Si bien el verano suele enlentecer y refrescar aun más el ya cansino ritmo de la actividad política uruguaya, en la interna del Partido Socialista (PS) no parece haber mucho tiempo para la arena y las sombrillas. El 13 de marzo, cerca de 2.200 dirigentes estarán habilitados para elegir a las autoridades partidarias entre cuatro listas: tres de ellas postulan la candidatura de la senadora y ex presidenta del Frente Amplio Mónica Xavier a la secretaría general del PS, y la restante, al ex ministro de Salud Pública y Desarrollo Social Daniel Olesker.

Ayer el ex jerarca realizó su primer pronunciamiento público, en una extensa carta en la que marca los principales pilares de su candidatura, apoyada por lo que en la interna se considera el bloque “garganista” del partido, actualmente minoritario en la dirección. En varios pasajes de la carta, Olesker resalta su pasado como jerarca, tanto al frente del Ministerio de Desarrollo Social como en diferentes cargos del Ministerio de Salud Pública (MSP), del que también fue titular. “He contribuido a gestar, durante diez años, importantes transformaciones estructurales de cara a la construcción de la igualdad”, asegura. El ex secretario de Estado tampoco deja de lado su pasado y presente sindical, como asesor del Instituto Cuesta Duarte, del PIT-CNT: “Mi vida ha estado signada por el trabajo en el movimiento sindical y en el movimiento cooperativo. Allí he construido mi pensamiento y mi sensibilidad”.

Para Olesker, se trata de un momento bisagra en la gestión del Frente Amplio, para la que es necesario profundizar la “democracia sobre nuevas bases”. Según afirma, “para la continuidad del proyecto de cambio no alcanza con preservar los logros (que por cierto son muchos), sino que es necesario un salto en calidad que nos permita recuperar la ofensiva política frente a una derecha en avanzada en América Latina”. Esto implica, sostiene, “dar un nuevo impulso a la distribución de la riqueza, poner en marcha un cambio en la estructura material y productiva de nuestra economía, superar la hegemonía cultural conservadora, represiva e individualista”.

A nivel partidario, el candidato sostiene que el PS “ha decidido cambiar, en una dirección segura y bien definida, y para eso se necesita una nueva mayoría integradora y convencida de la necesidad de ese cambio en su Comité Central”. Asegura que “la actual mayoría de la dirección nacional, con más de diez años, se encuentra dispersa y hoy se expresa en tres listas”. “Creemos que hay otro enfoque posible y lo expresaremos en una sola lista”, agrega. El candidato también sostiene que su plataforma no será otra que la aprobada por el PS en el último Congreso, celebrado el 14 de diciembre. La opción electoral se llamará Propuesta Socialista y la lista será la número 4.

Un integrante de esta lista dijo a la diaria que la corriente impulsada por Olesker busca “respaldar al gobierno tratando de aportar y mostrando el rumbo que debería ser el adecuado”. Desde su rol como asesor del Cuesta Duarte, Olesker fue muy crítico con el gobierno en varias ocasiones e incluso se enfrentó directamente al director de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto, Álvaro García, quien también pertenece al PS, al expresar que iba a ser necesario aumentar los impuestos a la población de mayores recursos o bajar las exoneraciones a las empresas extranjeras para poder cumplir con las promesas electorales.

El abanico renovador

De las tres listas que apoyan a Xavier, la 1 (denominada Socialistas) se conoce en la interna como la “más oficial”. Además de la senadora, en ella figuran dirigentes allegados a Xavier, como Blanca Elgart, el actual secretario general del PS, Yerú Pardiñas, la senadora Daisy Tourné, la directora general de secretaría del Ministerio de Turismo, Hyara Rodríguez, y el director del Instituto Nacional de la Juventud, Santiago Soto. “La nueva legalidad partidaria nos abre la oportunidad para superar las grifas y rescatar la esencia socialista”, dice un documento publicado a fines de diciembre por la lista. En éste no se desconoce que “están quienes visualizan esta instancia como definición de distintas corrientes de nuestro partido”. Sin embargo, se sostiene que “una vez finalizado el proceso electoral” el espacio para hacer política “será el partido”.

Una fuente de la lista expresó que a diferencia de las otras dos listas que apoyan a Xavier y de la que apoya a Olesker, esta opción es la única que no se define como una “corriente”. “Una vez terminado el debate, la apuesta es a que el lugar de militancia serán los organismos partidarios”.

La lista 2 se denomina Socialismo es Libertad y presenta entre sus principales figuras al ex senador Eduardo Lalo Fernández, el dirigente sindical Fernando Gambera, el secretario nacional de Cuidados, Julio Bango, y la ex diputada María Elena Laurnaga. Este autodefinido “espacio” pretende “mantener la perspectiva de clase pero asumir al mismo tiempo otras luchas emancipatorias que hacen a la ampliación de derechos económicos, sociales, políticos y culturales, que reflejan otras formas de exclusión y opresión en nuestras sociedades”, dice su sitio web. Allí también se sostiene que “los cambios se hacen con y al ritmo que impone la gente” y que “el socialismo es libertad o no es socialismo”. Además, dicen que buscan “un partido que apoye y defienda sin complejos a sus gobiernos, nacional y departamentales”. Respecto de la interna partidaria, dicen que “ha mostrado importantes falencias en los últimos años”, debido a “una confrontación interna mal gestionada que ha debilitado su presencia pública y una estructura que muestra crecientes síntomas de debilitamiento”.

La opción restante es la lista 3, denominada Corriente Socialista Renovadora, y presenta entre sus dirigentes al ex secretario general socialista Manuel Laguarda, el secretario general de la Intendencia de Montevideo, Fernando Nopitsch, el ex intendente de Paysandú Julio Pintos y el ex diputado Hermes Toledo. La lista admite al “socialismo como horizonte”, lo que, se sostiene en una carta firmada el 22 de diciembre, implica “el claro respaldo al gobierno que integramos para impulsar un nuevo paradigma de desarrollo desde las orientaciones del socialismo uruguayo”. Asimismo, se rechazan “tanto las opciones de una izquierda de mercado como de una izquierda que defiende privilegios corporativos, negando así el interés público y del conjunto de la ciudadanía”. Entre los desafíos más importantes, esta corriente visualiza “la superación radical del grave estancamiento de la educación de base, que arrastra desde hace medio siglo”. Para ello, se asegura, “se requiere construir una fuerte rectoría democrática del Estado como representante de la ciudadanía y también del conjunto de la clase trabajadora sobre un sistema educativo fragmentado y feudalizado entre subsistemas”.

Una fuente de la lista 2 expresó que a diferencia de lo que ocurre con el bloque ortodoxo, el ala renovadora “siempre fue algo que expresaba la diversidad del partido, pero en realidad no era una corriente en sí misma”. En la lista 1 ratificaron esta visión: “Hace rato que [el ala renovadora] es una ficción, y si bien en los hechos existía por la anterior legalidad partidaria [que elegía sus autoridades por un sistema de planchas y no por representación proporcional mediante listas], en la que si no te unificabas perdías toda posibilidad de llegar a la dirección, ya no existe una lógica de una corriente única, sino diversas formaciones”. A pesar de esa diversidad, el apoyo de las tres listas a Xavier no es casual, expresaron desde la lista 2: “Nos permite unir muchas cosas: una común del Frente Amplio, el apoyo al gobierno, la articulación con los movimientos sociales y otros temas que representan el ADN del partido”.