Ayer Bonomi fue por séptima vez al Parlamento en sus seis años de gestión en el MI. Esta vez lo citó Bordaberry, utilizando un “mecanismo extremo” para abarcar la “situación dramática” de “inseguridad ciudadana”, según explicó el miembro interpelante. El “enorme deterioro de la seguridad ciudadana [...] está confirmado por los propios” estudios del Observatorio de Violencia y Criminalidad del MI, que según Bordaberry indican “el triste récord de la mayor cantidad de rapiñas” en la historia, el aumento de homicidios y hurtos, “a pesar de los altísimos índices de no denuncia”, y la “disminución del índice de esclarecimiento de los delitos”. El senador sostuvo que aunque los recursos humanos y materiales no faltan, el resultado de la gestión ha sido “más inseguridad”. Bordaberry señaló que Uruguay tiene una de las dotaciones de policías por habitante más alta de América y del mundo, 876 policías por cada 100.000 habitantes, cuando las Naciones Unidas recomiendan tener 250 por cada 100.000. Además, aseguró que en 2000 el presupuesto del MI era de 181 millones de dólares y hoy es de 750 millones de dólares; todas las cifras fueron rectificadas por Bonomi, que presentó las últimas del Observatorio.

Bordaberry aseguró que la “pérdida de seguridad”, producto de la “mala gestión”, les “cambió la vida a los uruguayos”, y acusó a Bonomi y al Frente Amplio (FA) de haber llegado al gobierno con una “concepción casi ingenua” de la seguridad. “Ni él ni su partido tenían estudiado [el tema, tampoco] fue su prioridad”: la primera “gran medida fue largar presos a la calle con la ley de descongestionamiento del sistema [carcelario]. Salieron entre 700 y 800 presos, porque si la culpa es de la sociedad y no del delincuente, ¿para qué lo tenemos preso?”, reflexionó. En ese sentido, afirmó que por su “ingenuidad” el FA dio distintas explicaciones a las causas de la “delincuencia”: “Primero, todo era culpa de la pobreza, como si ser pobre o rico significara ser delincuente o no. ¡Un agravio! La enorme mayoría, pobre o no, es gente honesta, como también hay ricos con ingresos deshonestos. El delinquir no depende de la condición social de nadie [...] El mejor juez fue la realidad, que se encargó de demostrarles que están errados. El delito subió pese al gran avance económico”. Continuó explicando que “muchos mayores, conociendo la levedad de las penas a los menores, comenzaron a integrarlos tempranamente al delito” y que la “delincuencia juvenil” también fue y es tratada con “ingenuidad”: sostuvo que el FA explicó que las causas eran “sociales”, pero el tiempo también mostró el “fracaso de ese plan”. Después vinieron las explicaciones alegando que el tema de la “inseguridad” era una “sensación térmica”; después, que era culpa de la prensa por informar demasiado sobre la crónica roja, de la oposición por hablar demasiado de los problemas (“¿somos focas que tenemos que aplaudir?”, preguntó), de la “pérdida de valores y el consumismo”, sobre lo que explicó que “claro que delinquen para comprarse championes, no para meter en la caja fuerte: ¿qué son? ¿ahorristas?”. Luego vino “el cuco de la derecha desestabilizadora”, continuó el senador.

Bordaberry también recordó que en 2012 el MI presentó la Estrategia por la Vida y la Convivencia Ciudadana, que también “fracasó”. Respecto del presente, aseguró que el presidente Tabaré Vázquez tuvo una “actitud mezquina” por haber invitado a las mesas interpartidarias a “los partidos, pero no a sus líderes”, y a “ciudadanos que no tienen partido”, en referencia a Edgardo Novick.

Bordaberry acusó al MI de echarle “la culpa” de la “inseguridad” a la víctima [...] se le dijo que no debió haberse resistido a la rapiña”, dijo (en alusión al asesinato de Heriberto Rafael Prati, el sábado 1º de octubre) y que “si un ciudadano no tiene vínculos raros no será víctima de homicidio”. Añadió, en referencia al hombre que fue baleado en el baño de la tribuna Ámsterdam, que “la culpa es de Nacional, de Peñarol, de Danubio, de la dictadura, de las patronales, de los jueces o de la Suprema Corte de Justicia. Un populismo que busca echar las culpas a los otros y nunca ver la gestión”. También habló de los “lugares donde el Estado no ejerce su autoridad”: la “feudalización” de barrios, cárceles y estadios, y dijo que “el delito es amparado desde el poder institucional”.

En su intervención, Bonomi acusó a Bordaberry de implementar “un relato del miedo”, a lo que el senador contestó: “Vayan a hablarle a la víctima del albañil que mataron. Esto es una crónica de algo que sucede todos los días, que además, como la de Gabriel García Márquez, venimos anunciando hace rato. Es una muerte anunciada”.

Del otro lado del mostrador

Bonomi arrancó por el mismo lugar que Bordaberry, mencionando que esta era su séptima vez en el Parlamento como miembro interpelado, pero le dio otra vuelta de tuerca: esta vez fue “diferente”, porque, “al igual que la inmensa mayoría de la opinión publica”, Bonomi está “convencido de que nada importa lo que pueda decir o aportar, porque ya jugaron”. Dijo que esa fue una “instancia a agotar para después hacer el planteo que algunos anunciaron que iban a hacer hoy: solicitar la censura del ministro y llamar a elecciones anticipadas”. Después se dirigió a “todos los uruguayos”: “Nos preocupa lo que sucede y, honestamente, estamos trabajando para solucionarlo”. Aclaró que no tolera “la delincuencia” y que mostrará “resultados tangibles”.

La intervención del ministro estuvo ordenada en cuatro ejes, cuatro “mentiras” planteadas generalmente por la oposición, en este caso representada por Bordaberry: que Uruguay tiene la dotación policial más alta de la región y el mundo, que “no se puede salir a la calle porque te matan para robarte”, que los niveles de homicidios son los superiores en la región y que la baja de los delito responde a que la gente no denuncia.

Sobre la cantidad de policías, Bonomi dijo que la comparación que realiza Bordaberry es errónea: “Para comparar hay que comparar los policías que están en la calle”, afirmó. En ese sentido, dijo que en realidad hay 421 policías cada 100.000 habitantes y no 839. El ministro explicó que en realidad hay 14.644 policías ejecutivos que están directamente abocados a tareas de prevención, disuasión, investigación y respuesta, y que existen “diversas categorías de personal” que “de ninguna manera” se pueden usar para calcular una tasa de policías si se lo quiere hacer de forma “responsable”. “Los que afirman estas cosas no saben de lo que hablan. Y lo que es peor: no saben que no saben”, afirmó.

Respecto del segundo punto, dijo que que si bien existen casos de muertes en rapiñas, la posibilidad “no se corresponde con el grado de alarmismo que se promueve”. En 2015, 19% de los asesinatos fueron en hurtos o rapiñas, pero en los diez meses transcurridos de 2016 esa cifra bajó a 16%, dijo el ministro. A su vez, dijo que bajó 5,7% la cantidad de homicidios del año pasado a este y que 36% se debe a “conflictos entre criminales”.

Sobre la cantidad de homicidios dolosos, dijo que no “tenemos los peores niveles de seguridad de la región” y que la tasa manejada por Bordaberry, de 14 cada 100.000 habitantes, es errónea: es de 12,3. Por último, sobre la cuarta “equivocación del relato del miedo”, Bonomi dijo que se ha “multiplicado como nunca la forma de denunciar de delitos” y que “no es real que no se denuncia por desconfianza en la Policía”. Acto seguido, mostró un gráfico que indica que 61% de la población confía en la Policía.

El debate

“Bonomi llegó haciendo una especie de acting, una especie de puesta teatral, diciendo: ‘Hablemos en serio’. No solamente hay que hablar en serio ¡hay que actuar en serio! No estamos hablando de la ineficiencia policíaca, sino de la imperfección notoria de la política de seguridad, de la ineficiencia del ministro y su equipo”, dijo en su intervención el senador blanco Jorge Larrañaga. Añadió que “es innegable que estamos mal en materia de seguridad, no porque nos comparemos con el país que elijan, ¡estamos mal porque Uruguay se tiene que comparar con Uruguay! Si nos comparamos así, emerge de manera real e inequívoca que la inseguridad ha crecido”. Posteriormente, Larrañaga dijo que el Partido Nacional sostiene que el problema es más grande que el señor ministro [...] Un cambio de ministro y política puede no ser una solución completa, pero su permanencia es un obstáculo para los cambios, una parte importante del problema”. “Hoy el sistema carcelario es una vergüenza. No sólo el módulo 8 del Comcar [Unidad Nº 4 de Santiago Vázquez]. Hay una situación de extrema gravedad, de inusitada violación a los derechos humanos, que termina incidiendo en la violación de derechos humanos [de la sociedad]. La gente que está presa muchas veces está más libre que la gente que está libre, que paradojalmente está presa”, expresó.

“Señor ministro: le ha llegado la hora de cambiar de trabajo”, dijo el también blanco Luis Alberto Heber, quien le reclamó a Bonomi por no haber respondido las preguntas sobre la relación entre su esposa, la diputada Susana Pereyra, y la barra brava de Peñarol. “Todos sabemos que tiene contacto con el señor Jorgito Rivero, que corea consignas contra la Policía, que pidió que se le hicieran gestiones cundo viajaba fuera del país, que ha hecho gestiones para que no se detenga a barrasbravas. Esto es grave como para que no conteste él”, dijo Heber en referencia a que las preguntas sobre el tema de la violencia en el fútbol las respondió el subsecretario del MI, Jorge Vázquez. Heber también criticó que Bonomi utilice cifras de organismos internacionales, porque no son veraces, y exigió que el MI maneje sus propios números.

El senador frenteamplista Rafael Michelini dijo que Uruguay es “uno de los países de América Latina que tiene más presos por habitante” y que eso tiene que ver con que “la Policía está haciendo su trabajo” y la Justicia también, y criticó a la oposición por “venir a pedir la censura” del ministro cuando el número de delitos están bajando.