Hace diez días que el hombre sirio que ingresó a Uruguay con documentos falsos fue liberado, luego de que un grupo de uruguayos pagara su fianza. Pero hasta ahora no ha podido reunirse con su hijo, que la Justicia recluyó en el Instituto del Niño y el Adolescente del Uruguay (INAU) tras la prisión de su padre. La jueza Fabiana Weisz exige que le entreguen documentación que pruebe la filiación entre padre e hijo, lo cual colide con varias disposiciones internacionales de organismos que Uruguay integra.

Una opinión consultiva de la Corte Interamericana de Derechos Humanos sobre derechos y garantías de los niños en el contexto de la migración estableció en agosto de 2014 que “no tiene significancia alguna” si el ingreso de la persona al territorio estatal “fue acorde o no a lo dispuesto en la legislación estatal” a la hora de respetar sus derechos humanos. Sostuvo que las autoridades fronterizas no pueden exigirles a los niños migrantes “documentación que no pueden tener”, y que en todos los casos se debe escuchar la opinión del niño. Estableció que, incluso en los casos en los que el niño no está acompañado de un familiar, se debe considerar tutor a la persona adulta que lo acompaña, salvo en casos de evidente maltrato.

El diputado socialista Roberto Chiazzaro expresó su preocupación por la situación. El hombre de nacionalidad siria presentó documentos en árabe que no fueron aceptados por la jueza, quien exigió que los legalizara. Federico Graña, director de Promoción Sociocultural del Ministerio de Desarrollo Social, explicó que los documentos ya están en el Ministerio de Relaciones Exteriores para que se efectúe el trámite solicitado por la magistrada.