Después de recibir 29 proyectos, Incubacoop, la primera incubadora de cooperativas del país, seleccionó siete para tutorear, tres más de los previstos en un primer momento, ya que “la calidad de la convocatoria fue tan alta que tuvimos que flexibilizarnos”, explicó a la diaria el gerente de la institución, Alfredo Belo. Entre los elegidos hay cooperativas de más de 50 años y otras aún por formarse; la mitad son del rubro de las Tecnologías de la Información, con diez integrantes en promedio, en su mayoría jóvenes y con “buena presencia” de mujeres.

La Incubacoop surgió como una iniciativa del Ministerio de Industria, Energía y Minería, la Confederación Uruguaya de Entidades Cooperativas y el Instituto Nacional del Cooperativismo (Inacoop) para desarrollar este tipo de modelo de negocios en sectores intensivos en conocimiento, como la biotecnología, la robótica, el diseño industrial y la fabricación de equipos, entre otros, y con potencial de inserción en cadenas nacionales.

Entre los proyectos a incubarse, la mitad proviene del área de la informática y uno, en particular, de la bioinformática: “A lo que apunta es a la detección de organismos patógenos en muestras de alimentos y agua mediante la secuenciación de ADN, su decodificación y comparación con una megabase de datos”, explicó Belo. Otro de los proyectos -por nombrar algunos- es una cooperativa ya formada de ingenieros que pretenden crear un departamento de ingeniería mecánica dentro de su emprendimiento.

También destacan un proyecto de docentes de la Escuela Universitaria Centro de Diseño y otro del sector audiovisual: una cooperativa de artistas que trabaja en el área de contenidos nacionales, tanto televisivos como audiovisuales.

Además, hay una fuerte presencia de grupos del interior: por un lado, de la Cooperativa Agropecuaria Limitada de Mercedes (Calmer), que busca apoyo para desarrollar un software para el manejo de las relaciones con sus clientes; por otro, de una cooperativa de informáticos de Florida que se dedican al desarrollo de facturación electrónica.

Belo destacó la “alta” presencia de jóvenes -“y muy bien formados”- en los proyectos, lo que “augura un buen futuro”. Si bien la mayoría (cinco) aún no están conformados como cooperativas, hay casos como el de Calmer, que cuenta con más de 50 años de historia. Por otro lado, y aunque no fue uno de los criterios de selección, también dijo “ver con muy buenos ojos” la presencia femenina, que en todos los casos fue “fuerte” y en algunos alcanzó el 50%, en grupos que en promedio reúnen a unas diez personas.

Si bien la idea original era seleccionar cuatro proyectos -por la limitación en la disponibilidad de recursos-, Belo contó que, como quedaron “muy contentos” con la respuesta que tuvo el llamado, y dado que “algunos proyectos ya tenían cierto avance” -lo que simplificaba el proceso-, decidieron elevar el número a siete.

Los próximos pasos para los elegidos son la firma de contrato de ingreso a la incubadora, que se realizará hoy a las 15.00 en el Inacoop, y luego las primeras instancias de capacitación; en esta instancia, y para las cooperativas no conformadas, será en valores del cooperativismo. Luego se le designará un tutor a cada proyecto para comenzar las actividades de asistencia técnica en función de sus necesidades y, asimismo, la investigación de posibilidades de apoyo financiero y “todo lo que implica darle vida a un emprendimiento”, resumió Belo.

El gerente de Incubacoop sostuvo que hay interés en mantener el vínculo también con los que no fueron seleccionados en esta oportunidad. “No es fácil encontrar emprendedores, menos cooperativos y menos aun en áreas intensivas en conocimiento, por eso valoramos mucho la calidad de los emprendimientos y estamos convencidos de que vamos a poder encontrar mecanismos de apoyo también para ellos”, afirmó.