-¿Qué institución encontró?

-MEVIR venía en un proceso, que se inició durante la presidencia del arquitecto Francisco Beltrame en 2005 y que se está consolidando ahora, de una gestión más profesional. Era una institución bastante endógena, cerrada, con algo de familiar. Encontré una institución muy sólida, porque tiene una gran credibilidad en el medio rural, se la tiene como una institución que hace cosas, que es eficiente. Pero también tiene unos cuantos desafíos por delante, para cambiar la manera de intervenir si quiere llegar a los núcleos de mayor pobreza del país, a los que todavía no ha llegado o ha llegado muy débilmente.

En núcleo

MEVIR es una persona pública de derecho privado creada en 1967 a impulso de Alberto Gallinal. Apunta al sector de los asalariados rurales y pequeños productores familiares (con ingresos mensuales menores a las 60 Unidades Reajustables). Ha entregado hasta ahora 27.590 viviendas y tiene más de 1.000 en construcción. La gran mayoría -22.600- son viviendas nucleadas. Ha construido más de 600 casas que están dispersas en el medio rural, 3.500 unidades productivas, más de 200 salones comunales y alrededor de 400 intervenciones en la infraestructura comunitaria (liceos, escuelas policlínicas, comisarías). Por convenio con el Ministerio de Relaciones Exteriores, cuatro familias de refugiados viven en viviendas de MEVIR, en 25 de Agosto, Puntas de Valdez, Juan Lacaze y Raigón. El subsidio del Estado incluye hasta 70% del costo de la vivienda. Los beneficiarios pagan entre 1.000 y 1.200 pesos mensuales durante 20 años. La morosidad ha caído en los últimos diez años, dice Bianco, que señala que hay mayor comprensión de que el repago de las cuotas contribuye a que se construyan nuevas viviendas.

-¿Cuáles son los principales planes para este quinquenio?

-Como el presupuesto quinquenal está en construcción y más de 60% de los fondos de MEVIR provienen del Ministerio de Vivienda [Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente, MVOTMA] todavía no sabemos con qué fondos vamos a contar. En número, la idea es aportar en este quinquenio unas 8.000 soluciones que tienen que ver con la construcción de unas 3.000 viviendas nuevas, 3.000 reparaciones o ampliaciones, e intervenciones sobre el stock de vivienda, algo que MEVIR no hacía hasta ahora; las hacía solamente en la vivienda rural dispersa, de productores, pero no en los núcleos. Unas 1.000 intervenciones tienen que ver con la conexión a saneamiento y cerca de 1.000 con la conexión a energía eléctrica. Todavía quedan unas cuantas viviendas en el interior del país que carecen de conexión.

-Hace poco se inauguró la obra de electrificación en Salto.

-Sí, es una experiencia interesante que hicimos con la Dirección Nacional de Energía [DNE] y con UTE al instalar un sistema de paneles fotovoltaicos para la generación de energía eléctrica en Cerros de Vera, donde viven unas 70 familias. Tenemos experiencia con la DNE en Castellanos [Canelones], donde instalamos calentadores solares de agua corriente, en busca de sistemas de energía más eficientes, que para algunos implicó la posibilidad de tener agua caliente, que no tenían, y para otros una baja del consumo de energía eléctrica.

-¿Qué otro cambio piensan impulsar en el quinquenio?

-Estamos definiendo una nueva forma de intervención, por regiones. Se limitan las regiones de prioridad de intervención y se planifica con todas las instituciones que tengan que ver con el medio rural: con el Instituto Nacional de Colonización, el Mides [Ministerio de Desarrollo Social] por medio su programa de Estrategias de Ruralidad y las distintas organizaciones del Estado que están en la zona se planifican los proyectos a realizar para el quinquenio y se empieza a elaborar esa intervención que, dependiendo del tamaño de la región, puede durar entre dos y cuatro o cinco años. En esas regiones se van a hacer todas las formas de intervención de MEVIR: núcleos de viviendas, viviendas en casas de productores, mejoras para la infraestructura productiva, saneamiento, abastecimiento de agua, acceso a energía eléctrica. La primera región en la que vamos a intervenir es en el norte: en Rivera y Tacuarembó. La segunda área definida es en el este y noreste del país: una parte de los departamentos de Cerro Largo, Treinta y Tres, el este de Durazno y el norte de Lavalleja y Rocha. La tercera es en el área metropolitana: Canelones y el sur de Lavalleja, Florida y San José. Esas áreas fueron definidas de acuerdo con los datos del déficit habitacional rural y pobreza rural.

-¿Cómo se va a llegar a las personas más pobres, a las que ha sido más difícil alcanzar hasta ahora?

-Asociándonos con instituciones que tienen especialización en esa temática. La pobreza tiene una dimensión múltiple, en la que la vivienda es uno de los aspectos pero no el único. El Mides es un socio fundamental que viene desarrollando una estrategia de ruralidad en esas zonas más pobres del país; los gobiernos departamentales también van a jugar un rol importante por medio de sus áreas sociales. La manera de llegar es entre todas las instituciones. Buscamos levantar algunas restricciones que tiene MEVIR, como la titularidad de la tierra. En las condiciones actuales, a MEVIR le es imposible intervenir donde hay un asentamiento rural, personas asentadas en tierras que no son de su propiedad y fueron ocupadas hace 40, 50 o 100 años por sus antepasados, pero hay otros organismos que pueden intervenir.

-¿Qué ha cambiado con el empuje agropecuario de la última década?

-Hay mucha movilidad de las familias por razones de trabajo; ése es otro desafío. MEVIR retoma y readjudica unas 100 viviendas al año. Es una característica del trabajo rural de hoy, la gente se mueve más, se ha movilizado hacia los centros poblados. Es cierto que ha decaído la población rural, pero más que nada ha habido una migración muy importante desde la ruralidad dispersa hacia los centros poblados. Tiene sus desafíos, porque hay que dotarlos de infraestructura, pero responde a necesidades de calidad de vida que son razonables: la gente quiere vivir donde tiene mejor acceso a servicios, salud, educación, esparcimiento, y ese fenómeno parecería que llegó para quedarse.

-¿Cuál es el problema con el abastecimiento de agua?

-Se está promoviendo que no se haga solamente a partir de perforaciones sino mediante la recolección de agua de lluvia, sistemas más tradicionales pero más sustentables, porque en algunos lugares hay problemas de la calidad del agua porque, independientemente de la contaminación humana, están contaminadas las napas de la roca madre. .

-¿Cómo se garantiza la interinstitucionalidad?

-No hace muchos años que MEVIR está integrado a esa institucionalidad pública; en rigor, es una institución de derecho privado que maneja fondos públicos. ¿Cómo se garantiza? Con trabajo, esfuerzo, por instancias de coordinación. Los tiempos de MEVIR son difíciles de acompasar a los de la institucionalidad pública, pero tenemos que hacer ese esfuerzo.

-¿Hay puntos de contacto con la nueva institucionalidad que va a tener el Plan Juntos?

-Articular con el Plan Juntos en el medio rural, hasta donde el Juntos no ha llegado, es un desafío interesante. Para MEVIR es muy complicado llegar a lugares donde la gente está asentada ilegalmente; en cambio, por medio del Plan Juntos lo podemos hacer. ¿Qué puede poner MEVIR? Lo que sabe hacer: el trabajo, los técnicos, la organización.