“El mundo musulmán ha aparecido en Uruguay”, sentenció el ex presidente Julio María Sanguinetti en una columna en El Correo de los Viernes, publicación del ala batllista del Partido Colorado. “No se trata de algunos aislados ejemplos que existían desde hace tiempo sino de personas provenientes de Siria que nuestro gobierno ha acogido y espera seguir acogiendo”, continuó. Luego argumentó que, a diferencia de la inmigración europea que llegó al país en el siglo pasado, que “respondía a nuestros mismos valores de convivencia y ética”, esta inmigración “responde a concepciones totalmente distintas de los derechos humanos y las libertades esenciales”.

Sanguinetti consideró que el velo es “la exhibición pública de la subordinación femenina” y se preguntó si en Uruguay, que “hace un siglo quitó los crucifijos de los hospitales públicos”, puede aceptarse que en los establecimientos públicos de enseñanza “las adolescentes luzcan ese velo”. Reafirmando su postura, declaró ayer al diario El País que “no se puede decir, como se ha dicho, que alguien puede ir a la escuela con una camiseta que diga Viva Jesús, porque al día siguiente habrá otro que vendrá con otra con Mahoma y otro con ‘la religión es el opio de los pueblos’ y habríamos transformado la escuela pública, ámbito de convivencia ciudadana donde todos debemos respetarnos, en un lugar de fragmentación de la sociedad”. Insistió en que “hay creencias que hieren el orden público y no se pueden aceptar”. “Es notorio en el mundo el fanatismo que difunde la mayoría de los cultos islámicos; sus tradiciones y creencias son inaceptables. ¿Vamos a aceptar lisa y llanamente que empiecen a perturbar la maravillosa construcción de nuestra escuela laica, base de nuestra república?”, manifestó.

El senador nacionalista José Carlos Cardoso opinó en cambio que Sanguinetti no defiende la laicidad sino el “laicismo que tanto practicó el Partido Colorado”, y que supone una conducta de “impedir la libertad del individuo”. “El concepto de la laicidad es un concepto institucional, que protege al estudiante de la enseñanza confesional. Ése es el concepto vareliano, que la escuela tiene que ser gratuita y laica, no tiene que ofrecer una confesión. Ahora, si el niño se cubre su cabello o usa una crucecita con una cadena en su cuello, o si se hace un tatuaje de Jesús en un brazo, eso no viola para nada la laicidad, es la libertad individual del niño”, dijo a la diaria el legislador, que también es maestro. Afirmó que Sanguinetti tiene una “conducta de militancia antirreligiosa que no tiene nada que ver con la laicidad” y que “retoma los viejos paradigmas más grotescos del laicismo”.

El senador blanco Luis Lacalle Pou también opinó sobre el tema el sábado en Twitter: “Laicidad sí, libertad de culto también. Sí al velo, a la estrella de David, la cruz, etc. Libertad, tolerancia, paz”.

La directora general del Consejo de Educación Inicial y Primaria (CEIP), Irupé Buzzetti, había declarado el mismo viernes a la Secretaría de Comunicación de Presidencia de la República que se debe aprender a “convivir” y permitir a las personas “utilizar un símbolo, más allá del porqué lo usa”, y “aceptar sus creencias”. Sostuvo que hay dos tipos de libertades que deben respetarse: la libertad de cada persona y la libertad social, que implica la “solidaridad, tolerancia y respeto al otro”.

La propuesta de Sanguinetti tiene antecedentes. En marzo de 2004, Francia aprobó la llamada “ley del velo”. En ella, “en aplicación del principio de laicidad”, se prohíbe portar en forma “ostensible” símbolos o ropa “que manifiesten una pertenencia religiosa en los colegios, escuelas y liceos públicos”. La norma fue cuestionada por Amnistía Internacional, que entiende que viola los derechos humanos. Según los sondeos de opinión pública que se realizaron ese mismo año, la medida tenía el apoyo de gran parte de la sociedad francesa.