El martes de noche, en Florida, un policía de 29 años se mató de un disparo luego de haber herido de bala a su pareja, de 40 años. Todo sucedió frente a la hija de ambos, una niña de un año. La mujer está hospitalizada pero fuera de peligro. El subjefe departamental de Policía, Ruben Saavedra, sostiene que no se trató de una tentativa de femicidio ni de otro episodio de violencia doméstica. Asegura que ninguno de los vecinos ni la mujer internada declararon haber sido testigos de abusos: “No estaban discutiendo”, añadió. El caso aún no está cerrado; sin embargo, Saavedra pone sus fichas en la hipótesis de que el disparo a la mujer fue accidental y que el policía se mató por culpa. “Todo apunta a que fue un accidente”, dijo.

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El 30 de mayo de 2015 un policía le disparó por la espalda a su ex pareja, Camila, de 19 años, en la puerta de la escuela de su hermano, también en Florida, en Fray Marcos. Cuando ella cayó al suelo recibió otros dos disparos. Camila ya había denunciado a su verdugo por amenazas. Él se terminó matando. Ése fue el cuarto caso en 2015 en el que un policía mató a su pareja o ex pareja con su arma de reglamento. Marcó el vigésimo femicidio del año de un total de 29, según el Ministerio del Interior (MI), 30 según Feministas en Alerta y en las Calles.

En aquel momento, el MI anunció que “frente al lamentable hecho acaecido” iniciaría una investigación de urgencia, “a los efectos de conocer si se cumplieron las disposiciones cautelares expresamente previstas para estos casos”. Se refiere a un decreto que establece, entre otras cosas, el retiro preventivo del arma de reglamento y el “registro del retiro en la historia clínica de la persona ofensora”. A su vez, estipula que el “personal involucrado en calidad de presunto ofensor en una situación de violencia doméstica y/o de género será asistido de manera integral por el servicio especializado para tal fin”. A su vez, el año pasado se aprobó en el Presupuesto la creación de un carné de salud y de aptitud policial para todos los funcionarios que ingresan, que exige una serie de análisis de salud y psicológicos de acuerdo al perfil para el que fueron ingresados, y que debe ser renovado cada dos años. Sin embargo, el presidente del Sindicato Único de Policías del Uruguay, Luis Clavijo, aseguró que todavía esperan que el MI desarrolle “realmente” una política preventiva de violencia y brinde atención psicológica a los funcionarios. Consultado por la diaria, dijo que “aún estamos en veremos”. “El número de suicidios de policías es preocupante”, afirmó, y atribuyó el problema a “diferentes circunstancias”, entre ellas el estrés del trabajo, la carencia de elementos preventivos y tratamientos integrales y la falta de “referentes” dentro de la fuerza. También habló de otro aspecto que enmarcó dentro de la “cultura policial”: “Va a costar muchos años que el policía vaya al psicólogo, porque de por sí es reacio a este tipo de cosas”.