985. Simpatizantes del herrerismo se reunieron en la mañana de ayer en el hotel Sheraton para reflexionar sobre “el Uruguay de nuestro tiempo”.

Quien tomó el micrófono para silenciar la charla de los convocados y dar comienzo al evento sobre las 9.30 fue el presidente actual del Instituto, Jorge Egozcue. Celebró los “valores” recuperados luego de la dictadura, entre los que destacó a la “propiedad”.

Los asistentes fueron principalmente hombres mayores de 65 años. Entre las “celebridades” -como los llamó uno de los presentes- se podía distinguir al ex candidato blanco Sergio Abreu, el ex candidato a la intendencia de Montevideo por el Partido de la Concertación Álvaro Garcé, la senadora Verónica Alonso y el senador de Todos hacia Adelante Luis Lacalle Pou. “Tenemos 30 años por delante ahora. Yo creo que no voy a estar, pero tenemos varios desafíos: el primero, construir nacionalidad”, afirmó el ex presidente Luis Alberto Lacalle. Advirtió que “si bien la palabra ‘nacionalismo’ en Europa suena a fascismo, a nosotros nos resulta dulce porque no tiene ni un contenido étnico ni de raza”. “Nuestra visión del nacionalismo debe ser el nacionalismo incluyente”, insistió, y afirmó que “tendríamos que encontrar algo intermedio” entre “el paisito” -palabra que, según dijo, le “crispa”- y la “patria grande” -“algo que nunca existió, uno más de los históricos cuentos del tío”-. “La democracia liberal es la que queremos, aunque no nos demos cuenta y aunque no sepamos ponerle nombre”, aseguró.

“A veces nos olvidamos, pero sigue habiendo un Occidente y un no-Occidente”, sostuvo el ex presidente, y recordó “lo que nos distingue” a los occidentales: “A nosotros se nos dio, se nos reconoció y se nos permite ejercer la capacidad de cambiar el día de mañana, y eso es lo que tenemos que recuperar”, afirmó, al tiempo que criticó a “la izquierda que siempre nos habla de futuro pero no nos arregla el presente”.

Lacalle también hizo referencia a la educación. Dijo que está “secuestrada” en Uruguay y se quejó de las intenciones de poner un tope a las donaciones de liceos públicos de financiamiento privado, lo que cosechó fuertes aplausos de un público que ovacionó al ex presidente en toda la jornada. “Si ése es el establishment educativo que tenemos, estamos complicados”, agregó.

“Yo sueño con que vuelva el país de Tabaré Vázquez”, continuó, levantando algunas risotadas nerviosas. “No el que gobierna, sino el que permitió que el hijo de un obrero metalúrgico, que fue a la escuela de la esquina, al liceo del barrio y a la universidad, fuera profesor grado cinco, millonario y presidente de la República. Ése es el país que queremos”, concluyó. “Hoy el hijo que nació ahí no llega ni al liceo”, se lamentó, y propuso “empezar por hacer profesores nuevos y restablecer valores que se han perdido”.

Otras propuestas del ex senador fueron “detener el malón reformista institucional, el país del papel”. Para Lacalle, una de las cuestiones que debería comenzar a estudiar el país es su demografía: “No resiste ya el sistema jubilatorio ni la mera existencia del país, porque [si seguimos con los niveles actuales] no va a haber trabajadores, no va a haber nada”. “El tema de la demografía es tremendo y el tema del agua también” culminó.

El economista Ernesto Talvi, que trabajó durante la presidencia de Lacalle en el Banco Central y en el Ministerio de Economía y Finanzas, fue invitado a “poner contexto”. Al igual que el fundador del instituto, coincidió con la necesidad de establecer una democracia liberal, a su entender, “dos términos inseparables”, porque “si la democracia no es liberal, entonces no es democracia”, afirmó, recibiendo la aceptación de los presentes.