Luego de que Brasil entrara en recesión técnica el 30 de agosto, la agencia de calificación de riesgo Standard & Poor's (S&P) rebajó el miércoles la nota de la deuda de ese país de BBB (grado inversor que ostentaba desde 2008) a BB+, considerado por los analistas como “bono basura”.

El principal canal de contagio a Uruguay viene por el lado del comercio; así lo estimó el presidente Tabaré Vázquez, consultado por la prensa ayer a su salida de la Expo Prado. “Claro que me preocupa”, afirmó, y deseó que el impacto sea “el menor posible”. “Brasil es un gran comprador de productos uruguayos, y esta pérdida [de grado inversor] puede reducir todavía más sus compras a Uruguay”, estimó, y afirmó que se está realizando un “seguimiento estricto, casi minuto a minuto”, de la situación. En este contexto, el mandatario afirmó se “deberá estrechar el trabajo entre el gobierno y el sector privado”.

Por su parte, el subsecretario de Economía y Finanzas, Pablo Ferreri, consideró que la pérdida del grado inversor de Brasil es una “mala noticia” para su economía, aunque una “buena señal” para Uruguay por la “diferenciación” que ha logrado sobre la región. “La misma calificadora que le quitó el grado inversor a Brasil, hace tres semanas le subió la nota a Uruguay”, comparó, en diálogo con El Observador. Agregó que, no obstante, el gobierno monitorea la situación de forma “permanente”, porque una “eventual depreciación del real puede afectar el intercambio”.

Un informe del Instituto de Promoción de Inversiones y Exportaciones Uruguay XXI indica que las ventas a Brasil cayeron 24,3% en lo que va del año en comparación con igual período del año anterior, principalmente las de plásticos (25,8%) y las de carnes (23,1%), mientras que las de lácteos aumentaron 58,1%. El martes el Banco Central publicará el informe sobre la actividad económica local referido al segundo trimestre, en el que se podrá percibir cómo ha impactado la desaceleración regional.

Los efectos secundarios de esta rebaja de calificación también dependen de la actitud de las otras grandes calificadoras respecto de la situación brasileña. Si bien Moody’s rebajó su calificación crediticia en julio, lo hizo al último escalón dentro del grado de inversión (BBB-), mientras que Fitch mantiene la nota soberana en BBB (dos escalones sobre el grado especulativo), aunque mantiene una “perspectiva negativa”. Por su parte, S&P aclaró que tomó la decisión de manera relativamente rápida en base a los “crecientes problemas políticos” que “pesan sobre la capacidad y la voluntad del gobierno” brasileño y que han “interferido” con su política económica. La perspectiva que se visualiza es “negativa”.