Con citas al caudillo nacionalista Aparicio Saravia, al ex presidente José Mujica, al líder del Movimiento de Liberación Nacional Raúl Sendic y a la jueza Mariana Mota, el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, le respondió al ex canciller venezolano Elías Jaua, que lo acusó de ser “procónsul de Washington”. “Ninguna revolución, Elías, puede dejar a la gente con menos derechos de los que tenía, más pobre en valores y en principios, más desigual en las instancias de la justicia y la representación, más discriminada dependiendo de dónde está su pensamiento o su norte político. Toda revolución significa más derechos para más gente, para más personas”, comienza su carta Almagro. Y continúa: “La democracia es el gobierno de las mayorías, pero también lo es garantizar los derechos de las minorías. No hay democracia sin garantías para las minorías. Y en ese sentido, he repetido en varias ocasiones que mi deber es recibir a gobiernos y a oposición, y así lo he hecho”.
El ex canciller uruguayo sostiene que “hay algo que está por encima de cualquier comunidad ideológica” y son “los valores republicanos esenciales, de los cuales no podemos prescindir en ningún pensamiento, porque hacen al derecho de los pueblos”.
Almagro defiende en la misiva el rol de la OEA como observador electoral de los próximos comicios en Venezuela. “Yo sé que Venezuela tiene uno de los procesos electorales de mejor calidad, pero entiendo que nuestra presencia puede ayudar a que las minorías políticas de hoy en Venezuela lo comprendan asimismo”, señala.
Respecto de las críticas de Jaua por la visita de Almagro a los colombianos expulsados de la frontera venezolana, el ex canciller uruguayo sostiene que luego de estar “allí, hablando con quienes no mienten, los niños, trabajadoras y trabajadores humildes”, valora que se trata de una “situación penosa que están atravesando unos miles de personas y cientos de niños que requieren en forma urgente la reunificación familiar”. “Y de unos cuantos miles que perdieron todas sus humildes posesiones. Y quien se cree de izquierda y no es sensible a esta penosa realidad humanitaria no merece llamarse de izquierda, ni tiene autoridad moral para criticarme”, sentencia.