Uruguay presidió ayer su segundo debate en el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU); fue sobre la situación en Medio Oriente, y para dirigirlo viajó a la sede del Consejo, en Nueva York, el canciller Rodolfo Nin Novoa. El debate se centró en el conflicto entre Israel y Palestina, pero Nin Novoa también se manifestó sobre la “agudización” del conflicto en Siria y enfatizó la amenaza que significa el “creciente protagonismo terrorista” en la región.
Quien abrió el debate fue el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, que pidió gestos a ambas partes para destrabar las negociaciones por la paz y en particular exigió a Israel que “congele” el proyecto de asentamientos en tierras palestinas, que constituye “una afrenta para el pueblo palestino y la comunidad internacional”. De hecho, ayer el diario Haaretz informó que el Ejecutivo israelí aprobó la construcción de más de 150 viviendas en colonias judías en el territorio palestino ocupado de Cisjordania. Los pronunciamientos de Ban Ki-moon le valieron las críticas del primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, que lo acusó de “dar impulso al terrorismo” por declarar que la actual violencia palestina tiene origen en años de ocupación israelí.
Nin, que discutió la posición de Uruguay con representantes de algunos partidos políticos el 14 de enero, recordó la votación de 1947 en la ONU y reafirmó que la posición del país sigue siendo el apoyo “a la solución de dos estados independientes y al derecho de ambos a vivir en paz”, pero reconoció que esa paz “parece encontrarse lejos”. “Nos enfrentamos a un aparente descreimiento de que las negociaciones de paz sean factibles de ser retomadas en el corto plazo, a dudas crecientes sobre la viabilidad de los dos estados y ante un alarmante recrudecimiento de la violencia”.
El canciller aseguró que la solución al conflicto “debe encontrarse a través de conversaciones bilaterales”, pero insistió en que la situación actual es de “parálisis”, por lo que la comunidad internacional “debe incrementar sus esfuerzos para acompañar ese proceso y alentar a las partes a volver a la mesa de negociación con miras a encontrar una salida pacífica, justa, negociada, duradera y que, conforme al derecho internacional, contemple los derechos y las necesidades de cada parte”. En el mismo sentido que el secretario general, Nin afirmó que “la violencia y los asentamientos ilegales” constituyen “serios obstáculos para el logro de la paz justa y duradera”“Las partes tienen la obligación y la responsabilidad de avanzar hacia un entendimiento mutuo, absteniéndose de adoptar decisiones unilaterales que entorpezcan el diálogo”, enfatizó.
Entre nos
La Embajada de Israel en Uruguay difundió un comunicado en la tarde de ayer, después de finalizado el debate en el Consejo de Seguridad, en el que agradece el “compromiso de Uruguay de apoyar la paz y la seguridad para Israel y también su apoyo para un camino negociado con la finalidad de llegar a una solución de dos estados”. Reafirma la postura de su gobierno de que la “única manera de llegar a una solución al conflicto israelo-palestino es a través de la negociación directa entre las partes”, y cita como ejemplo el caso de Egipto y Jordania. Pero el comunicado también pone en cuestión, en forma directa, el rol de la ONU en el conflicto: “Los palestinos están eligiendo el camino de las victorias fáciles en la ONU, que implica no afrontar con valentía a su población y decirles que tendrán que comprometerse para llegar a la paz”, y termina convocando a la comunidad internacional “a invitar a los palestinos a volver a la mesa de negociaciones y retomar el diálogo para la paz”.
Siria y más allá
Pero además del conflicto entre Israel y Palestina, Nin se refirió en su exposición al conflicto en Siria, que “tiene un impacto devastador no sólo en el pueblo sirio, sino también con fuertes repercusiones en la región y en el mundo”, situación que Uruguay “ve con extrema preocupación”. El canciller aseguró que la población civil sigue siendo “la principal víctima del conflicto y de la guerra”, por lo que Uruguay “condena inequívocamente las sistemáticas violaciones a los derechos humanos cometidas por todos los actores en el conflicto, tanto por el gobierno como por las entidades no estatales”. En particular, condenó enérgicamente “el impedimento del acceso rápido y seguro de la ayuda humanitaria al territorio afectado, en especial a aquellas zonas que se encuentran sitiadas”, y repudió “el uso del hambre como arma de combate, lo cual constituye, a todas luces, un crimen de guerra. Es inaceptable que continúen muriendo personas cuando la comunidad internacional cuenta con medios suficientes para socorrer a quienes más lo necesitan”, dijo, en referencia a los medicamentos, alimentos y bienes básicos que se pueden proporcionar.
El canciller planteó que los esfuerzos de la cooperación internacional deben encauzarse hacia un “diálogo amplio, inclusivo y transparente, con representantes de toda la sociedad y en la cual los sirios resuelvan su propio futuro”.
En este punto es que Nin concentró su preocupación por el “creciente protagonismo terrorista”, que en Siria se maneja “apoderándose de territorios, utilizando armamento prohibido, utilizando niños como soldados o esclavizándolos, tomando escuelas y hospitales con fines militares, violando todos los derechos humanos de la población, especialmente los de mujeres y niñas”. Los caracterizó como “grupos extremistas que tienen centros de entrenamiento y reclutamiento conjuntos, que coordinan acciones atroces, que nada tiene que ver con la defensa de ninguna religión ni ideología. Para estos grupos, el concepto de soberanía no significa ninguna delimitación, ni se detienen ante ninguna frontera”. Calificó el fenómeno de “pandemia” que “interpela la capacidad del sistema internacional y de este Consejo para cumplir su mandato”. “Urge actuar de modo que se pueda combatir ese flagelo terrorista y criminal”, enfatizó.
Mencionó los casos de Irak y Afganistán, que “muestran otros infiernos humanitarios tras intervenciones que no han alcanzado sus objetivos, dejando un vacío que ha sido ocupado por el extremismo radical. Es crucial que esto no ocurra en Siria”, dijo, antes de citar lo que ocurre en el norte de Nigeria, Somalia o Yemen, donde hay una “estrecha interconexión de distintas organizaciones terroristas, como Estado Islámico, Al Qaeda y Boko Haram”. Reiteró la “urgente necesidad de hacer frente al flagelo terrorista de manera efectiva” en el marco de la ONU, así como reclamó tomar medidas contra el financiamiento de los grupos terroristas.