Lo que para el ministro de Economía y Finanzas, Danilo Astori, es un presupuesto que supone una “audacia responsable” y que además “va para adelante”, para los partidos tradicionales es una iniciativa con “restricciones” que plantea “recortes”. Ayer, el equipo económico del gobierno les presentó a los cuatro partidos de oposición los principales lineamientos del presupuesto nacional y, salvo en el caso del Partido Independiente (PI), las críticas abundaron.

Tras el encuentro, Astori destacó que el presupuesto cumple con dos premisas fundamentales: en tiempos de incertidumbre económica mantiene la tan mencionada cautela, pero además supone una “decidida acción” para cumplir con el programa del Frente Amplio (FA), que es “ambicioso” y supone “múltiples desafíos”.

Dado el nivel de incertidumbre de la economía mundial y regional, el presupuesto solamente incluye predicciones para 2016 y 2017. En esos años habrá un incremento de recursos de 1.100 millones de dólares. “Son aquellos [años] en los que tenemos que tener más cuidado. La proyección nos va a permitir empezar a cumplir con el programa, y luego, en el resto del período y con mayor certeza, podremos seguir avanzando en las asignaciones presupuestales”. El ministro espera bajar el déficit fiscal a 2,5% del Producto Interno Bruto (PIB) para 2019, aunque sostuvo que durante estos dos primeros años apenas se logrará una “evolución suave” hacia ese resultado.

Entre otros de sus anuncios, el jerarca también explicó que una de las fuentes de ahorro será la eliminación de los retiros incentivados y la supresión de vacantes. Esto permitirá ahorrar cerca de 16 millones de dólares anuales en su cartera, 3,5 millones en Presidencia y entre 900.000 y 1.400.000 dólares en otras carteras como la cancillería, el Ministerio de Salud Pública, el Ministerio de Transporte y Obras Públicas (MTOP) y el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social.

La hora de las críticas

“A mí no me cierran los números que tiraron ahí: le sumo lo que está gastando el MTOP más los 30 millones de dólares que se le aumentará y ni se acerca a la inversión vial anunciada, de 2.000 millones de dólares”, calculó el diputado nacionalista Jorge Gandini. Para este representante, la propuesta de volver a barajar las cartas de la distribución del gasto público en 2017 es “innovadora, prudente” y, a la vez, “riesgosa”, ya que con la discusión presupuestal se abrirá un nuevo período de eventual conflictividad, que se enmarcará en la mitad del período de gobierno.

Gandini señaló varias posibles contradicciones en la propuesta. Una de ellas es que ante un escenario económico repleto de supuestos complicados, el gobierno sigue siendo optimista en el crecimiento de la economía y prevé un crecimiento de 2,5% a 2,7% del PIB para este año, algo que “cuesta creer, después de tantas pálidas”. Otro elemento que señaló es que si bien el presupuesto no tiene “supuestos para construir” más allá de 2017, el Ejecutivo a la vez asegura que el déficit fiscal caerá a 2,5% del PIB y el presupuesto para la educación alcanzará a 6%. “Para eso sí tiene una proyección. Parece que son proyecciones más políticas que económicas, porque si no las tiene para una cosa, entonces no debería tenerlas para la otra”.

Tanto Gandini como Jaime Trobo, el otro diputado nacionalista que concurrió a la reunión, destacaron que el nuevo presupuesto no incluye ningún tipo de modificación tributaria: “Ni caída de exoneraciones fiscales, ni nuevos impuestos, ni cambios en las alícuotas”. Trobo además sostuvo que el presupuesto no contempla un “volumen suficiente como para justificar las necesidades que el país tiene en materia de infraestructura”, y que respecto de la situación económica del país, responde a lo que el Partido Nacional había vaticinado en la campaña electoral de 2014.

El Partido Colorado (PC) y Unidad Popular (UP) también cuestionaron la presentación presupuestal. El diputado Tabaré Viera (PC) se mostró preocupado por el crecimiento de la deuda neta, dijo que en la reunión se afirmó que el déficit fiscal actual estaba en cerca de 4% y criticó la ausencia de un plan de vivienda entre las prioridades de inversión. Por su parte, Eduardo Rubio afirmó que se trata de una propuesta “realmente restrictiva”.

El diputado independiente Daniel Radío fue el único que no volcó críticas y dijo que su partido (que votó el presupuesto quinquenal en el gobierno de José Mujica) hace una mirada “desprejuiciada” de la propuesta. Según sostuvo, en un escenario económico desfavorable, el PI está de acuerdo con que “sea la cautela la que caracterice al presupuesto”.