Ayer se llevó a cabo el VIII seminario académico de Género y Diversidad Sexual del Área Académica Queer Montevideo (AAQ), en la Facultad de Ciencias Sociales, y se presentó el caso del discurso sanitario en torno a la atención a personas trans de la Unidad Docente Asistencial del Hospital Saint Bois. Desde hace un año y medio todos los martes se brinda un servicio nocturno que la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE) ahora quiere universalizar por medio de la red de atención primaria de salud: se trata de la despatologización y la mirada integral en la atención a esta población.

Desde el Área de Políticas, Género y Diversidad del Instituto de Ciencia Política (ICP) y AAQ, Marcela Schenck y Diego Sempol estudiaron el caso de este hospital, que en mayo de 2015 atendía a 35 trans. Explicaron que una de las innovaciones más importantes que presenta el servicio del Saint Bois es que se parte de una perspectiva que considera sano el cuerpo trans, lo despatologiza. “No se habla más de disforia de género, y se considera que no es necesario construir un cuerpo enfermo para hacer algún tipo de intervención biomédica”, aseguró Sempol. Considera que es un “cambio cualitativo significativo porque reconoce al individuo como sujeto de derecho, la propia gestión del individuo sobre su corporalidad, la diversidad de formas de habitar el género más allá de la anatomía”, agregó. Schneck señaló que la patologización implica que la puerta de entrada de la persona trans al ámbito sanitario es mediante la salud mental, y que ahora, al caer este tipo de abordaje, se transversaliza toda la atención que se brinda, y el rol del psicólogo pasa a acompañar durante todo el proceso de hormonización, por ejemplo.

Como antecedentes inmediatos al servicio del Saint Bois están los centros libres de homo-lesbo-transfobia que funcionan desde 2010 en la policlínica de la Ciudad Vieja, en el centro Kennedy de Barros Blancos, en Canelones y en Salto. Sempol aseguró que en el Saint Bois el servicio se fue constituyendo progresivamente por la sensibilidad del equipo médico. Además señaló que la Cátedra de Medicina Familiar de la Facultad de Medicina también ha sostenido en el tiempo el trabajo en diversidad sexual y que actualmente dicta cursos de sensibilización todos los años. Indicó que a la brevedad ASSE aprobará un protocolo de hormonización para todas las personas trans, lo que va a permitir que esa población tenga acceso gratuito a las hormonas.

Por otro lado, Cecilia Rocha, también del ICP, aseguró que el gran desafío que tiene Uruguay es educar en género y diversidad sexual. Rocha recordó que la guía Educación y diversidad sexual, a pesar de que se acordó entre el área de Derechos Humanos de la Administración Nacional de la Educación Pública y el Instituto Nacional de las Mujeres del Ministerio de Desarrollo Social, se trancó por resistencias políticas en todos los frentes. A su vez, indicó que de las “muchas políticas” que se han implementado, algunas de las más importantes son la tarjeta Uruguay Social para personas trans y el programa Uruguay Trabaja, por el cual 60 personas trans obtuvieron empleo. Con respecto a la guía, Edh Rodríguez, de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, aseguró que “se ubican prácticas sexuales como identidades, y se nombran”, lo que conduce a la “inflexibilidad” de pensamiento y “se corre el riesgo de tener una grilla en la que vas poniendo a la gente”.