Los niños y adolescentes que viven bajo el amparo estatal en los centros del Sistema de Protección (SP) del Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay (INAU) no gozan de un “bienestar cotidiano” y, por ende, es dificultoso el desarrollo sustentable de sus proyectos de vida. El Mecanismo Nacional de Prevención de la Tortura (MNPT) de la Institución Nacional de Derechos Humanos (INDDHH) planteó su preocupación por el estado edilicio y locativo de los centros, pero también porque considera que aún persisten condiciones inapropiadas de atención. Los problemas principales están relacionados con la atención de la salud mental, adicciones y patologías psiquiátricas; la escasez de estrategias de reparación para los que han sufrido vulneraciones graves de derechos; la dotación y traslados de los funcionarios en el INAU y las políticas de egreso.

El MNPT realizó 37 visitas a los centros y familias de acogida del SP del INAU en 2015; 15 en Montevideo y 26 en el interior del país. Además de los problemas señalados, el MNPT advierte que, aunque de “menor magnitud”, son “relevantes” y preocupan “el abordaje de las salidas no acordadas” en centros de adolescentes y los traslados interdepartamentales de los niños.

Cuidar la cabeza

En 28 de los 37 centros de tiempo completo existían tratamientos psiquiátricos; de los 531 niños y adolescentes alojados en dichos centros, 211 estaban tomando alguna medicación, es decir, 40%. El informe señala que “la administración de psicofármacos se encuentra naturalizada” y son “excepcionales los centros en donde esto no sucede o que sólo se da en situaciones puntuales”. Además, el MNPT asegura que son “pocos” los niños y adolescentes que conocen el nombre de los medicamentos que toman o por qué se los dan. “En general, no se brinda información previa ni se solicita consentimiento del adolescente en consideración a sus derechos y autonomía progresiva”, se lee en el informe.

A su vez, se constató que la “respuesta coyuntural” ante situaciones de “crisis” es la derivación a clínicas de atención psicosocial infantil. El MNPT considera que se debe a “las complejidades y falta de herramientas” de los centros; este mecanismo genera que “se prolongue” la estadía “mientras se resuelve un espacio apropiado para la permanencia” de los niños en otros hogares.

En ese sentido, el MNPT recomienda revisar si no se están sustituyendo los procesos terapéuticos que abordan “integralmente” la “singularidad del sufrimiento psíquico” por la medicación. El abordaje que propone mitigar “los malestares” de los niños y adolescentes respecto de hechos pasados y presentes debería permitir “tramitar los conflictos e impactos de los daños psicoemocionales” en sus biografías. Además, el MNPT insta al INAU a que disponga de equipos y tratamientos especializados para afrontar y tratar los casos de abuso sexual, especialmente en el interior del país, haciendo hincapié en los departamentos donde se ha constatado la explotación sexual.

En consonancia con el último punto planteado, el MNPT también afirma que son escasas las estrategias de reparación para aquellos que han sufrido “vulneraciones graves” de derechos, y que no existe una “respuesta sistemática” para los niños y adolescentes que ingresan al SP víctimas de abuso y explotación sexual. Señalan que en el interior del país se agravan las limitaciones de atención y que en Montevideo las derivaciones a organizaciones de la sociedad civil resultan insuficientes para la demanda. La “sensibilización” y “formación” de los funcionarios de atención directa es imprescindible.

El día después

El egreso del SP es complicado; aunque el INAU cuenta con programas de capacitación y “aprestamiento” que preparan a los jóvenes para la primera experiencia laboral si están estudiando, es “muy reducida” la proporción de los participantes respecto del total de la población. A su vez, indican que el trabajo de egreso está a cargo de los equipos de dirección y técnico del centro, que “impulsan la construcción de proyectos para los adolescentes adecuándolos a los recursos con los que efectivamente pueden contar”. Consideran “determinante” esa intervención, más aun teniendo en cuenta que se despliega en el marco de los límites de edad fijados, “no siempre acompasando los procesos internos de cada joven”. Al MNPT le preocupa que por ello se tiende a “precipitar” a los adolescentes en la toma de decisiones o acciones “sin recorrer muchas veces los procesos de maduración y la aprehensión de las herramientas necesarias para la vida, después de la institucionalización”.

Además, advierten que existe un subregistro o directamente una escasez de los proyectos en los legajos o carpetas de cada uno. A eso se le agrega el hecho de que pocas veces el joven cuenta con un “referente” que lo acompañe en el proceso de egreso; el MNPT explica que “no siempre puede sostenerse en la institución, dado el alto tránsito de jóvenes por los centros y traslado de funcionarios”.

Por otro lado, también identificaron que, en general, las capacitaciones y las formaciones específicas a las que concurren los niños y adolescentes en el SP responden a rubros que “se repiten” y tienen un “sesgo de género según el cual la peluquería, refacción de vestimenta y otros oficios tradicionalmente asociados a la mujer adquieren una presencia importante”. En ese sentido, la opción de formación en fuerzas armadas, policiales y militares aparece como una alternativa que se observó frecuentemente en varios de los centros visitados y que el MNPT considera “pertinente problematizar” en la medida en que “representa una cierta continuidad de la institucionalización”.

El MNPT afirma que el traslado de funcionarios entre los distintos centros del SP y el ex Sistema de Responsabilidad Penal Adolescente (Sirpa, actual Instituto Nacional de Inclusión Social Adolescente, INISA) ha generado situaciones en las que los funcionarios que habían tenido “dificultades” en el “relacionamiento” con niños y adolescentes trabajaban en atención directa en los centros del SP. El problema es que se los traslada “sin una completa y apropiada evaluación que fundamente la pertinencia de su continuidad en el trato directo y en las tareas a las cuales la persona será asignada”. Tampoco se evalúan una vez trasladados. Esto “genera especial preocupación” en el marco de una “coyuntura institucional de creación de INISA por la cual una proporción de funcionarios del ex Sirpa pasan a integrarse al SP. El MNPT advierte al INAU la necesidad impostergable de “generar las condiciones para una evaluación rigurosa del personal destinado a tareas de atención directa”.