La polémica que los sacó del Ministerio de Educación y Cultura fue haber reconocido que no estaban dadas las condiciones para “cambiar el ADN” de la educación como había prometido el gobierno. En aquel momento, a fines de 2015, Fernando Filgueira, ex subsecretario del Ministerio de Educación y Cultura (MEC) y Juan Pedro Mir, ex director nacional de Educación, dijeron que llevarían el debate más allá de los límites del sistema educativo e intentarían involucrar a otros actores. Anoche, bajo el lema “Cambio educativo y educación para el cambio”, lanzaron la Asociación Civil Eduy21, con la presencia de figuras de la oposición como los senadores Luis Lacalle Pou y Pablo Mieres, el empresario Egardo Novick, y la ausencia de las caras más visibles del oficialismo, salvo Esteban Valenti.

“Lo que se está reivindicado es que no hay políticas que estén reservadas para una corporación, sino que deben ser dirigidas por la población. Esta no es una iniciativa contra nadie, es una iniciativa a favor del país y que toma como eje la madre de todas las reformas, que es la reforma educativa, más importante aun que la reforma del Estado”, dijo Gerardo Caetano, uno de los socios fundadores de Eduy21, en la apertura de la presentación. Entre los socios fundadores también se encuentran, entre otros, Fernando Lorenzo, Javier de Haedo, Alejandro Atchugarry, Ana Ribeiro, Richard Read, Luis Pedernera y Gonzalo Frasca.

Según explicó Filgueira, que la presidirá, Eduy21 es una iniciativa ciudadana que se propone convocar a una “gran movilización de capacidades en la sociedad”, basada en tres pilares fundamentales. En primer lugar, debatir y colocar en la agenda el debate del “para qué y el qué” de la educación, y luego plantear los resultados en un “cómo técnicamente robusto” que aporte a una “hoja de ruta” con la que interpelarán al sistema político, en un “sentido constructivo”. Como segundo pilar, una convocatoria a docentes, directores de centros, desarrolladores curriculares e investigadores por medio de una “agenda de acciones” que combinará seminarios, debates, becas, pasantías y talleres, y tendrá como objetivo “contribuir a debatir en la comunidad educativa los grandes ejes de cambio que se requieren desde un punto de vista técnico y político”. Como último pilar, Filgueira habló de “hacer carne” en la sociedad algo que “sabemos que forma parte de nuestra identidad pero últimamente no aflora con claridad”, y que es que somos “hijos de la educación”, para referirse tanto a los padres, las madres, las familias y los estudiantes, que deben estar “fuertemente involucrados” en las comunidades educativas. Denise Vaillan, integrante del comité académico de la iniciativa, explicó que “no se trata aquí de ofrecer recetas, pero sí de consensuar cuáles son los ingredientes esenciales de una buena receta”.

Por su parte, Renato Opertti, uno de los impulsores de la iniciativa, que actualmente coordina el Programa de Innovación y Liderazgo en Currículo, Aprendizaje y Evaluación de la Oficina Internacional de Educación (OIE) de UNESCO, habló de la necesidad de jerarquizar el rol de los docentes: “El docente es el decisor por excelencia en un sistema educativo. Pensemos un sistema en el que las diferentes partes que lo integran estén enfocadas en el aula. Ese es el enfoque fundamental de Eduy21: rescatar, valorizar, jerarquizar, y profesionalizar al docente y al alumno como los protagonistas de la educación”. Planteó que la discusión muchas veces se da en los “contornos”, al discutir sobre “ladrillos, insumos, contextos”, y no sobre educación. En esta línea, habló de “revisar el paradigma educativo”, ya que “se basa en la transmisión de conocimiento al estilo magistral, y el mundo que se viene es un mundo en el que los alumnos ya no son solamente usuarios sino productores del conocimiento. Se necesita transmitir competencias y capacidades para enfrentar los desafíos de la vida cotidiana”.

En su turno, Mir explicó que el problema de la educación no es solamente el de un “ránking futbolístico de pruebas PISA” ni el de cierta cantidad de días de clase. A pesar de que dijo que no abordaría ese asunto, mencionó como al pasar el “loco y tonto calendario escolar de un país, que lo decide el Ministerio de Turismo y no la neurociencia ni el Ministerio de Educación”. Además, dijo que estaban todos ahí compartiendo la preocupación: “No vamos a sacar cuentas, ni discursos de barricada tontos, ni a construir tontas antinomias que nos lleven a estancarnos de nuevo. Porque sabemos que, a pesar de los avances que pueda haber habido, nuestra educación atraviesa una crisis estructural”. Expresó, además, que en una sociedad sumamente compleja, “que les exige a nuestros hijos ser felices ya, comprar ya, atender 14 pantallas y pensar en el exitismo como excelencia”, el viejo dispositivo del maestro o profesor queriendo compartir un conocimiento complejo se ve “sumamente interpelado”. Mir agregó que no habrá unanimidades, hegemonías ni homogeneidades en las propuestas, pero sí hay ciertos puntos que “el país tiene que modificar”, entre los que destacó la estructura de la carrera docente, la gestión de los centros educativos, el salario docente, el tiempo que los niños permanecen en los centros educativos y cómo están allí, y la atención desde la primera infancia. En esta línea, adelantó que la idea es intentar construir una propuesta antes de las próximas elecciones, que pueda ser una “hoja de ruta” para el próximo gobierno. Enseguida, volvió a polemizar: “El poder político tiene en esto una obligación central. Un político que no respeta a sus maestros no merece ocupar ningún cargo representativo”, dijo, y fue interrumpido por aplausos que seguramente recordaban a la titular del MEC, María Julia Muñoz. “Un maestro que no escucha a sus niños tampoco merece ser un maestro”, finalizó.