La actitud que la bancada oficialista utilizó para votar en la Cámara de Senadores el proyecto de capitalización de ANCAP no se repitió en Diputados el sábado, cuando se aprobó definitivamente la iniciativa, con los votos del Frente Amplio (FA). La estrategia de los senadores frenteamplistas, que habían abordado el proyecto la noche del lunes 28 de diciembre, fue agilizar el debate y reducirlo a su mínima expresión. Para ello evitaron confrontar abiertamente con la oposición y, a la vez, inhabilitaron a los senadores blancos, colorados o independiente a hacer uso de minutos adicionales en sus oratorias.

La senadora Daniela Payssé (Asamblea Uruguay, AU) explicó que esa estrategia tenía sentido porque las bancadas oficialistas de ambas cámaras buscaban aprobar el proyecto antes de que culminara el año. “Incluso lo habíamos acordado con los diputados. Era una forma de agilizar el debate lo más posible para pasar el tema a la otra cámara”, afirmó. Luego los diputados descubrieron que la licencia del representante Enzo Malán, que se encontraba en Cuba, no estaba tramitada, por lo que el FA no pudo levantar el receso y votar el proyecto antes de que terminara 2015. Recién lo consiguió el 1º de enero, pero a esa altura la estrategia de agilizar el debate había perdido sentido.

Con 53 oradores en la sesión del sábado en Diputados, ocurrió lo que no había pasado en Senadores: las diferencias en la interna frenteamplista se visibilizaron como no lo habían hecho antes. El diputado Gonzalo Mujica, ahora integrado a la bancada de AU, fue uno de los portavoces de la situación: “Tenemos juicios distintos sobre esto y no hemos dado esta discusión encerrados en un cuartito”. Payssé tampoco se privó de hacer comentarios, y durante la sesión del sábado escribió en Facebook que la capitalización de ANCAP “deberá ir acompañada de cambios profundos en la planificación de inversiones, en la reestructuración de los planes de negocios, en el reperfilamiento de la deuda, y... si yo estuviera en el directorio, pondría YA mi cargo a disposición”.

Tal como ocurrió en la Cámara de Senadores, la miembro informante por el oficialismo fue una legisladora del Movimiento de Participación Popular: en la cámara alta había sido Patricia Ayala y el sábado le tocó a Lilián Galán. La visión de los hechos en ambos casos fue más cercana a las posturas del vicepresidente Raúl Sendic y del ex presidente José Mujica que a la del actual ministro de Economía y Finanzas, Danilo Astori, y del resto del equipo económico. Galán justificó la “contribución” que hizo ANCAP a la política económica y, según El País, dijo que es “moralmente injusto” hablar de capitalización y que sería más acertado hablar de “resarcimiento”. Que en su momento no aumentaran los precios de los combustibles representó un “beneficio para toda la sociedad”, sostuvo.

En una situación poco común en el oficialismo, el diputado astorista Alfredo Asti expresó públicamente su discrepancia con el informe de Galán. “Necesaria y lamentablemente, tengo que decir que si el informe que se realizó por parte del FA hubiera sido escrito, lo hubiese firmado con varias salvedades”, dijo. Luego, en su cuenta de Twitter aclaró que no estaba de acuerdo “con el relato” de Galán acerca de las causas del déficit y del concepto de “compensación”. Asti también cuestionó que la diputada no se hubiera referido al rol que jugó el Ministerio de Economía y Finanzas en la “salvación de cientos de millones de dólares en los negocios con PDVSA”, informó El Observador.

Otro que salió a trancar fuerte fue el diputado Darío Pérez (Liga Federal Frenteamplista, LFF), quien, sin eufemismos, pidió la renuncia de los directores y gerentes de ANCAP. Víctor Semproni, de Congreso Frenteamplista (sector aliado a LFF), dijo que este bloque leerá todos los informes de las comisiones investigadoras y que pedirá una reunión a los representantes del FA en este cuerpo. “Exigimos que se asuman las responsabilidades que correspondan, pero queremos tener toda la información”, manifestó. Según adelantó, su sector pedirá renuncias, “pero primero tenemos que saber a quién pedírsela”. El senador del Nuevo Espacio Rafael Michelini ya había mostrado su deseo de que se concretaran las renuncias en el directorio de ANCAP en una entrevista concedida a El País el 6 de diciembre: “Si esa capitalización se da para que tenga un trampolín que le permita ir más alto, deberían además renovarse las autoridades”.

En la sesión, los legisladores pertenecientes al grupo de Sendic no se quedaron callados. El diputado Felipe Carballo adelantó que no atacaría a legisladores de su partido. “Desde estos micrófonos no vamos a agraviar a ningún compañero del FA”, expresó, según recogió El Observador. A su vez, su par José Querejeta aprovechó la oportunidad para criticar a la oposición: “¡Los directores de la oposición en ANCAP votaron todas las inversiones y ahora sus partidos se borran!”.

Críticas

La oposición, que no votó el proyecto, no ahorró críticas, principalmente porque la capitalización no incluyó la remoción de directores y gerentes de la empresa, considerados en filas no frenteamplistas los responsables del déficit financiero de ANCAP. El diputado nacionalista Jorge Gandini saludó irónicamente a la Federación ANCAP (FANCAP) “por colmar, en defensa de las empresas públicas, las barras... Las barras de Maldonado y el Chuy, porque éstas están vacías”, dijo, señalando las tribunas de la cámara.

Gandini también sostuvo que la Justicia podrá indagar a dónde fueron a parar las pérdidas de ANCAP: “Ya veremos si parte de estas pérdidas financiaron la campaña electoral del hoy vicepresidente de la República [Sendic], particularmente en la interna del FA, en la que todos vimos un derroche desproporcionado de recursos económicos. Ya veremos si Sendic se apropió sólo del eslogan de ANCAP, ‘el Uruguay que queremos’’. Las clásicas comparaciones tampoco faltaron a la cita: el colorado Tabaré Viera dijo que los 900 millones de dólares (la capitalización por la condonación de deuda de 622 millones más los 250 millones de dólares a los que el gobierno pretende acceder mediante un préstamo de la Corporación Andina de Fomento) equivaldrían a la construcción de 900 escuelas, 7.500 kilómetros de rutas y nueve años de inversión en OSE, aseguró.