El 24 de julio, luego de que el peso se hubiera depreciado 1,4% en la jornada, totalizando un aumento del dólar de 5,4% en el mes, el Banco Central decidió vender divisas en el mercado cambiario por primera vez desde la modificación de su política monetaria, en junio de 2013. El Centro de Investigaciones Económicas (Cinve) analizó la variación de la volatilidad del tipo de cambio en el actual escenario de libre flotación, y el compromiso de la autoridad monetaria con el nuevo régimen.

La reversión de la expansión de la política monetaria estadounidense generó un fortalecimiento del dólar a nivel global y local, y con esto la reaparición del Banco Central del Uruguay (BCU) en el mercado spot de divisas -en el que las transacciones ocurren al contado y la entrega es inmediata-, que entre julio y agosto ha vendido cerca de 150 millones de dólares.

El análisis compara las ventas de divisas y la volatilidad del tipo de cambio, y concluye que “los períodos de intensa operación en el mercado spot por parte del BCU siguen a los eventos en que se registra alta volatilidad”, aunque la relación entre las variables “no es unidireccional”. Con esto quiere decir que “si bien es probable que la participación activa en el mercado de divisas esté influenciada por la volatilidad alcanzada en un punto dado, la volatilidad posterior también se ve afectada por esta intervención”.

La reaparición del BCU en el mercado cambiario operó en sentido contrario al que había tenido lugar desde la devaluación cambiaria de 2002. Mientras que entre 2003 y 2013 fue un activo comprador de divisas, entre julio y agosto se dedicó a vender. El análisis califica estas últimas intervenciones de “activas y oportunas” y estima que, más allá de las intenciones (probablemente para intentar contener las presiones inflacionarias), las ventas del BCU “lograron evitar un evento de excesiva volatilidad”, aunque “manteniendo los niveles observados en los meses previos a la intervención”. Ante esto, y si bien estima que pueden ser “conclusiones prematuras”, Cinve considera que “el compromiso del BCU por un sistema de libre flotación todavía es firme”.