Más de 120 jóvenes y adolescentes de Uruguay, un grupo de Argentina y un representante de Colombia participaron ayer en el Primer Congreso Latinoamericano de Salud Adolescente, organizado por el Ministerio de Salud Pública (MSP), el Instituto Nacional de la Juventud (Inju) y la Red de Juventudes. El objetivo fue que los jóvenes plantearan su opinión e hicieran propuestas sobre diez temas relacionados con la salud, para que los profesionales y las instituciones sean realmente accesibles para ellos. Los insumos serán tomados por el Primer Congreso Integrado de Adolescentes, que se desarrolla hoy, y el XXX Congreso de la Sociedad Uruguaya de Pediatría, que empieza mañana.

Los jóvenes uruguayos procedían de los 19 departamentos y fueron seleccionados por el Inju, en atención a lograr la mayor representatividad. Los organizadores trajeron expertos de Cuba, Costa Rica, Argentina, Brasil y Portugal que, junto a técnicos del Inju, acompañaron las discusiones, que se desarrollaron en el correr del día. Se dividieron en diez talleres: discapacidad; consumo; salud sexual y reproductiva; salud mental; salud integral; diversidad; violencia; discriminación; medioambiente y salud; participación desde la perspectiva de la salud.

El concepto de salud es amplio y abarca el bienestar biopsicosocial. Desde esa perspectiva lo consideraron los jóvenes. Al hablar del consumo no se limitaron al uso problemático de sustancias, “sino a todo tipo de consumo que tenemos en la sociedad actual, tan naturalizado que no está bueno”. Respecto del tema de las drogas pidieron “proponer soluciones reales”, porque “las soluciones prohibitivas” no han llevado a nada; reclamaron “educación para tener un consumo responsable” y llevar el tema a instituciones educativas, a “los barrios y a las familias”.

El grupo de medioambiente hizo hincapié en el tema de la basura y en la necesidad de que la recolección llegue a todos los barrios para que la población no tenga que recurrir a los vertederos; los jóvenes sugirieron que se clasifique la basura orgánica para generar compost que sirva para la práctica de la agricultura orgánica. También propusieron que se disminuya la contaminación sonora en las ciudades.

En el taller de violencia hablaron de explotación sexual comercial de niños y adolescentes, de violencia en el noviazgo, y de abuso y maltrato a niños y adolescentes. El grupo pidió que haya más talleres sobre violencia -también sobre el resto de los temas- y que empiecen a desarrollarse en la escuela y no recién en el liceo. Plantearon la importancia de que haya talleres de sensibilización para la Policía, “porque hoy en día en nuestro país se da mucho la violencia de parte de la Policía a los adolescentes”. Pidieron más espacios de debate y de información sobre violencia y que haya “más psicólogos, más trabajadores sociales y más psiquiatras, no sólo en los centros educativos sino en las cárceles, para que las personas realmente salgan rehabilitadas”.

Quienes discutieron sobre discapacidad plantearon diferentes problemas para acceder a los centros de salud y propusieron que haya rampas, ecografías accesibles, alertas sonoras, cajas de medicamentos con lenguaje braille, así como trabajadores capacitados para tratar con ellos. Señalaron, además, que desde el sistema de salud se considera a las personas con discapacidad como si fueran “asexuadas” y reclamaron que se les dé información y que ésta sea accesible.

El taller de salud sexual y reproductiva concluyó que “la responsabilidad de la educación sexual es del hogar, de los centros educativos y de los centros de salud”. Los jóvenes apuntaron a fortalecer la autonomía del adolescente para que pueda tomar las decisiones que considere pertinentes. Pidieron reforzar la educación sobre sexualidad en centros educativos, crear “programas transversales e integrales y que se tome a la persona como un ser biopsicosocial”. Opinaron que el diálogo que se establezca desde las instituciones de salud o educativas “tiene que ser horizontal y empático”.

El grupo de diversidad reclamó baños públicos con letreros adecuados para personas trans, que se promueva la realización de talleres de sensibilización entre las autoridades, y que las personas trans tengan representación parlamentaria.

El grupo de salud mental pidió “nuevos espacios de convivencia en el barrio y en el liceo”. “Queremos ser tratados como un sujeto y no como un objeto”, expresaron.

El taller de salud integral propuso que los jóvenes hagan voluntariados en residenciales de ancianos para fortalecer las relaciones intergeneracionales.

A modo de síntesis, plantearon “educar no sólo a los jóvenes sino también a los adultos”, fortalecer la autonomía de los jóvenes en la toma de decisiones, tener más psicólogos en los liceos y darle continuidad a lo que surgió en los talleres.