Feliciano Rosas es veterinario, tiene 27 años y vive en Florida. De niño era aficionado a la paleontología y entre los diez y los 17 años hizo varios pequeños hallazgos de fósiles en las barrancas del río Santa Lucía chico. El martes de noche, conversando de esas historias con un colega, Gerardo Harán, quedaron en ir al otro día al río, a la zona de La Macana, un pueblo a diez kilómetros de la ciudad de Florida, para probar si era cierto que aparecían fósiles entre la arcilla. Por las dudas, también llevaron las cañas de pescar.

Apenas comenzaron su recorrido en bote por el río, vieron un fragmento de caparazón “asomando” sobre la barranca. Pararon y se dieron cuenta de que eran restos de un gliptodonte, un mamífero emparentado con las mulitas; Rosas estima que los restos pueden tener entre 10.000 y un millón de años. Desde el hallazgo, que difundió TV Florida en la tarde del miércoles, ambos estuvieron trabajando para desenterrarlo. Ayer de tarde ya había quedado “casi todo afuera”: el caparazón tiene 1,8 metros de largo, 1,2 de ancho y casi un metro de profundidad. Por dentro está lleno de arcilla, por lo que estiman que pesará unos 800 kilos. “Es enorme”, dijo Feliciano.

Enseguida se pusieron en contacto con Andrés Rinderknecht, curador en paleontología del Museo Nacional de Historia Natural y uno de los paleodetectives protagonistas de la serie homónima de TNU, en la que se resolvían interrogantes planteados por la Organización Mundial de Niños Curiosos. El paleontólogo les confirmó que eran restos de gliptodonte y les explicó cómo rodear al caparazón con diario mojado, yeso y alambre, para sacarlo en buenas condiciones. También se comunicaron con la Intendencia de Florida, y ayer llegaron al lugar dos jerarcas de la comuna para presenciar el hallazgo. Coordinaron con el Batallón de Ingenieros de Florida para que dos soldados se instalen en la zona con una carpa, con el propósito de cuidar los fósiles, y ofrecieron una retroexcavadora que el lunes facilitará el traslado del caparazón, al que sólo se accede cruzando el río.

Vacíos

En diálogo con la diaria, Rinderknecht comentó que el material no es tan raro de encontrar en Uruguay, y recordó otros hallazgos de restos de gliptodonte. Sin ir muy atrás, en octubre de 2015 hallaron restos en Aceguá (Cerro Largo) y antes habían aparecido en distintas oportunidades en Sacachispas (Soriano) y en San Ramón (Canelones). Pero lo que encontraron los dos veterinarios en La Macana, según el paleontólogo, “es un material lindo, bastante bien preservado; no es tan común encontrar así el caparazón”.

La Intendencia de Florida ya se comprometió a preservar los restos, en la Casa de la Cultura o en el Museo Histórico de la ciudad. La preocupación de Feliciano Rosas, según transmitió a Radio Uruguay, era que el hallazgo “quede en la ciudad y que se pueda aprovechar como material de estudio”, porque a su entender “no tiene un valor económico, sino un valor cultural”. Rinderknecht, a su vez, se comprometió a concurrir a Florida para preparar los materiales y explicar cómo se prepara un fósil, cómo se busca y se recolecta. “Por suerte, en este caso las dos personas que lo vieron sabían cómo sacarlo y se pusieron en contacto con nosotros”, valoró el paleontólogo.

Actualmente, cuando se produce un hallazgo de fósiles de este tipo, su preservación “queda al libre albedrío” de lo que decida quien lo encuentre. En este caso, los dos veterinarios de Florida optaron por hacer inmediatamente la denuncia del hallazgo en la Policía, y buscaron entrar en contacto con organismos públicos para que los restos puedan mantenerse en condiciones. Rinderknecht explicó que la Ley 14.040, que creó la Comisión de Patrimonio Histórico, Artístico y Cultural de la Nación, “no establece nada en cuanto a que no puedan colectarse fósiles o restos arqueológicos por parte de aficionados”, y en su opinión “está muy mal hecha”, porque si bien le adjudica a la comisión la preservación de sitios arqueológicos y los elementos que allí se encuentren, también habilita la venta de fósiles y sólo da prioridad al Estado “si iguala la oferta más alta”. El científico también dijo que en la Comisión de Patrimonio “no ha trabajado ni un paleontólogo” y que si el Museo Nacional de Historia Natural tuviera que hacerse cargo del hallazgo -lo que le gustaría- no podría hacerlo: “Tendría que tratar de pedir un auto, ponerme una mochila e ir en ómnibus; tenemos muchas carencias en ese sentido”. Por eso, Rinderknecht valora el trabajo de los aficionados. “Muchos hemos publicado trabajos científicos con fósiles que ellos colectaron”, destacó.