En el proyecto de ley de presupuesto, recientemente ingresado al Parlamento, se proponen ciertas modificaciones al Fondo de Solidaridad. ¿Cuáles son estas modificaciones y qué repercusión tienen para los egresados que aportan hoy y para quienes aún continúan estudiando o recién se recibieron?

El Fondo de Solidaridad financia un sistema de becas para estudiantes de bajos recursos de educación terciaria pública. Éstas han ido en aumento en los últimos años, y de las 7.896 becas que se otorgaron en 2015, 85% corresponde a estudiantes del interior. En la actualidad, aproximadamente 15% de los egresados de la Udelar usó una beca del Fondo.

El Fondo de Solidaridad se nutre del aporte de los profesionales egresados de la Universidad de la República, del nivel terciario del Consejo de Educación Técnico Profesional (CETP-ANEP) y de la Universidad Tecnológica para financiar un sistema de becas para estudiantes de bajos recursos de estas instituciones. El aporte lo realizan los egresados con ingresos mensuales superiores a cuatro Bases de Prestaciones y Contribuciones ($12.208), luego de transcurridos cinco años desde el egreso y hasta completar 25 años de aportes o hasta el cese en la actividad laboral por jubilación. El aporte depende de la duración curricular de la carrera que la persona estudió, de acuerdo a la siguiente escala: menor a cuatro años, 0,5 BPC ($1.526); entre cuatro y cinco años, 1 BPC ($3.052) y más de cinco años, 1,7 BPC ($5.087).

Una de las modificaciones propuestas es elevar el mínimo no imponible al doble. De esta forma, sólo pagarán el Fondo de Solidaridad aquellos egresados con ingresos superiores a $24.416, lo que resulta en que 18% de egresados dejarán de pagar (aproximadamente 18.000 egresados).

Otra propuesta es que los tramos de aporte en función de la duración de las carreras se reduzcan a dos, distinguiéndose únicamente las carreras de menos de cuatro años de aquellas de cuatro años o más. Esta modificación prácticamente logra agrupar a las tecnicaturas por un lado y las licenciaturas por otro, evitando a su vez que existan egresados de la misma licenciatura con diferentes montos de aporte dependiendo del plan de estudio (actualmente, existe una tendencia a reducir las licenciaturas a cuatro años). A su vez, se agrega una dimensión más para diferenciar el aporte, que corresponde al número de años que transcurren desde el egreso. En este sentido, además de los cinco años de gracia que existen actualmente, se propone un aporte menor para los egresados que comienzan a pagar el Fondo (entre cinco y nueve años transcurridos desde la obtención del título), con el objetivo de reducir la carga del aporte, dado que, como es sabido, los trabajadores aumentan sus ingresos conforme aumenta su experiencia laboral.

Con la modificación propuesta, los egresados de carreras de cinco años y más, que representan 64% del total de egresados que pagan el Fondo, se verán beneficiados en sus primeros años de aporte con respecto a la situación actual (pasarán a pagar de $5.087 a $3.052) mientras que los egresados con más experiencia pagarán sólo un poco más (de $5.087 a $6.104).

El resto de los egresados que aportan cuyas carreras tienen una duración menor a cinco años no modifican su contribución en los primeros cinco años de aporte, mientras que para los siguientes años la contribución se duplica. Cabe destacar que bajo las condiciones actuales, la tasa efectiva de aporte promedio es de 0,75%, mientras que en el diseño propuesto la tasa sería de 0,8% (las tasas de imposición efectiva fueron construidas para cada individuo como el cociente entre el monto pagado por concepto de Fondo de Solidaridad y el ingreso líquido, y posteriormente se promedió).

Otra modificación a destacar refiere al plazo de aporte; actualmente se aporta hasta la jubilación o hasta completar 25 años de aportes. La propuesta es que se aporte hasta la jubilación o hasta los 70 años de edad. Esto no supone en los hechos extender de forma significativa los años de aporte. De hecho, si un estudiante egresa a los 25 años, tiene cinco años de gracia y trabaja hasta su jubilación a los 60 años habrá aportado al Fondo durante 30 años, cinco años más que en la situación actual. Si este egresado continúa su actividad laboral hasta los 70 años, habrá aportado 15 años más. Sin embargo, sólo 46% de los egresados que tienen entre 60 y 69 años de edad están activos y perciben ingresos mensuales superiores a 8 BPC (según datos de la Encuesta Continua de Hogares).

El diseño del Fondo de Solidaridad no había sido revisado en sus dos décadas de funcionamiento. Los cambios propuestos buscan contemplar la situación de los egresados de bajos ingresos (al duplicar el mínimo no imponible) y aliviar la carga al comienzo de la carrera profesional (estableciendo un aporte menor para los profesionales que obtuvieron su título hace más de cinco años, pero menos de diez), manteniendo igual el volumen de contribuciones para poder financiar el número de becas que otorga actualmente.

Las autoras

Doneschi es investigadora del Departamento de Economía de la Facultad de Ciencias Sociales (Udelar). Novas es asesora del Ministerio de Economía y Finanzas. Velázquez es investigadora del Centro de Investigaciones Económicas (Cinve) y del Centro de Estudios Distributivos, Laborales y Sociales de la Universidad de La Plata. Las autoras han asesorado en varias ocasiones al Fondo de Solidaridad y sus opiniones no comprometen a las instituciones para las que trabajan.