“Éste es un tema que ha sido muy público, pero lo que más resalta es que no se sabe lo que significa y las bondades que puede tener para Uruguay”, sostuvo el presidente de la Cámara Nacional de Comercio y Servicios del Uruguay, Carlos Perera, ayer de mañana, al inicio de una jornada en la que algunas gremiales empresariales convocaron a “expertos presentes en la cocina del TISA [Acuerdo de Liberalización del Comercio de Servicios]” para entender las implicancias de dicha negociación. El subsecretario de Relaciones Exteriores, José Luis Cancela, defendió participar en la negociación “para saber de qué se está hablando”.

“Tenemos desafíos y oportunidades, pero en Uruguay lo que prima es el miedo.Nadie sabe lo que es el TISA -yo tampoco sé-, pero lo único que sé es que si me dicen que tengo que entrar a algo abierto a la competencia, a mí me gusta”, opinó otro de los organizadores, el presidente de la Cámara de Zonas Francas del Uruguay, Orlando Dovat. Micrófono en mano, el negociador de Chile en el TISA, Felipe Sandoval, sostuvo que en ese país se abrió también la discusión sobre “sí teníamos la opción de estar. La respuesta en principio era que sí, teníamos la opción, pero ésa es una respuesta que dura muy poco, porque se fundamenta en el mercado interno y Chile es muy pequeño, como Uruguay”, dijo, aclarando que al día de hoy dicha opción no existe para el país andino, donde la mayoría de las exportaciones se basan en el sector en juego. El embajador de Costa Rica en Uruguay, Arnoldo Herrera, fue por la misma línea: “Para Costa Rica, un país relativamente pequeño, el TISA es fundamental, porque nos da la posibilidad de marcar algunas puertas beneficiosas para nosotros”.

Gabriel Gari, profesor de Derecho Internacional Económico de la Universidad de Londres, se remontó al surgimiento del acuerdo para explicar su objetivo y sus particularidades. “En 2011 se reconoció que la Ronda de Doha no avanza”, dijo, en referencia a la última ronda de negociaciones comerciales entre los países miembros de la Organización Mundial de Comercio [OMC], “y por eso se decide explorar nuevas cosas”.

Las listas

Entre lo que vendrían a ser acuerdos multilaterales o a nivel de listas, “el TISA es algo intermedio”, explicó Gari, y continuó: “Lo que se negocia son normas que tienen un efecto restrictivo en el sector, sean medidas discriminatorias o compromisos específicos; por ejemplo, medidas limitatorias, como la eliminación de un monopolio o la limitación a proveedores locales (‘no más de 100 licencias de taxi por mes’)”.

“En principio, no me niego a nada o me niego a algo puntual”, contó Sandoval, simulando la negociación. “Hay una lista positiva (a la que me comprometo) y una lista negativa, donde pongo mis limitaciones, y luego éstas se unen”, agregó, y puntualizó: “La Unión Europea está más acostumbrada a la lista positiva”, mientras que “Estados Unidos maneja un modelo más simplificado: es más fácil de leer y más transparente, pero también es más difícil de argumentarle en contra. Te van a preguntar por qué querés limitar, por qué querés discriminarlo”.

El profesor de Comercio Internacional de la Universidad de la República Marcel Vaillant sostuvo que hacer un acuerdo por lista negativa es “mucho más complejo y, en ese sentido, los otros se vuelven mucho más exigentes en la transparencia”. El jefe negociador del TISA para Colombia, Manuel Chacón, coincidió: “Las diferencias entre las listas es que [con la negativa] se pierde la confianza en el gobierno, y además, es mucho más difícil de hacer”. Desde su punto de vista, “no se trata de darles a las empresas extranjeras más beneficios, sino de que haya mejores condiciones de competencia”.

Gari, quien sugirió al país pensar su pertenencia “como un activo institucional”, agregó que “por ahí los países te pueden pedir que modifiques [la lista negativa] porque, por ejemplo, quieren competir con tus monopolios”. “Me parece, estratégicamente, que para Uruguay es mejor recibir esos planteos”, ya que “las mayores peleas van a estar entre las grandes economías”.

Por venir

“De los 120 acuerdos que hay bajo la órbita de la OMC, los que participan en el TISA ocupan 90%”, afirmó Vaillant, sosteniendo que “emparejar el comercio” es el objetivo principal del acuerdo.

“No es menor que sea la primera negociación no multilateral en la que están Estados Unidos y la Unión Europea juntos”, advirtió el negociador chileno. “El TISA no es el mejor de los mundos -reconoció-, pero es el mundo que está disponible. Si usted no tiene interés en estar en el TISA, entonces no tiene interés en seguir comerciando servicios; deberá atenerse a los hechos”, afirmó.

Sandoval recomendó pensar en el TISA “como un acuerdo para poder reflotar en el futuro los acuerdos multilaterales. El TISA es la punta de un iceberg, va a haber más acuerdos multilaterales, pero por ahora el mundo está difícil, hay mucho desacuerdo”, afirmó, y aseguró que para una futura negociación en la OMC, los que estén involucrados en la liberalización “van a tener una mucho mejor posición para negociar”. Por último, y en referencia al “miedo” del que hablaba al principio Dovat, consideró que el TISA “no es un acuerdo secreto” y recomendó al gobierno “transparentar lo que se está haciendo”.

Cancela cerró el evento refiriéndose, también, al “miedo”: “El miedo es una conducta y una respuesta humana natural. A comienzos de la revolución industrial, unos reaccionarios con miedo rompieron muchas máquinas, pensando que así iban a detener que algo pasara”, sostuvo, haciendo hincapié en sobreponerse al miedo para “adaptarnos a los cambios”, en los que “está la sobrevivencia de la especie”.

Para Cancela, el acuerdo en cuestión es “sólo una modalidad de negociación de este sector”, si bien “Uruguay es más de la modalidad de la multilateralidad”. Afirmó: “No podemos ocultar que hoy el multilateralismo no está en su mejor momento”. “La inacción tiene un costo: estamos perdiendo condiciones diferenciales de acceso a mercados, y eso es algo que no nos podemos permitir hoy. Tenemos que participar para saber de qué se está hablando”, culminó.