“¿Sabías que una de cada cuatro personas puede desarrollar alguna enfermedad mental a lo largo de su vida?” es una de las preguntas de esta campaña, que apunta a concientizar de que a cualquiera de nosotros le puede pasar. “Lo más nocivo de los trastornos de salud mental son los prejuicios”, expresa la campaña, que baja a tierra el tema con frases como “El ‘loco de la esquina’ sin tu prejuicio es una persona que tiene derecho a un lugar donde vivir”. La campaña se apoya en la página web saludmental.org.uy y en las redes sociales.

Los oradores en el acto de lanzamiento fueron el ministro de Salud, Jorge Basso, el director de Salud Mental de la Administración de Servicios de Salud del Estado (ASSE), Horacio Porciúncula, la integrante de Caminantes y representante de los familiares en el Patronato del Psicópata Maris Pérez, el coordinador del grupo de usuarios de la salud mental Asumir Carlos Caldeyro y el representante de la Sociedad de Psiquiatría del Uruguay Ricardo Acuña.

Pérez resaltó que la enfermedad mental es “una temática poco visible”. Habló de reiteradas negativas “cuando salimos en busca de recursos”: al momento de pedir una pensión, al presentarse a llamados laborales o al intentar acceder a una vivienda. “¿Cómo se puede construir una vida si no damos recursos y herramientas?”, preguntó Pérez en diálogo con la prensa. “Con el tiempo, siguiendo un buen tratamiento, logran cosas realmente increíbles, siempre hay un potencial sano que se puede dignificar”, dijo, y agregó que los prejuicios, “además de que etiquetan, condicionan a la persona: ellos dejan de tomar la medicación porque sienten vergüenza u ocultan la enfermedad debido al rechazo”.

El ambiente era auspicioso, más al considerar que el proyecto de Ley de Salud Mental fue aprobado en comisión y que el martes comenzará a tratarlo la Cámara de Senadores. Pérez opinó que la situación “es esperanzadora” porque “la ley va a abrir una nueva perspectiva en la inclusión social, de lograr que [las personas con padecimientos mentales] sean lo más autónomas posible, y eso dignifica a cualquier persona y a cualquier ser humano”.

“Por suerte estamos en un nuevo escenario”, valoró Acuña. Recordó que ayer se cumplían 50 años del Informe sobre salud mental en Uruguay de Pierre Chanoit, consultor de la Organización Mundial de la Salud que ya en 1966 había observado que dadas las condiciones de los asilos psiquiátricos en Uruguay, no cabía hablar de terapéuticas y que “la gran mayoría de estos enfermos en esas circunstancias no se cura”, con lo que daba la idea “de que las enfermedades mentales son incurables”. Acuña comentó que pasaron “50 años de fracasos y violaciones de derechos de muchos pacientes” pero que “esa realidad parece que va a cambiar”. Recalcó que la ley permitirá potenciar la salud mental en el primer nivel de atención -lo que es fundamental para la prevención-, así como el acceso a la vivienda, al trabajo y a la educación. Expresó que es necesario derribar prejuicios sobre la salud mental: “sobre los pacientes, sobre las familias, sobre los psiquiatras, sobre las terapéuticas; es un área plagada de prejuicios”. Con respecto al colectivo que representa, comentó de un paciente que en la primera consulta le dijo: “‘Yo no quiero que me dope’, como si los psiquiatras fuéramos aquellos que vamos buscando gente para doparla, encerrarla y hacerle electroshock”, comentó. Agregó que “todo eso forma parte de la gran mitología y de la falta de información rigurosa”.

“En el siglo XXI la esquizofrenia y otros trastornos mentales tienen solución”, afirmó Caldeyro, que convocó “a todas las personas con un problema de salud mental a concurrir a los centros de salud”. Saludó el proceso de construcción de la ley, que escuchó los aportes de los usuarios, y pidió que luego de que se apruebe “se reglamente a la brevedad”.

Porciúncula mencionó el cierre de las colonias psiquiátricas, establecido en el proyecto de ley, y comentó que “hacen faltan alternativas comunitarias porque no podemos correr el riesgo del abandono de los usuarios”. Saludó la “inserción comunitaria” de personas que padecen “el triple estigma” de tener problemas de salud mental, haber cometido un delito por esas patologías y haber estado internadas en la sala 11 del hospital Vilardebó, destinada a las personas privadas de libertad o derivadas por la Justicia. Celebró que algunas de esas personas, que estaban allí presentes, “puedan estar en comunidad y siendo partícipes de esto”.

Por su parte, Basso hizo énfasis en que existe voluntad política de empezar a resolver el problema lo más pronto posible -“no vinimos a hacer la plancha”, deslizó- y que en el Parlamento también hay voluntad para aprobar pronto el proyecto.