El Instituto Nacional de Estadística (INE) publicó el jueves los Principales Resultados de la Encuesta Continua de Hogares, correspondiente a 2014, y algunos dan cuenta de la exclusión territorial que viene generándose en la capital uruguaya. La encuesta, que le dedica uno de sus cinco capítulos a la “segregación residencial”, compara la situación entre 2006 y 2014 por medio del Índice de Duncan, una herramienta estadística utilizada para medir la concentración territorial en tres variables: pobreza, educación y hacinamiento. Los resultados son contundentes: en los últimos años no se registran cambios territoriales respecto de la pobreza y el hacinamiento, pero “se observa una tendencia creciente de la segregación residencial en Montevideo”; el valor del índice pasa de 0,41 en 2006 a 0,44 en 2014, mostrando mayor concentración.

La encuesta relaciona estos resultados con la evolución de la pobreza, en un período en el que ésta y “la desigualdad medida en términos de ingresos han presentado una reducción”. Se afirma, sin embargo, que los indicadores que miden la segregación residencial no registran una mejora y que “se percibe una tendencia creciente de la misma en términos de educación”. La segregación residencial, advierte el INE, puede generar “una pérdida de interacción entre personas con diferente nivel socioeconómico y/o educativo”, lo que a mediano y largo plazo puede afectar “la ventana de oportunidad de las personas más pobres al perder espacios de socialización con personas más favorecidas que podrían fortalecer sus herramientas de desarrollo”.

Según la encuesta, los municipios de Montevideo que tienen más hogares por debajo de la línea de pobreza, más hacinados y que no tienen integrantes con educación terciaria son el A (Paso de la Arena, Nuevo París, Belvedere, La Teja, Cerro, Casabó, Pajas Blancas y Tres Ombúes) y el F (Manga, Villa García, Maroñas, Villa Española, Flor de Maroñas, Jardines del Hipódromo, Piedras Blancas, Punta de Rieles y Bella Italia).

Los ni-ni

16,5% de los jóvenes de entre 14 y 29 años no estudia ni trabaja. Los llamados “ni-ni” están más en el interior profundo que en las ciudades y son en su mayoría mujeres. Son 14% de la población de entre 14 y 29 años en Montevideo, 17,6% en las localidades de más de 5.000 habitantes y 20,8% en áreas rurales o inferiores a 5.000 habitantes. Las mujeres ni-ni de estas zonas son 29,7% del total. Declaró que la encuesta revelaque el 41,6% de las mujeres que no estudian ni trabajan, ni tampoco buscan empleo no lo hacen “por no tener tiempo, dado que deben dedicarse a tareas domésticas, al cuidado de niños o personas”. A su vez, 59,7% de estas mujeres tienen hijos.

No es lo que parece

El director nacional de Evaluación y Monitoreo del Ministerio de Desarrollo Social, Juan Pablo Labat, dijo que no comparte las conclusiones de la publicación del INE: “No es posible afirmar eso. No es fiable hacerlo en base a lo que ellos analizaron sobre nivel educativo. Deberían haber usado unas cuantas variables más para sacar esa conclusión, aunque quizá puedan llegar a los mismos resultados”.

Las críticas de Labat se deben a que el INE utilizó como única variable para medir el nivel educativo en el Índice de Duncan si en los hogares existe o no alguna persona con educación terciaria completa o incompleta. “Si hubo un aumento de jóvenes que comenzaron a ir al liceo o no, no es algo que estén mirando”, observó. Aunque la elección de la variable es certera, Labat sostuvo que el estudio no puede basarse exclusivamente en este punto.

Acerca de este tema, Labat consideró que la baja de la pobreza y la indigencia no suele estar acompañada de cambios lineales en “variables duras”, como educación, acceso a servicios, calidad de la vivienda o mercado de trabajo. “Eso ya lo constatamos e incluso hemos hecho varias publicaciones de mediciones de pobreza multidimensional, que muestran que las mejoras mediante otras dimensiones de bienestar no dan el mismo nivel de mejoras”. Esas variables, explicó, no se modifican con un simple aumento del ingreso, y es necesario sostener esa mejora “durante mucho tiempo” para que se produzcan resultados en las otras dimensiones. En ese marco, Labat sostuvo que la variable educativa es la más difícil de mover en el tiempo.

Para Labat, “el tema de la segregación residencial es el tema del capitalismo mundial: lo último que vas a mejorar es esta segregación, porque involucra variables de riqueza, y la principal es la propiedad inmobiliaria. Entonces se trata de una segregación creciente en todo el mundo, y las políticas activas para combatirla son muy caras”. Por último, sostuvo que sería más adecuado comparar los datos de segregación con los de desigualdad [ambas variables de distribución] y no con los de pobreza, una variable absoluta.