Sebastián Moreno es economista y fue asesor de la Dirección Nacional de Vivienda (Dinavi) entre 2010 y 2015. En representación del MVOTMA integró desde 2014 la Comisión Directiva del Plan Juntos, que durante el período pasado fue liderada por Carlos Acuña -por Presidencia de la República- e integró una representante del Mides. La transición hacia la nueva institucionalidad ocurrió entre marzo y diciembre de 2015 y tuvo sus bases en la Ley de Presupuesto Quinquenal, que ubicó al Plan Juntos dentro de la Dinavi, disolvió la Comisión Directiva y creó el cargo de coordinador general, puesto para el que Moreno fue designado.
-¿Qué cambios supone la nueva institucionalidad?
-Es un trabajo más cercano con todos los planes del ministerio y participamos desde el diseño y desde el inicio del Plan Quinquenal de Vivienda. Permite tener vínculos mucho más cercanos con todos los programas del sistema público de vivienda que trabajan con esta población, y acercarse a las políticas sociales mediante el Consejo Nacional de Políticas Sociales. Se creó una unidad coordinadora donde está la Dinavi, el Mides, el Programa de Mejoramiento de Barrios, la Agencia Nacional de Vivienda, MEVIR y el Plan Juntos, que va a definir con qué población que vamos a trabajar, a qué programas la vamos a derivar, en qué medida vamos a acordar planes de trabajo entre todas las instituciones del sistema público de vivienda y con el Mides porque, siempre tenemos que tener la pata del resto de las políticas sociales. Se creó para definir prioridades o definiciones políticas, para organizarnos y no pisarnos.
-¿Cuáles son las principales metas del Plan Juntos para el quinquenio?
-El Plan Juntos tiene como meta por el Plan Quinquenal y la Ley de Presupuesto llegar a las 3.600 intervenciones; hay 400 y pico que están en obra y otras 400 y pico que están por arrancar. El resto son intervenciones nuevas.
-¿Cuál es el presupuesto?
-Son 340.000.000 de pesos anuales que están en el Fondo Nacional de Vivienda por la Ley de Presupuesto. No quita que se puedan firmar convenios aparte y específicos por otras intervenciones o con otros organismos.
-¿Se mantiene el fideicomiso y la Fundación Juntos?
-La fundación no es parte del Plan Juntos; está muy vinculada, pero es una organización de la sociedad civil. Lo vamos a seguir intentando, pero sabiendo que no es la base del presupuesto: cumple un rol de contacto con la sociedad, para que la sociedad entienda que es un problema de todos; no va tanto por el sustento presupuestal. Las donaciones en sí no han sido el sustento del plan.
-¿Cómo se va a trabajar?
-La base va a seguir siendo el trabajo de las familias apoyadas por mano de obra del Plan, lo que ha dado muchísimos resultados en cuanto a la apropiación de la gente, a la autoestima; sienten que ellos mismos han terminado la vivienda y se fortalecen los vínculos entre vecinos. Pero vamos a trabajar en otro tipo de intervención a nivel barrial. En esto de optimizar recursos no vamos a hacer realojos de asentamientos inundables porque hay un Plan Nacional de Relocalizaciones de asentamientos inundables. Los programas de autoconstrucción en terreno público, que también trabajan por ayuda mutua, funcionan muy bien en el MVOTMA. Nos vamos a enfocar en la población que está en los programas de proximidad que trabaja el Mides con las demás instituciones, como Uruguay Crece Contigo, Jóvenes en Red y Cercanías. Esa población no necesariamente vive junta en un asentamiento o en un complejo habitacional o en una finca ocupada; los vamos a ir a buscar. Vamos a ir agrupando esas familias de acuerdo a cercanías geográficas, a lógicas territoriales y hasta sociales, conformando grupos de diez familias que van a seguir trabajando con esta lógica de ayuda mutua pero que al mismo tiempo van a tener proyectos sociales colectivos que van a trascender ese grupo, van a trabajar más con el resto del barrio. Estas familias ya tienen acompañamiento familiar para los programas de documentación, para que los niños vayan a la escuela, para los problemas de salud, de violencia doméstica, y los equipos de abordaje familiar los van a seguir trabajando. Complementando ese trabajo, los equipos del Plan Juntos van a impulsar la labor colectiva de esas familias, no sólo en la organización de la obra, sino en lograr proyectos colectivos aunque no necesariamente grupales. En algunos lugares el elemento nucleador puede ser lo medioambiental: por ejemplo, hay quema de residuos hospitalarios cerca de donde juegan los gurises del barrio; la idea es que estas diez familias puedan trabajar en conjunto identificando el problema y tratando de buscar soluciones, incorporando al resto del barrio para pensar cómo podemos cambiar eso. En otros lugares pueden ser hasta temas productivos; que las diez familias puedan salir al resto del barrio y hacer un mapeo de en qué trabaja la gente, las ofertas de capacitación, las ofertas laborales, y tratar de lograr algo llevado por este grupo pero también por el resto del barrio para proponer; pueden surgir emprendimientos que ellos puedan llevar adelante. Pueden ser temas productivos, culturales, los elementos nucleadores pueden ser muchos; hay que tener el conocimiento de esas familias para poder acompañarlas y lograr que armen un proyecto del barrio que sea votado en el Presupuesto Participativo, por ejemplo. Trascender un poco la obra haciendo la obra, claramente.
-¿No es un poco utópico pensar que tendrán tiempo y recursos para mantener su trabajo, cuidar a los familiares, construir la casa y además pensar en un proyecto?
-Estamos evaluando la cantidad de horas que se está pidiendo a la familia de participación en obra, porque las están cumpliendo pero no queremos que tengan que dejar su trabajo para hacer la casa, ni dejar la casa porque tienen que trabajar. Probablemente, la conclusión a la que lleguemos es que 20 horas de participación semanal en obra y además todo esto que estamos planteando no es algo que vayan a poder sostener. Quizá se pueda llegar a ese total de 20 horas que están haciendo hoy pero con otra mirada, no exclusivamente de obra. Ese proceso del qué pasa después de la obra es igual de importante que el qué pasa durante.
-¿Van a formarse barrios nuevos o las familias van a ser realojadas en sus terrenos, si los tienen?
-La idea es trabajar en diferentes líneas. Una es vincular a la gente que no tiene lugar con programas del MVOTMA, como autoconstrucción en terreno público, o con pequeños terrenos donde entran dos, tres, cuatro familias; y vincular los que están en un lugar donde no se puede construir con las carteras de tierras del MVOTMA o de las intendencias. La otra es ir a buscar a la gente en los lugares donde está e intervenir en la mejora de la vivienda. Estamos trabajando con el Mides para saber dónde está ubicada la población objetivo de estos tres programas.
-En el quinquenio pasado se hablaba de 15.000 familias en situación de vulnerabilidad y se construyeron 1.500 viviendas. Ahora confían en que van a duplicar ese número...
-En cuanto a la duplicación, este tipo de intervención que estamos planteando tiene sus ventajas en cuanto a la eficacia o la rapidez. Por otro lado, lo que se hizo en el quinquenio anterior no es poco, porque arrancamos de algo que no existía, se creó el Plan Juntos, la ley, el fideicomiso, se constituyeron los equipos y empezaron a trabajar en los barrios, la gente nos recibía en los barrios y no nos creía. Esos primeros años del Plan Juntos fueron duros y con menos recursos. Vos decís que se hicieron 1.500 viviendas en cinco años, pero en realidad no fueron cinco años, y efectivamente las 1.500 que se construyeron fueron hechas por gente que sostuvo el compromiso, que hoy está en una situación mucho mejor que la que estaba y que lo hicieron de manera colectiva, eso es esencial. No partimos del mismo lugar que en 2010. Hemos tenido errores que tomamos como aprendizaje, no consideramos que sea una meta inalcanzable; si no, no la hubiéramos fijado. Estamos ante un plan que ha madurado y que ahora va a dar un paso más.
-¿Cuáles fueron esos errores? Una de las principales críticas de las familias ha sido la demora en la concreción de las obras.
-Quizá la inexperiencia en temas operativos o logísticos, pensar que era más fácil de lo que fue. El cumplimiento de plazos de obra tiene varias aristas, son obras que dependen fuertemente de la participación de la gente; en cuanto al rendimiento de la mano de obra contratada, [hubo que] entender cuál era su rol, que no sólo es de acompañamiento y capacitación, también es de trabajo a la par. En cuanto al tema de los terrenos, algunos fueron donados y otros proporcionados por las intendencias, pero no estaban en las mejores condiciones; eso alarga los plazos. También estuvo presente el tema de los recursos: cada año había algún refuerzo, pero no se sabía cuánto era hasta ese mismo año lo que afectaba la planificación. Además incide el tamaño de las obras: una obra en la que participan 60 familias es más difícil de planificar que las obras que estamos planteando ahora, de agrupar diez familias. Ahora tendremos más facilidad para cumplir con los plazos.