Desde junio de 2003 no se observaba una caída del PIB en el segundo trimestre del año, que en esta ocasión se contrajo 1,8% en relación con los primeros tres meses del año. Salvo las industrias manufactureras, que aumentaron su producción 2,6%, todas las demás actividades se contrajeron. La más afectada fue el suministro de electricidad, gas y agua, que cayó 54,5%. En menor medida, impulsaron a la baja del PIB el comercio, las reparaciones, restaurantes y hoteles (con una caída de 4,4%), la construcción (1,8%), la agricultura, ganadería, caza y silvicultura (1,6%) y el transporte, almacenamiento y comunicaciones (0,8%).
Cambiando la óptica a una visión interanual, el descenso de 0,1% del nivel de actividad de la economía fue el resultado de una caída de igual magnitud del volumen físico del Valor Agregado Bruto y de 0,5% de los impuestos de subvenciones sobre los productos. De nuevo, la actividad que más se contrajo fue el suministro de electricidad, gas y agua, con una caída de 58,5%, fundamentalmente como resultado de una menor proporción de generación de energía hidráulica, en relación con el segundo trimestre del año anterior.
Comercio, reparaciones, restaurantes y hoteles y la construcción fueron los otros rubros que disminuyeron la proporción de su valor agregado a la economía, 4,2% y 4,1%. El desempeño negativo en los servicios comerciales se explicó por una menor comercialización de productos importados, mientras que en el incremento de la actividad de los restaurantes y hoteles -que compensó parcialmente la caída- incidió la mayor demanda realizada por turistas. La caída de la construcción se vio tanto en el sector privado, donde se asoció a la culminación de las obras de la planta de pulpa de celulosa en Colonia, como en el público, donde incidieron la reducción de las obras de vialidad y telecomunicaciones, parcialmente contrarrestadas por el aumento de la construcción de obras vinculadas con la generación y conducción de energía eléctrica.
De los restantes sectores, el mayor aumento, de 9,7%, que ocurrió en la industria, se explica por lo sucedido con las ramas exportadoras, principalmente por la producción de pasta de celulosa; en contraposición, se destacan las incidencias negativas de la industria frigorífica y de la pesquera. No obstante, las ramas destinadas al mercado interno registraron un incremento interanual en el trimestre, en el que se destaca la producción de combustibles.
El sector de transportes, almacenamiento y comunicaciones incrementó su valor agregado 3,1%, por una expansión en la actividad de telecomunicaciones -con altas tasas de crecimiento en los servicios de transmisión de datos-, compensada en parte por una caída en el transporte y almacenamiento, debido a los descensos en los servicios de transporte tanto de pasajeros como de carga.
En menor medida, aumentó su valor el sector agropecuario (2,2%), debido a una mayor demanda de madera para la fabricación de pasta de celulosa, pero influyeron a la baja los descensos en las actividades agrícolas, sobre todo en los cultivos de soja y trigo, y también en la pecuaria, por una producción menor de ganado vacuno.
El agregado “Otras actividades”, que incluye actividades de servicios inmobiliarios, financieros, prestados a las empresas, del gobierno general, sociales, de esparcimiento, personales y el ajuste por los servicios de intermediación financiera, aumentó 1,6%, registrándose tasas positivas en la mayoría de los subsectores que lo conforman.
Patas flojas
Desde la perspectiva del gasto, el comportamiento del PIB en el segundo trimestre responde a una caída de la demanda interna casi totalmente compensada por el crecimiento de la demanda externa neta.
En lo interno, la caída se explica por la disminución del gasto de consumo final de los hogares (1,1%) y también del gobierno (2,1%), y en menor medida por la formación bruta de capital, que presentó un leve descenso (0,5%) respecto de igual trimestre del año anterior, producto del descenso registrado en la formación bruta de capital fijo (-6,4%) y la menor desacumulación de stocks, explicada principalmente por el comportamiento de los productos en procesos agropecuarios y las existencias de combustible.
En cuanto a las transacciones de bienes y servicios con el exterior, las exportaciones bajaron 1,4% y las importaciones 2,6%, lo que determinó una reducción del saldo neto negativo en términos de volumen físico, respecto del verificado en igual período del año anterior. El descenso registrado en las exportaciones de bienes se debió, en gran medida, a las menores ventas al exterior de soja, trigo y productos cárnicos. Por su parte, la pulpa de celulosa tuvo un crecimiento destacado, que no alcanzó para contrarrestar la caída de otros rubros industriales. En cuanto a los servicios, el alza registrada por el aumento en el número de turistas y el mayor gasto per cápita no alcanzó para contrarrestar la caída observada en las ventas al exterior de otros servicios. Por su parte, la caída de las importaciones fue impulsada por menores compras de bienes de consumo y de capital al exterior, y a su vez por el descenso en las importaciones de servicios, que se explica por la baja en el turismo de uruguayos en el exterior.
Los analistas consultados por el Banco Central preveían en agosto que la economía se expandiera 2,6% este año. Hoy se publica una nueva edición de la encuesta de expectativas, en la que probablemente la mayoría de los consultados modifiquen su estimación a la baja.