La madrugada del 12 de julio mataron a Ruben Martínez Mieres de un disparo por la espalda. Como viene informando la diaria, la Justicia indagó a diez policías que esa noche recorrieron el barrio Peñarol en busca de dos hombres que habían robado un carro de chorizos. Para Graciela Eustachio (la jueza de 8º Turno que quedó a cargo del caso) y para el fiscal Carlos Reyes, desatar el enredo de versiones de lo que pasó esa noche fue un trabajo que insumió tiempo, indagatorias varias, pedidos de informes balísticos y forenses (de este último tipo hubo que pedir dos: había contradicciones entre la hora de muerte que declararon los agentes y la que registró la ambulancia del Semm), y un careo entre seis de los sospechosos, que duró varias horas del viernes 25 en el juzgado de la calle Misiones y que sacó a la luz nuevas incongruencias. Se sabe, sí, que la bala salió de una de las pistolas Glock que en 2010 comenzaron a sustituir a los revólveres en las cinturas de los policías uruguayos.

El viernes también apareció una evidencia más: según adelantaron a la diaria fuentes judiciales, la Dirección Nacional de Policía Técnica aportó una grabación tomada desde el patrullero. El audio, según confirmaron desde Fiscalía y desde la Policía, proviene del sistema Tetra, un equipo de comunicaciones encriptadas que sustituyó a las radios y que, entre otras ventajas, como contar con un GPS incorporado, tiene un micrófono que puede grabar sonidos dentro y fuera del patrullero.

Fuentes judiciales informaron que el audio está pasando por pericias técnicas para “limpiarlo” y que pueda ser presentado como prueba; la información aún es reservada -porque el caso está en etapa de presumario- pero en el audio, según dijo a la diaria Ruben Daniel Martínez, padre de la víctima, aparecen conversaciones entre dos oficiales de la Unidad de Respuesta y uno de la Seccional 8ª, que confiesa haber matado al muchacho. Desde el Poder Judicial se especula que en unas dos semanas el fiscal Reyes pedirá un procesamiento por homicidio y dos por encubrimiento. Pero el padre no está conforme, y además de encontrar a los culpables quiere que se haga justicia por los moretones que vio en el cuerpo de su hijo cuando fue a reconocerlo a la morgue y que no explican las declaraciones de los oficiales. “Hay que ir paso a paso”, dice por teléfono, desde Rivera.