El 28 de julio se cumplieron 100 años de la primera invasión de Estados Unidos a Haití. Recordando esa fecha y los 11 años del establecimiento de la Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización en Haití (Minustah, por su acrónimo en francés), la Coordinadora por el Retiro de las Tropas de Haití organizó ayer una mesa en la que participaron los diputados del Frente Amplio (FA) Gonzalo Civila (Partido Socialista, PS), Óscar Andrade (Partido Comunista) y Luis Puig (Partido por la Victoria del Pueblo) y el de Asamblea Popular (AP), Eduardo Rubio, así como el ex diputado del FA Esteban Pérez, el ex candidato a presidente por AP Gonzalo Abella y representantes del PIT-CNT y varios sindicatos.

Tanto Pérez como Puig se negaron a votar prórrogas a la permanencia de las tropas en Haití y por eso renunciaron a sus bancas. El primer legislador del FA que se negó a votar una prórroga y también renunció a su cargo fue el diputado Guillermo Chifflet (PS), en 2005. La última prórroga aprobada es hasta el 31 de diciembre de este año, por lo que antes de esa fecha se tendrá que poner a consideración del Parlamento una extensión de la permanencia. Esta vez, aparentemente, la disidencia en el FA será más numerosa. Además de Puig, que ya se pronunció en contra de la permanencia de las tropas, Andrade y Civila hicieron lo propio ayer. Civila pertenece al ala ortodoxa del PS, que además tiene dos diputados más.

Mónica Riet, de la Coordinadora por el Retiro de las Tropas de Haití, dijo que las elecciones en ese país fueron “fraudulentas” y que el presidente Michel Martelly “desarmó la poca institucionalidad” que quedaba. Mencionó que en abril, por primera vez, mataron a un soldado chileno en una manifestación y la respuesta de la Minustah “fue enviar a las tropas uruguayas”. “En la zona se instaló un toque de queda y se realizaron allanamientos casa por casa”, agregó.

Como autocrítica, Puig dijo que le preocupa “la incapacidad de transmitir el cambio de calidad” en la situación de Haití y afirmó que “se instaló una dictadura”. “Hay que transmitir a sectores del pueblo y de la izquierda que esto es inaceptable”, agregó. Para el diputado, “no hay justificación alguna para mantener a las tropas” en ese país. Agregó que la Minustah continúa por razones militares, geopolíticas, pero también porque “hay una minoría en Haití que se beneficia con la situación”, sobre todo empresas transnacionales y organizaciones no gubernamentales. Pérez recordó que propuso que se manden médicos y profesores, y que se abran las UTU para que “vengan muchachos haitianos a capacitarse”. Dijo que las tropas uruguayas “se comportan como fuerzas de ocupación” y trazó un paralelismo entre el envío de soldados a Haití con lo que antes hacía la Escuela de las Américas en Panamá. “Se entrenan en una nueva forma de reprimir, y eso se nos puede volver un día en contra”, sentenció. Finalmente, reclamó la necesidad de “generar un gran frente” contra la participación de Uruguay en “todas las misiones de paz”.

Andrade contó que el Sindicato Único Nacional de la Construcción y Anexos había “avanzado” con la cancillería en un proyecto para que trabajadores de la construcción fueran de manera solidaria a ayudar al pueblo de Haití, bajo el lema “Va un trabajador, vuelve un soldado”, pero la idea “se cayó hace un año”. Opinó que hay que “desmitificar los fundamentos que se colocan a favor de la ocupación” de ese país, y llamó a militar para que “miles” incorporen “una actitud más digna con Haití”.

Rubio opinó que la presencia de las tropas “es una decisión política” y que el mayor desafío es “cómo conseguir los votos” en el Parlamento para que “se vengan”. “Capaz que no tenemos los votos, pero cuantos más seamos, mejor”, expresó. Al final y brevemente, Civila dijo que se sumaba “al desafío” y que va a “tratar de aportar”, convencido de que “el camino de la ocupación no es el camino para encarar la situación”.