¿En qué avanzaron los gobiernos del Frente Amplio (FA) en materia de defensa?

-Existe una ley [marco de defensa] que no existía. Ha habido una disminución de los efectivos bastante importante de acuerdo a la economía del país. Hay modificaciones en la ley orgánica, existe una estrategia aprobada por el Poder Ejecutivo que no existía. Los mecanismos de emergencia tuvieron un cambio sustantivo; están mucho más afinados, y eso se ve cuando hay operativos de emergencia. Es ahí cuando muchas veces se le da valor a tener esos mecanismos y esa disponibilidad de gente. Alguna gente dice que lo podés arreglar con trabajadores del Mides [Ministerio de Desarrollo Social], y no. Porque vos no le podés decir a un trabajador: “Quedate 14 horas acá”. Tenés lío.

¿Y crear un cuerpo de emergencia utilizando los recursos destinados al Ministerio de Defensa?

-Pero tenés que tenerlo bajo ley militar, porque en la ley civil no podés hacer eso. ¿Cómo lo hacés?

¿Con un sistema de guardias?

-No, señor. Vos en lo militar tenés un orden cerrado, y en lo civil no podés aplicar ese criterio. Nos pasó acá en Montevideo. Una madrugada, con una evacuación, plantearon horas extras en el medio de la evacuación y sabés lo que fue. Preguntale al alcalde del Cerro, tuvo unos líos...

¿Hay que reformar la Caja Militar?

-La reforma se está trabajando, hay un proyecto, va a haber modificaciones. No se puede agarrar de rehenes a 50.000 familias de soldados pobres; hay que separar bien los tantos, porque las Fuerzas Armadas actuaron como un seguro de paro, y hay que tener en cuenta eso. Es gente realmente pobre y hay que hacer una diferenciación de clase. Pero sí hay que modificar la ley.

¿Qué le parecen las revelaciones que surgen del archivo Castiglioni sobre el espionaje militar en democracia?

A mí no me sorprende para nada. Desde el punto de vista real, nos espían cuando quieren. No creo que haya mucho espionaje en el Uruguay, porque somos insignificantes, no porque tengan barreras políticas o técnicas. Si estuvieron espionando a la Merkel [Angela Merkel] y a la [ex] presidenta de Brasil [Dilma Rousseff], calculate si podrán. ¿Que no debe ser? Ah, sí, estoy de acuerdo; pero hoy existen recursos técnicos en el mundo que seguro... Además pienso que eso era información bastante vieja y que este era un viejo que tenía esa información amontonada ahí. Está medio fuera de época, porque ahora no se guarda la información así, pero bueno.

Hay un sector de la izquierda que cuestiona la actitud que han tenido los gobiernos del FA con los militares, y en particular la gestión de Fernández Huidobro. ¿Qué opina de esas críticas?

-Yo pienso al revés, que una izquierda que alguna vez se planteó la lucha por el poder debió haber tenido políticas... Una cosa son los militares de la dictadura y otra cosa es que nosotros despreciemos a los militares y se los estemos regalando a la derecha. Eso me parece soberanamente corto. Hay que separar los tantos, lo que fue la dictadura y las consecuencias de la dictadura, y dejarlo aislado. Si yo no tengo política, es facilitar el campo para que la tengan otros.

¿Y tiene la izquierda una política hacia los militares?

-No, no la tiene, claro que no la tiene. Y no la tiene porque prima esa mentalidad prejuiciosa, y se olvidan de que en el mundo ha habido también militares del otro lado, ¿o no? Pero hoy no, estamos como si fuéramos república aparte, separados.

¿Por la historia?

Sí, por la historia. Fijate que cuando vino [Hugo] Chávez acá, a Uruguay, no hubo ningún medio de prensa que le hiciera un reportaje, porque parecía que era un coronel golpista. Eso te da una idea de lo que son los prejuicios.

¿En derechos humanos se podría haber hecho más?

-Probablemente se podría haber hecho más; con el diario del lunes uno a veces ve más. Siempre estabas al filo de caer en cosas que criticaste. La verdad es que nos birlaron la información, y la información que manejamos, trabajosa por secundaria, está ordenada, pero de 80 datos tenés efectivos tres. Y seguramente hubiéramos querido mucho más, todos.

Has dicho, por ejemplo, que “esto se termina cuando nos muramos todos”. Se critica también esa visión de los “combatientes” militares y tupamaros, que deja fuera a una parte de la población que también combatió y fue víctima de la dictadura.

-Sí, sí. Yo creo que siempre van a existir cuestionamientos, porque uno siempre tiene una visión parcial. Pero yo tengo que pensar hacia adelante, y no lucho con un sentido de corto plazo.Si tengo un coronel que me torturó, o que sé que torturó a los compañeros, no voy a tener arreglo jamás. Pero si puedo, voy a ganarle a la hija o a los hijos. Y así hasta el juicio final, porque mi deber es de carácter político. Y no voy a dejar de arrimarme a la hija o al hijo para ganárselo por el hecho del lío que tuve con el padre, porque para mí el problema es avanzar desde el punto de vista político.

Hay gente que ve las cosas distinto. Y a veces la pupila se entrevera en estas cosas. Porque yo no trabajo de juez, trabajo de luchador para cambiar la sociedad. Si fuera juez, sería otra cosa. Para mí es fundamental avanzar hacia adelante.