Referentes del Ministerio de Salud Pública (MSP), la Comisión de Zoonosis (dependiente del MSP), el Sistema Nacional de Emergencias, la Organización Panamericana de la Salud (OPS), las facultades de Medicina y Veterinaria de la Universidad de la República (Udelar) y los ministerios de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) y de Turismo se reunirán hoy a las 14.00 en el MSP por los focos de leishmaniasis visceral aparecidos en perros en Salto.

La leishmaniasis es una enfermedad “causada por un parásito transmitido al ser humano a través de la picadura de flebótomos”, tal como la define la Organización Mundial de la Salud. Los flebótomos son insectos muy pequeños que se alimentan de sangre y miden entre dos y tres milímetros. Hay tres tipos de leishmaniasis: cutánea, mucocutánea y visceral; esta última es la que está presente en Uruguay. “Los perros domésticos son los reservorios principales en la transmisión y diseminación de la leishmaniasis visceral urbana”, expresa un folleto de la Comisión de Zoonosis.

“Nos preocupa la leishmaniasis visceral porque está en franca expansión en el Cono Sur, empezó en el año 2000 en un brote en el estado brasileño de Mato Grosso do Sul, en la frontera con Paraguay, y se extendió rápidamente al sur de Brasil, a Paraguay y al norte de Argentina”, explicó a la diaria Yester Basmadjián, docente del Departamento de Parasitología y Micología de la Facultad de Medicina. Fue por esa expansión en la región que en 2010 un grupo de docentes de Medicina y Veterinaria -que Basmadjián integra- empezó a investigar si estaba en Uruguay el vector transmisor de leishmaniasis visceral, denominado Lutzomyia longipalpis. Buscaron el flebótomo y lo hallaron en Bella Unión y en la ciudad de Salto. Continuaron trabajando, con el apoyo de la Udelar, para determinar la estacionalidad del flebótomo y entrenar veterinarios, puesto que la leishmaniasis “no estaba en la currícula de Veterinaria ni de Medicina, porque era exótica en nuestro país”.

En febrero de 2015 el grupo halló el primer brote de transmisión autóctona de leishmaniasis en perros; fue en Arenitas Blancas, una zona de casas-jardín ubicada sobre el río Uruguay, a seis kilómetros de la ciudad de Salto. Identificaron también el vector infectado. “Ya no éramos vulnerables, sino que pasamos a ser endémicos”, explicó Basmadjián. Agregó: “Se disparó la alarma a nivel del Estado. Hicimos la denuncia al MSP, a la OPS, a la Comisión de Zoonosis, al MGAP y empezaron a tomarse medidas”. Se resolvió estudiar el 100% de los perros de Arenitas Blancas. Si bien el estudio no ha concluido, la docente dijo que bajó la prevalencia de la enfermedad de 18% a 11%. Señaló que “igual es un porcentaje muy alto para ser una enfermedad nueva”.

La peligrosidad del tema dio lugar a un proyecto en el que trabajan desde marzo de 2015 las facultades de Medicina y Veterinaria, el MSP, la Comisión de Zoonosis y el MGAP, con el financiamiento de la Agencia Canadiense de Investigación para el Desarrollo. Fue en el marco de ese proyecto que se detectaron los focos en la ciudad de Salto. La noticia fue publicada ayer por El Observador.

Como reguero de pólvora

Gabriela Willat, directora del Departamento de Zoonosis y Vectores del MSP, explicó a la diaria que el proyecto trabaja desde marzo en las ciudades de Salto y Paysandú. “Hicimos una elección de 60 puntos en cada una de las ciudades al azar, y en ellos se colocó una trampa durante tres noches seguidas. Eso lo hicimos en diciembre, porque teníamos que tener determinadas temperaturas para poder capturar flebótomos y alrededor de esas trampas se eligieron cinco perros a los que se les sacó sangre. Estudiamos 300 perros por localidad. En Paysandú dieron negativo los 300 y en Salto encontramos tres perros positivos. Esos tres focos se empezaron a investigar buscando en esas manzanas y en las de alrededor, y en ese nuevo muestreo aparecieron 14 perros”, detalló Willat. Añadió que todavía no están los resultados sobre los vectores, que permitirán armar el mapa de riesgo de la ciudad. Los vectores vuelan alrededor de 100 metros; prefieren las condiciones de humedad, la presencia de materia orgánica y la sombra, así como los gallineros. Por eso se recomienda limpiar todos los fondos. Las condiciones dejadas por las inundaciones son ideales para su reproducción.

Tanto Willat como Basmadjián aseguraron que la enfermedad no tiene cura y que lo que se recomienda es matar a los perros. Los tres perros con la enfermedad detectados en diciembre fueron sacrificados y ahora la Comisión de Zoonosis, que es la que extrae las muestras, está en comunicación con los dueños de los animales. Basmadjián indicó que “90% de las personas sin tratamiento se muere” por la leishmaniasis visceral y que el punto más débil son los niños -que no tienen el sistema inmune totalmente desarrollado-, los ancianos y las personas con VIH. Los síntomas en humanos empiezan de a poco, con una fiebre que se prolonga durante más de dos semanas, el agrandamiento del tamaño del hígado o del bazo, y adelgazamiento. La persona puede morir por infecciones recurrentes y hemorragias. Los perros pueden tener síntomas (parecidos a los de los humanos) o no. Aun así, no hay fármaco que mate al parásito, y el perro, aunque no tenga síntomas, seguirá contagiando flebótomos por medio de las picaduras.

La reunión de hoy será para actualizar protocolos de trabajo y difundir el plan de acción. Se verá también si se ofrecen análisis más generales, para detectar la enfermedad en perros asintomáticos.